Caminos, encuentros y reflexiones en el Día Nacional del Libro
12/11/2024
Autor: Editorial UPAEP

El 12 de noviembre, México conmemora el Día Nacional del Libro, fecha que nos invita a reflexionar sobre el papel de los libros y la lectura en nuestra vida. En un mundo marcado por la rapidez y lo instantáneo, los libros son un refugio para resistir la superficialidad y la banalización del pensamiento.

Caminos a otros mundos

Cada libro es un espacio donde las ideas, emociones y experiencias se entrelazan para ofrecernos algo más que conocimiento; nos brindan otra forma de ser, entender y vivir. Como dijo Emily Dickinson: No hay mejor fragata que un libro/ para llevarnos a tierras lejanas/ ni hay caballos mejores que una página/ de poesía briosa («There is no Frigate like a Book»). Los libros tienen la capacidad de transportarnos a lugares remotos, de conectarnos con otras vidas y realidades.

El encuentro con los otros: el libro como puente

Una de las dimensiones más poderosas de los libros es su capacidad para propiciar el encuentro con los otros. Cada libro es una oportunidad para expandir nuestra empatía y comprensión. Hoy que las divisiones se agudizan, los libros ofrecen una vía de encuentro, un espacio donde podemos reconocer que, a pesar de todo, somos parte de una humanidad compartida que atestigua su residencia en la tierra (Pablo Neruda).

Leer obras de diferentes épocas, contextos y orígenes, nos permite entender que la experiencia humana es vasta y multifacética, pero también que sus preocupaciones comunes trascienden orillas. Dice Walt Whitman: «Yo mismo me celebro y a mí mismo me canto;/ Y mis pretensiones serán las tuyas,/ Pues cada átomo mío también te pertenece» (Canto a mí mismo). El libro se convierte en un puente entre lo individual y lo colectivo, entre lo cercano y lo lejano.

Los libros y la creación

Leer un libro es, en esencia, un acto de creación que ocurre adentro de nosotros. Nos convertimos por un instanteen lo que no somos, y nos advierte sobre aquello que podemos llegar a ser. Cada página nos hace crear imágenes, ideas, sensaciones. Frente al libro, nuestra mente toma lo que le es dado y lo interpreta: lo transforma. Dijo Herman Melville en Moby-Dick: «No figura en ningún mapa; los lugares verdaderos nunca figuran en ellos» (XII. Biografía). Melville nos recuerda que este acto de creación no sigue un camino preciso ni se limita a lo que ya existe; nace de la capacidad de imaginar lo que no está ahí, de ver lo invisible y crear lo desconocido. Al leer, resistimos la uniformidad de las respuestas fáciles y las soluciones prediseñadas. Leemos para entender el mundo y también para crearlo.

Los libros y la belleza en el mundo

La belleza en los libros no sólo está en la disposición de las palabras escritas, sino en la manera en que estas, al entrar en contacto con nosotros, nos tocan y a menudo nos transforman. Como expresó el poeta John Keats: «Una cosa bella es un placer eterno:/ Su hermosura va creciendo/ Y jamás caerá en la nada» (Endymion). Los libros, en su capacidad —incesante— de nutrir nuestra imaginación y expandir nuestras perspectivas, nos permiten descubrir la belleza que yace en lo sutil alrededor nuestro. Nos invitan a mirar más allá de lo que está a simple vista, a encontrar significados y conexiones entre líneas, en los matices de una frase, en el espacio blanco del poema. Cuando leemos, accedemos a una belleza profunda e inagotable, una belleza que se despliega en el tiempo y, a la vez, fuera de él. Porque una parte de ella se queda para siempre en nosotros, dejándonos ver lo extraordinario en lo cotidiano, lo sublime en la cosa más pequeña de este mundo.