El Clamor de la Verdad
27/04/2024
Autor: Joaquín Moreno Poblano
Cargo: Estudiante de Trabajo Social y Misionero Idente

 ¿Consideras que la dictadura del relativismo predomina en el mundo actual? Si al igual que yo tienes la intuición de que descubrir la verdad es posible, quizás te interese leer las palabras de alguien que dice ser testigo de la Verdad.

Al iniciar esta búsqueda, pronto me di cuenta de que implicaba una exigencia diaria y categórica: Yo decido decir la verdad a mis padres y a cada persona que conozco, decido defender la verdad en mi universidad y en mi trabajo, decido dejar las apariencias y trato de ser auténtico. La verdad me ha exigido escuchar, escuchar a mi familia, a mis amigos y a otras personas que piensan diferente a mí. Ante la verdad, he descubierto que muchas mentiras me esclavizan, me impiden ser libre; pues he sido testigo de cómo la mentira siempre lleva a la esclavitud. Pero más que decidir entre la verdad y la mentira o discernir entre verdades, descubrí que este valor escondía un misterio que valía la pena profundizar.

Cuando me dijeron que el ser humano tiene una facultad que le permite entender, penetrar y contemplar los grandes misterios de esta vida, quedé conmovido. A partir de entonces, me di cuenta de que esta búsqueda exigía un enfoque más profundo, y continué tratando de ser congruente con este valor, pero ahora con un enfoque espiritual. ¿Y qué descubrí con este nuevo enfoque? Que la verdad tiene un fundamento superior: la Verdad.

Este es mi testimonio: soy testigo de la Verdad. Y descubrí que la Verdad no era algo abstracto -no podía serlo-, es una Persona, Cristo. Y a diferencia del relativismo y la mentira, la Verdad da dirección y sentido a la vida, me muestra la verdad de mi vida y de mi vocación, me infunde verdades que nunca hubiera imaginado razonar, me permite conocer más acerca de mí, me hace madurar, me hace crecer.

Y algo muy doloroso y gozoso que descubrí es que esta búsqueda tiene como uno de sus momentos culmen la contemplación de un clamor. La Verdad que cuando agonizaba en la cruz, clamó: «Ahí tienes a tu madre». Estas palabras, que continúan resonando hasta nuestros días, las he interpretado así: «¿Quieres descubrir la Verdad y no sabes cómo alcanzarme…?, ¿quieres conocerme y no sabes cómo unirte a Mí? ¡He ahí a tu madre!». Compatriotas mexicanos y hermanos guadalupanos, ¡tenemos la bendición de tener como madre y emperatriz a la Virgen de Guadalupe! Si creen que es posible descubrir la verdad de tu vida, de tu vocación, en tus estudios, en tu trabajo, puedes iniciar tratando de responder las mismas preguntas que yo me hice: «¿Quién soy? ¿De dónde vengo?, ¿A dónde voy?». Pero es preciso hacerlo obedeciendo las palabras de la Virgen, y los exhorto a meditarlas en la oración: «Hagan lo que Él les diga».