Lazos que Trascienden: El Mensaje del Dr. Edgar Eslava en el Global Summer UPAEP
17/07/2024
Autor: Dr. Edgar Eslava
Cargo: Profesor Global Summer// Universidad de Santo Tomás en Chile

Durante la clausura del Global Summer UPAEP, el Dr. Edgar Eslava, Profesor de la Universidad de Santo Tomás en Chile, ofreció un discurso profundo y conmovedor que resonó entre todos los presentes. En su intervención, el Dr. Eslava destacó la importancia de la unidad espaciotemporal en la educación y la vida, haciendo una analogía con la física para subrayar cómo la experiencia en UPAEP ha transformado a los participantes. Habló con emotividad sobre los lazos forjados, las experiencias compartidas y el impacto duradero de este programa en sus vidas. A continuación, presentamos el discurso completo para que puedan revivir cada uno de los valiosos mensajes compartidos durante este significativo evento.

 

Señoras y señores autoridades académicas de la UPAEP.

Miembros del equipo de Internacionalización de la Universidad.

Compañeros de trabajo académico.

Global Summer Community.

 

Buenas tardes,

En la historia de la física, se destaca siempre como relevante el momento en que se dejó de entender al espacio y al tiempo como entidades separadas, y se dió paso a la comprensión de que en realidad, sin importar la escala, la del universo como sistema o la de las partículas elementales , tiempo y espacio han de comprenderse como una unidad. Espaciotiempo es el nombre con que nos referimos a ella. Ayer, México y Junio, un lugar y un tiempo eran entidades aisladas. Hoy, UPAEP es el punto de convergencia, una unidad espaciotemporal que usaremos como referente por el resto de nuestras vidas.

Mañana a esta hora estaremos iniciando el recorrido que nos ha de llevar de regreso a los lugares de los que partimos hace poco menos de un mes; antes de que Puebla fuera lo que hoy es para cada uno de nosotros; antes de conocerles, antes de que nuestros caminos se encontraran como resultado de su generosa e invaluable invitación.

En los terminales aéreos, dentro de las múltiples preguntas que los oficiales de aduana nos van a formular, habrá una a la que será en verdad difícil de responder. Esa pregunta será: ¿Lleva de regreso cosas adquirida en México y que quiera declarar? Como las estaciones oficiales de los aeropuertos no son lugares para chistes ni ironías, [no veo respondiendo “ni te cuento los chilaquiles, las cemitas, los chiles en nogada ni los moles poblanos que llevo encima, no precisamente en la maleta], la respuesta a la pregunta será que ciertamente no. Técnicamente, no llevamos esa clase de objetos por lo que nos cuestionan las aduanas, pero en el fondo de nuestros corazones sabremos que estaremos mintiendo, pues en verdad no solo una sino muchas cosas de las que llevamos dentro, no de nuestras maletas sino de nosotros mismos, deberían ser declaradas. Por importantes, por hermosas, por su valor intrínseco y por su valor práctico es claro que las debiéramos declarar. Eso haremos en este momento.

Declaro, podría cada uno de nosotros decir, que me estoy llevando a Puebla en mi memoria, a su Gente en mi corazón y las Personas que aquí he conocido justo entre las otras dos. He transformado mis ideas en trazos concretos, mis planes en acciones, mis bocetos en imágenes y mi potencia en fuerza viva cada vez que tuve la oportunidad. Cada nuevo diálogo, cada nuevo encuentro, se abrió ante mi como una oportunidad única para escuchar y para hacerme escuchar, para exponer ideas propias y escuchar las ajenas, para construir en comunidad. Llevo en mí dos mundos que se han encontrado y tanto quienes partimos como quienes se quedan lo podemos atestiguar. Estoy llevando conmigo las historias contadas y aquellas que quedaron sin relatar, las preguntas que se hicieron y todas las que olvidamos formular.

Declaro, continuaría la confesión en boca de cada uno de los profesores del Global Summer, que llevo una alegría inmensa, agradecida sí, emotiva también, pero fundada en los lazos personales y profesionales que he logrado tejer, establecida en los términos comunes del lenguaje de la academia global: llevo mi pertenencia a nuevos grupos, mi aporte a nuevos proyectos, mi compromiso de escribir y de investigar. Sí, la carga parece exagerada, pero ¿quién en migración calibraría la báscula con que ella se habría de pesar? En las valijas del regreso viajan el esfuerzo, los resultados, los recuerdos, el placer de sentirse acompañados, de saberse respetados, del trabajo en equipo, de los días compartidos. Van también las anécdotas y los disgustos, los acuerdos y los desacuerdos, los lugares visitados, los sabores probados, esos que pican y los otros que también pican. Viaja también una deuda adquirida: que para quienes me han abierto su casa la mía siempre dispuesta tendrán.

El equipaje es grande pero es liviano, lo llevan de la mano las muchas manos amigas, las muchas voces efusivas, la siempre generosa compañía de los ángeles de esta Puebla de la que hoy me debo despedir. He vivido en ella, en la Heróica de Zaragoza, momentos que han llegado tan profundo que sé que al recordarlos tan solo podré llorar, aunque al tiempo me hagan sonreir;: amigos recién hechos a quienes ya empiezo a extrañar, invitaciones dadas que espero puedan aceptar. Invitados estamos a conocer el mundo, a mantenernos atentos y preocupados por los demás, a arriesgarnos a ser sorprendidos y a sorprender con la bondad, a que se camine mirando al frente pero de cuando en cuando se pueda echar una mirada hacia atrás.

Tendíamos también para declarar, la satisfacción que como miembros temporales de la UPAEP nos han procurado las clases que ofrecimos a los estudiantes con los que trabajamos y de los aprendimos al menos tanto como lo que esperamos hayan aprendido de nosotros, y con los que, sumados a los colegas locales e internacionales del equipo del Global Summer, nos ayudaron a configurar un espacio de trabajo riguroso, intenso, seguro y cordial. Y aunque estaría mal mencionar nombres, porque siempre alguien queda sin exaltar, declaramos que bajo nuestros abrigos llevamos a tantas y tantos que no podríamos enumerar. Sin su esfuerzo y dedicación nada de lo declarado hubiese tenido lugar. Ustedes saben a quiénes me refiero, nunca, nunca les vamos a olvidar. Jeanine, infinitas gracias, gracias totales. Mi voz es solo una, pero delante tuyo hay otras 50 más.

Cierro esta declaración con unas últimas palabras, no dirigidas a un supuesto agente de aduana, sino a todos ustedes aquí presentes: Nos despedimos hoy de nuestros colegas, aquellos de la academia y de aquellos de la oficina de internacionalización a quienes esperamos haber respetado y haber en algo correspondido a lo mucho que nos fue entregado. Viajes, vuelos y memorias estarán a la orden día, pero cada nuevo kilómetro de distancia será una milla más de gratitud, un kilómetro y un poco más. Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Colombia, Chile, Ecuador, Emiratos, Estados Unidos, India, España, Panamá, Perú, Rusia, Tanzania y Venezuela, en cada una de ellas cada uno de ustedes debe saber que tiene un hogar. Ubi bene ibi patria.

Si bien toda historia llega a su término, sabemos cada final es un nuevo momento inicial. Sin embargo, el dolor de la partida se hace alegre cuando la promesa es regresar.

 

Gracias.