Día Internacional de la Mujer
11/03/2024
Autor: Dra. Cintia C. Robles Luján
Cargo: Profesora Formación Humanista y de la Facultad de Filosofía y Teología

“No sólo queremos un trozo de pastel, sino que queremos

 elegir también su sabor y saber hacerlo nosotras mismas”.

Ela Bhatt, fundadora de SEWA 

(Asociación de mujeres trabajadoras independientes).

 

“Cada 18 segundos una mujer es agredida” 

(ONU).

 

El Día Internacional de la Mujer, tiene su inicio en la ONU hacia 1975, como resultado de las manifestaciones de mujeres en Europa a principios del siglo XX, donde reclamaban el derecho al voto y mejores condiciones en materia laboral e igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Por su parte, en 1955 se aprueba en México la reforma constitucional del derecho de la mujer al voto, logrando su acceso –como derecho fundamental– a la democracia en un país en desarrollo.

Cada 8 de marzo es una oportunidad tangible, donde, como cada día, se piensa tanto, se dice tanto, se exclama tanto, compareciendo, sin duda, ante nuestro propio tiempo, un tiempo convulso. En este día se convoca y se abren una pluralidad de caminos, se abren fronteras de distintas realidades para fortalecer los vínculos o integrarse a una tradición encarnada en clave femenina, una tradición que se ha transformado en una gran comunidad, cuya acción política las conduce a asumir una participación activa de los asuntos públicos: igualdad, justicia, desarrollo y paz. Las mujeres se unen o buscan unirse, vincularse, empatizar, a partir de paradójicas circunstancias desiguales de distintos órdenes para visibilizar extraordinariamente sus capacidades humanas desiguales; con un modo de ser propio y único, con una dignidad que debería ser respaldada por las instituciones y las leyes, en la lucha por dejar atrás “su valor instrumental”.  Es decir, cada mujer ha tenido que potenciar sus capacidades para enfrentar distintas circunstancias, algunos le llaman resiliencia, otros valor o fortaleza, empoderamiento, todas conducen a una misma idea, nacen en el mismo horizonte que se transforma en un proyecto de vida: sobrevivir. 

Esto nos lleva a dos preguntas de gran relieve: ¿qué está pasando entre nosotros?, ¿cómo sobrevivimos ante algunas circunstancias límites: violencia, enfermedad, depresión, pobreza, desigualdad, desempleo, etc.? Hoy, hay una posición histórica de la mujer, porque ha contribuido y sigue contribuyendo en el tejido de su propio tiempo, construyendo sus propias narrativas, a partir de los recursos de los que dispone y de los que no, los crea a partir de sus capacidades que le permite hacer y ser para sobrevivir “en la tarea secular de tejer la tela de la historia”. 

Pensamos que poner en óptica estas cuestiones no es la solución, pero nos permite vislumbrar la realidad actual, camino que ya estamos recorriendo, los hilos que se están tejiendo y la heroicidad de la mujer frente a las circunstancias desiguales, tan cósmica como racional en el ejercicio de “una fina y limpia labor política, que quiere decir no más que acción sobre la cosa pública, acción que supone un amor y un conocimiento” y, en esta medida, tanto hombres como mujeres estamos llamados a hacer política

Sin lugar a dudas, se ha ganado desde un marco constitucional y político importantes espacios de visibilización, de accesos y de derechos fundamentales de la mujer, pero aún aguardamos la entrada de la mujer en el imperio de la dignidad. Mientras tanto, seguiremos participando –pasiva o activamente, individual o colectivamente– de los asuntos de la vida pública, enfocando nuestras capacidades, ideas y proyectos en el ejercicio de nuestra libertad.