Tres enfermedades organizacionales (#1 Juntitis)
13/03/2024
Autor: Dr. Jorge Medina Delgadillo
Cargo: Vicerrector de Investigación

Todas las instituciones y organizaciones del siglo XXI tienen problemas; las educativas no son la excepción. En una Universidad, incluso, se pueden agudizar o focalizar dichas problemáticas. Siendo muchas las enfermedades que hoy padecen las organizaciones, quiero hablar sólo de tres, las que a mi parecer son las más cotidianas y las más generalizadas (juntitis, aplausofilia y pseudorrespetomas). 

Antes de comenzar, permítaseme un paréntesis pragmático. Un día platicando con una funcionaria del gobierno perteneciente a la Secretaría de Salud, me comentaba sobre la complejidad de distribuir el presupuesto de gasto en bienes y servicios sanitarios según población de impacto y otros criterios. Si el presupuesto para abastecer de medicamentos no es suficiente para garantizar la cobertura universal, ¿cuál es el criterio a seguir por parte de un sistema público de salud? Durante la plática, esbozaba un criterio cercano al de “maximin” (postura que maximiza beneficios, minimizando pérdidas…) 

¿Las tres enfermedades de las que hablaré –una hoy, las próximas dos en las siguientes entregas– son las más grandes y peligrosas enfermedades de las organizaciones? No. Por supuesto que hay problemas más serios y graves. Siempre habrá hospitales de “alta especialidad” para atender al 1% de la población que padece cosas gravísimas o extrañísimas. En esta columna me enfocaré como si fuera un consultorio “simi”, esos que atienden el 80% de los problemas de salud, problemas no necesariamente graves, pero sí frecuentes y generalizados (gripes, cólicos y fiebres), problemas que desgastan porque son enfermedades que casi todos padecemos y las hacemos padecer a los colegas.

Juntitis

Etiología y diagnóstico

Inflamación de las organizaciones por exceso de juntas. Cada miembro de la organización se considera en el "derecho" de convocar a cuanta junta le parece importante para comunicarse con sus compañeros (lo cual se puede hacer de manera simple por otros medios) o para emprender proyectos, para tomar consejo, o para delegar tareas, para recibir aprobación, para regañar, para todo. 

Hay gente que piensa que la aspirina de todo malestar organizacional es "la junta".  

La juntitis quita valioso tiempo a la agenda de la semana. De esta manera, de junta en junta, el residuo de horas útiles se vuelve cada vez menor. ¿Qué pasa? Pues que comenzamos a preparar mal las clases (pues no hay tiempo), a leer menos y a estudiar menos (pues no hay tiempo), a escribir nuestros proyectos con faltas de ortografía o sintaxis (pues no hay tiempo para corregirlos o para esmerarnos en hacerlos), a atender a destiempo a nuestros estudiantes, profesores, clientes, etc. (pues no hay tiempo), y así sucesivamente. Ya no hay tiempo, deje usted de "calidad", ni siquiera de "cantidad".

¿Qué pasa entonces cuando las cosas se comienzan a hacer al "ahí se va" porque hay muy poco tiempo debido a la juntitis? Pues obvio: convocamos una junta más para ver qué problemas tenemos y cómo podemos enfrentarlos (metajuntitis). Incluso podemos crear una junta para programar las juntas que habremos de tener (hiperjuntitis). Luego ocurre que vamos a juntas a las cuales, el primer punto es ser conscientes de qué trata esa junta a la que ya estamos asistiendo.

Lo peor: en plena junta hay gente dedicada a ver su ordenador y a revisar su celular para contestar la información que no pudo entregar a tiempo. Sí, ¡en plena junta! y a la vista de todos, la ansiedad postjuntitis bloquea la conciencia, mina la concentración y nos hace cínicos. La juntitis favorece el que las juntas sean cada vez menos interesantes y menos atendidas. Nadie se preocupe, los más distraídos y cínicos en las juntas, suelen ser los más ágiles programadores de las siguientes. 

Tratamiento

Pongamos un alto al agobiarnos unos a otros. Todos podemos y debemos detener esta dinámica tan lamentable en que hemos caído. Tengamos el mínimo indispensable de juntas. 

Vayamos a las juntas preparados: cada uno haciendo la tarea de manera que las juntas se vuelvan estratégicas, claras y productivas. Consideremos como falta de respeto a los colegas el ir a "enterarnos" a una junta de qué se trata, a no aportar nada, a tomar apunte, o bien, a reventarlas con actitudes negativas. 

Pongámonos atención unos a otros en las juntas. Si necesitamos tomar notas o buscar algo en el celular para complementar una participación, adelante, es obvio que ese uso de la tecnología es bienvenido; pero abrir ordenadores para contestar emails pendientes mientras un colega expone algo importante es una mentada de madre. 

Seamos muy profesionales. Ocupemos el tiempo individual de oficina en trabajo esmerado, bien hecho; aprendamos a trabajar en binas o ternas, en proyectos concretos de fácil monitoreo y retroalimentación.