Facilitadores y Sobrevivientes del Apocalipsis
14/12/2023
Autor: Oscar Leyva

El subgénero de la ficción post-apocalíptica, donde podríamos ubicar toda la literatura, cine y contenido sobre los zombis, se basa en la premisa de que la civilización ha dejado de existir tal como la conocimos, y que resta recoger los pedazos de una sociedad que se nos desmoronó, aprender a sobrevivir y descubrir los resortes que activan esta nueva maquinaria social que no comprendemos del todo.

Se nos acabó el mundo y la sociedad acostumbrada a ciertos valores mira con añoranza las cenizas de su civilización. La humanidad se revierte a una etapa anterior, o por lo menos extraña. En la nueva sociedad no hay certezas, y sin red de seguridad nos caímos al abismo y aterrizamos en un mundo extraño, sin verdades, sin sentido común y sin horizonte de esperanza. 

La imaginación humana es muy poderosa. Si no me cree, pregúntele al sujeto que está escribiendo sobre zombis para entender la crisis de nuestro tiempo. Nos encanta elaborar (¡y creer!) complicadas teorías conspiranoicas para explicar los problemas y desafíos que enfrentamos. Sin pudor nos entregamos a las historias que simplifican, explican y sobre todo, que confirman nuestros sistemas de creencias previos. Nos encanta imaginar que detrás de nuestra desgracia hay un villano maloso frotándose las manos, maquinando planes malignos en una guarida adornada con cráneos humanos y otros fetiches funestos, averiguando cuál será el mejor modo de conquistar el mundo. Temo decirle, amigo cazador, que la realidad es mucho más sencilla (¡y anticlimática!). No fueron malosos colmilludos y de uñas afiladas vistiendo túnicas negras quienes nos trajeron acá, sino facilitadores de a pie que abiertamente apoyaron a los verdugos de nuestra civilización.

Los facilitadores del apocalipsis zombi son gente común y corriente, como usted y como yo, que favoreció con sus decisiones, condescendencia y hasta pereza el advenimiento de los muertos-vivientes. La diferencia radica en que ustedes, mis poquísimos lectores, están entrenándose como cazadores, aprendiendo los pormenores y características de los zombis del siglo XXI y, sobre todo, están vacunándose contra la infección a través de la reflexión, la crítica y la constante revisión de sus propias creencias. Los demás, los no entrenados, no tuvieron la misma suerte o el mismo cuidado por combatir y, con su desidia, favorecieron la propagación de ideas zombi entre la población. Los facilitadores del apocalipsis son personas que, a falta de crítica, se entregan sin resistencia y hasta con entusiasmo a los productos milagro de la ideología. Nos lo recuerda Milan Kundera: “los que crearon estos regímenes criminales no fueron los criminales, sino los entusiastas, convencidos de que habían descubierto el único camino que conduce al paraíso”1.

Sobre el tema de los facilitadores también escribió una pluma mucho más prolífica que la de este humilde cazador: la de Macario Schettino: “Esta columna ha insistido, desde hace décadas, en que la gran tragedia en México no viene de esos grupos [los facilitadores]. Quienes nos han fallado han sido los medios de comunicación y la academia. Es de ahí de donde debieron llegar las propuestas de transformación, las ideas, la movilización”. Puede leer el artículo de Macario Schettino sobre los “facilitadores” aquí.

En el Apocalipsis Zombi de la Vida Real, hay que superar diversas amenazas para sobrevivir. La más evidente de ellas es la horda zombi, la muchedumbre de no-muertos que dio al traste con nuestra civilización. Los zombis son la cara más visible del apocalipsis, la amenaza obvia, son el peligro que primero salta a la vista en la grave situación en que nos encontramos. Pero la amenaza zombi es apenas la fachada del problema, y si me apresuran, la menor de nuestras preocupaciones.

Tal como aprendimos cuando introdujimos el concepto de kitsch, hay que ir más adentro, animarnos a desentrañar de lo profundo la verdadera amenaza. Porque si los zombis son la fachada del apocalipsis, es nuestro deber sortear esta distracción e ir al fondo. ¿Cuál es, entonces, el verdadero peligro? Allá vamos.

¿Quiénes sobrevivieron al apocalipsis zombi? Pues sobrevivieron los cazadores de zombis mejor entrenados, evidentemente, pero no fueron los únicos. La realidad es que al apocalipsis sobreviven los más astutos, hábiles y mejor adaptados para prosperar. Con tristeza descubrimos que esos mejor adaptados no son necesariamente adalides de moralidad, no son líderes inspiradores, modelos de civilidad. Lo que suele ocurrir es que se impone la ley del más fuerte y los abusivos, los tiranos, los violentos encuentran las condiciones ideales para instaurar modos de vida que someten a los más débiles. Es muy raro, pero aunque no lo crean, amigos cazadores, el apocalipsis zombi beneficia a unos cuantos: a esos que en una cultura un poco más civilizada no habrían podido operar con la violencia y el desdén con que lo hacen actualmente.

Recuerden, amigos cazadores, que los zombis son apenas la superficie de este pantano apocalíptico en que nos encontramos. La amenaza real son los que se benefician del apocalipsis. Siempre que esté por desesperarse tratando de desentrañar los verdaderos peligros de nuestra realidad pregúntese: ¿a quién le conviene que las cosas estén así? Probablemente así encontrará algunas pistas. 

¿Quieres leer más sobre el apocalipsis zombi de la vida real? Accede al blog del cazador de zombis.

Seguimos avanzando, un zombi a la vez.

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1 Kundera, Milan. “La insoportable levedad del ser”.