La palabra bioética está compuesta por los vocablos griegos bios y ethos. Con relación al vocablo ethos, éste puede traducirse con las siguientes acepciones:
- Costumbre. Es decir, un conjunto de hábitos adecuados o no que caracterizan la vida de una persona. Así se dice, por ejemplo, la costumbre de llegar temprano o la costumbre de llegar tarde.
- Estilo de vida comunitario. Es decir, un conjunto de hábitos propios de una colectividad. Y de este modo, existen una variedad de costumbres comunitarias propias de cada país o región. Por ejemplo, la costumbre mexica de hacer sacrificios humanos, la costumbre de los chiles en nogada en la ciudad de Puebla durante los meses de septiembre y agosto, o la costumbre de la poligamia en algunas sociedades.
- Moralidad. El ethos como moral se refiere a lo bueno o a lo malo, a lo justo o a lo injusto, o bien a lo virtuoso o a lo vicioso.
Cuando la palabra bioética integra el vocablo ethos la acepción que asume es la de moralidad. Pero es aquí en donde se tiene que realizar una serie de precisiones de tipo filosófico para entender el por qué la palabra bioética asume el término ética en su vocablo ethos.
La palabra moral puede entenderse en dos sentidos. En un sentido general o en un sentido particular. En ambos sentidos siempre estará presente aquella referencia de lo bueno o de lo malo, de lo justo o de lo injusto; como ya se ha mencionado.
La palabra moral en sentido amplio es la propiedad de todo acto humano realizado con deliberación y voluntad libre del cual se sigue una responsabilidad. Y en razón de lo anterior puede ser bueno o malo, justo o injusto.
La palabra moral en sentido estricto es aquella propiedad del acto humano referido únicamente y exclusivamente a lo bueno, o a lo justo o a lo virtuoso. Este sentido estricto de la palabra moral se distingue de lo inmoral, ya que lo inmoral es lo malo, lo injusto o lo vicioso. Y así, por ejemplo, se dice que Pedro es muy moral en su conducta, destacando que es una persona buena y justa; a diferencia de Pablo cuya conducta es inmoral, destacando que es mala o injusta. No deja de ser importante señalar (para no caer en moralismos) que en la vida cotidiana de todas las personas, la conducta de un individuo puede tener aspectos buenos o justos y aspectos malos o injustos, es decir, en este sentido estricto de la palabra moral, en el quehacer cotidiano de la conducta humana se van mezclando en mayor o menor medida cosas buenas o morales junto a cosas malas o inmorales.
El vocablo ethos en la palabra bioética está referido a esta moralidad en sentido amplio, o sea, la propiedad de los actos humanos realizados con deliberación y voluntad libre que están sujetos a una valoración ética en su bondad o maldad en el ámbito de las ciencias biomédicas.
Indudablemente, cuando se dice que moralidad es la propiedad de los actos humanos por la cuáles unos son buenos o malos, justos o injustos. Surge la gran pregunta: ¿Cuándo o bajo qué criterio un acto humano es justo o injusto, bueno o malo? Pregunta que se ubica ya en la disciplina de la ética, la cual como una disciplina de tipo filosófico se encarga de estudiar las causas o los criterios por los cuales un acto humano o una acción humana es buena o mala, justa o injusta. Siendo la ética la reflexión de lo moral (aquí moral entendida en aquel sentido amplio que ya se detalló). Tales causas o principios necesariamente deben incluir una serie de valores en este ámbito de la reflexión moral. Es por esta razón que la bioética en su dinamismo de reflexión ética necesariamente se vincula con la disciplina de la axiología.
Por lo antes dicho, la palabra bioética, cuando integra el vocablo ethos, exige para convertirse en una disciplina de estudio, una reflexión ética de lo moral en sentido amplio, la cual incluye una axiología ligada a los valores.