No sé cómo titular esta carta, pero tiene que ver con el 2 de junio
27/05/2024
Autor: Dr. Jorge Medina Delgadillo
Cargo: Vicerrector de Investigación

Queridos estudiantes:

Si siempre hay que hablar con respeto a los jóvenes, ahora con mucha mayor razón hay que hacerlo. Respetarlos es reconocer su mayoría de edad, su capacidad de comprensión y su altura histórica, por eso se les ha de hablar con buenos argumentos, ejemplos, desafíos y contrastes. Darles todo masticado y en la boca es faltarles al respeto; darles una conclusión a la que ustedes pueden llegar es no reconocerles capaces de alcanzar con sus fuerzas la meta.

Pensé en varios títulos para la presente carta. Pudo haber sido: “Dictadura o democracia”, pero hubiera resultado demasiado chocante, drástico y tendiente al chantaje emocional. Un joven me hubiera dicho que cometí falacia de falsa disyunción, acompañada de dramatismo innecesario. Y, aunque para mí, a la alternativa ‘dictadura o democracia’ se reduzca todo este proceso electoral 2024, y lo vea cada vez con más claridad, por atención a mi joven lector, rechacé esta idea y pensé en algo más apropiado y menos patético.

También pensé en otro título: “Sobre algunas canciones por las que vendemos el alma al diablo”, pero los que no me conocen hubieran pensado que hablaría de rock satánico o del Malleus Maleficarum. Pero la verdad es que no, mi intención era hablar de la estupidez que están a punto de cometer algunos al cruzar papeletas electorales afines a una canción naranjosa y guapachosa y nada más que eso, una canción que restaría votos a la real oposición, favoreciendo a una ficticia oposición palera, ridícula y lamebotas puesta por el gobierno en turno para captar votos juveniles que, con toda seguridad, no obtendrá, pero que tampoco quiere que vayan a la real oposición. Por eso crearon un tercero, un viejo truco aderezado con nuevos experimentos de marketing político y redes sociales. Pero deseché mi opción también por apelar a entidades demoniacas cuando lo que quería era retomar un dicho popular y nada más que eso.

Se me ocurrió otro título: “Ok. Desconfía de mí, pero pregúntale a ChatGPT cómo empezó la actual dictadura en Venezuela”. Creía que esto iba a despertar un interés al menos de búsqueda en la IA, y el curioso interesado encontraría información sobre los pasos que fueron sucediéndose uno a otro en la hermana nación venezolana: control de medios de comunicación, llamar “traidores” a los opositores, desaparición de organismos autónomos, cooptación del ejército, reformas constitucionales para acaparar más poder, represión a disidentes, elecciones controversiales por carecer de imparcialidad, pleito con los jueces hasta que los sometieron, los corrieron o los mataron, declive económico, carestía de recursos para seguir pagando becas, pobreza generalizada, amenazas y hambre, corrupción de las cúpulas, etc. Pero me hubieran objetado que la 4T no está destinada a ser otra Cuba ni otra Venezuela, que nuestra izquierda sí sería fiel, santa e inmaculada… y la verdad, no tengo interés en debatir con fanatismos que no distinguen religión de política. Ya tenemos demasiado con Putin, Alí Jamenei, Netanyahu, Trump… prefiero no ir por esa vía. Además, me pedirán que demuestre la imparcialidad de una “inteligencia artificial” y la verdad no sé cómo acometer tal empresa. 

Se me ocurrió otro título más: “El principio del mayor bien posible”. Encontré cuatro textos valiosísimos al respecto, uno de Pablo VI (9 dic 1976), otro de Benedicto XVI (1 dic 2012), otro de Francisco (24 ene 2022) y uno más de la Academia Pontificia para la Vida (15 mar 2004). Este último es el más explícito y habla de que resulta éticamente justificable que -aunque uno no esté del todo convencido o las circunstancias no sean las idóneas-  se vote por la opción que en el momento resulte “el mayor bien posible o la máxima reducción del daño”. Me gustó una idea que ahí se maneja: “conviene recordar que toda persona tiene, hic et nunc [aquí y ahora], el deber moral de hacer todo el bien concretamente posible; y es innegable que eliminar o disminuir un mal constituye, de por sí, un bien”. Pero pensé en el rechazo que a algunos les produce citar documentos doctrinales, personas que nomás escuchan que proviene de la Iglesia y, en vez de ver lo que de interesante y razonable tiene el texto, lo arrinconan a la zona del conservadurismo religioso del cual hay que alejarse para mantenerse asépticos. Como si por TikTok e incontables influencers de otras plataformas que se escuchan a diario, no se destilaran litros y litros de fakenews, mentiras e ideología. 

Pensé en otro título: “Algunos constructores del renacimiento mexicano: Bartlett, Imaz, Nahle, Salgado, Yeidckol, Monreal, Mayer, Lomelí, José Ramón y Andy, Gertz, Ana Gabriela, Cuauhtémoc, Cuitláhuac, Amílcar, Mario…” Recordé una frase que a muchos mexicanos nos cimbró y hasta nos emocionó el día de la toma de protesta del actual mandatario como Presidente de la República: “se acabará con la corrupción y con la impunidad que impiden el renacimiento de México”. Yo sí quería –y sigo queriendo– el renacimiento de México. ¡Para eso me levanto todos los días! Yo sí quería –y sigo queriendo– que se acabe la corrupción y la impunidad: son el peor lastre que impide nuestro desarrollo. Por eso, en la actual administración, me duele muchísimo ver las mansiones, los terrenos, la opulencia, la incongruencia, el cinismo, el clientelismo, cómo lucran con el rencor, la división de mi patria, el rumbo de la historia. Pero también veo que es tiempo de vacas flacas en la oposición; presidentes de partidos políticos con una larguísima cola que les pisen, políticos pragmáticos que abandonaron todo ideario, personas que son cobardes y no alzan la voz porque seguramente les tienen armados varios expedientes en la Fiscalía. ¿Para qué hacer una guerra de nombres? ¿Qué gano con investigar dónde hay más mierda e incongruencia?

Total… después de cinco intentos tomé la decisión de dejar como título el siguiente: “No sé cómo titular esta columna, pero tiene que ver con el 2 de junio” y lo que te quiero decir, querido alumno, son cinco cosas:

Este 2 de junio: 1) Vota por la democracia. 2) Que no te mareen con canciones. 3) Investiga la historia de las dictaduras latinoamericanas. 4) Piensa cuál es el mayor bien posible y cómo reducir el daño a futuro. 5) No des ni un voto a corruptos e ineptos. Confío en ti, confío en que lo harás muy bien. Eres mayor de edad, te reconozco competencia, criterio y capacidad para tomar buenas decisiones. Somos compañeros del mismo barco y tú, querido joven votante, también llevas un remo de la embarcación donde ambos navegamos. Creo que en estos días que faltan para la elección, pensarás, investigarás y llegarás a la mejor decisión. Sé que votarás con mucha responsabilidad y eso me llena de esperanza.

Con afecto,

Su profesor Jorge Medina