Al inicio de cada año, los seres humanos nos llenamos de buenas intenciones y planes por realizar, que los pensamos o bien los escribimos para iniciar en enero poniéndolos en práctica con mucha fuerza. Lamentablemente, en algunos casos pasan los días, las semanas y la fuerza se debilita, empezamos a retrasar los planes y se sustituyen por otras situaciones o circunstancias que se consideran en ese momento más relevantes (es válido, pero no siempre). Hay pretextos. Los ideales del año para mejorar la vida se tornan volátiles porque decimos sentirnos abrumados, estresados, cansados o no tener tiempo. Postergamos nuestros objetivos del año aun cuando se sabe que si no nos disciplinamos tendremos problemas a futuro de tipo laboral, de relaciones humanas, familiares o de salud, y a pesar de todo, lo hacemos.
Posteriormente, siguen temas emocionales que generan ruidos mentales de lo que no se ha hecho y que se debe hacer, pero que no se ha tenido la voluntad y solo hay descuido. En este caso, la sugerencia es disciplinarse y cerrar círculos. Buscar los objetivos físicos, mentales, laborales, familiares o del tipo que nos los hayamos planteado al inicio del año. Manejar nuestras conductas y acciones de tal manera que interfieran positivamente en nuestra vida y en las relaciones humanas de las que nos alimentamos a diario, para no vivir confundidos y conflictuados con nosotros mismos.
Es importante cumplir nuestros buenos deseos e intenciones. Desarrollemos estrategias y acciones que nos favorezcan y así tengamos una buena estabilidad emocional que impacte positivamente en la familia, en el trabajo, con los amigos y en cualquier contexto donde nos desarrollemos. La mayoría de las veces es un tema de disciplina. Tenemos el don de la razón, no permitamos que aquello que nos hace daño a mediano y largo plazo empeore y se convierta en un problema que afecte negativamente nuestra vida y el bienestar obstruyendo las responsabilidades, metas y/o tareas laborales, personales como la salud o familiares.
Los objetivos que nos planteamos al iniciar el año se pueden lograr, no solo demos importancia a lo inmediato. Pongamos como prioridad aquello que es necesario que modifiquemos por salud personal, familiar o laboral y veamos esto como una inversión para nuestra vida, que sea una tarea que entusiasma y motiva. Es un tema de disciplina.