El juego como iniciación del entrenamiento
05/03/2025
Autor: Lic. Julio César Durán Victoria
Cargo: Coach Atletismo

El juego es fundamental en la vida de un individuo ya que tenemos una necesidad primitiva de movimiento. El juego es la vía por medio de la cual el niño conoce el mundo en el que vive; la finalidad de esta actividad es facilitar la integración del individuo al medio ambiente.

Tenemos que entender el juego como actividad física espontanea, placentera y creadora; por medio de la cual se contribuye al desarrollo físico, mental y emocional; como instrumento para el conocimiento y dominio de sí mismo; como factor de comprensión y relación con el entorno físico y social en los primeros años de vida; como vehículo de comunicación e integración social, nos permite exaltar la relevancia que tiene para el crecimiento y desarrollo del ser humano.

Los juegos los podemos clasificar en dos tipos:

a)    Activos

b)    Inactivos

Los juegos inactivos son aquellos en los que se requiere que los pequeños permanezcan en un rango limitado de espacio, éstos se caracterizan por no tener mucha actividad física. En estos juegos desarrollamos la memoria, la estrategia y la concentración.

Los juegos activos son aquellos que implican gran movimiento muscular, aeróbica y motricidad. Dentro de los juegos activos encontramos las rondas, juegos sensoriales y los juegos motores.

Al transformar un juego común a una herramienta pedagógica, se contribuye al desarrollo integral de los infantes y adolescentes, aplicando una intensidad y volumen adecuado a su edad y contexto; se construye un cimiento a la iniciación deportiva.

La finalidad de la iniciación deportiva se pretende influir en los siguientes aspectos: Somático, funcional, técnico, táctico y psicológico.

Además de propiciar las habilidades deportivas, se proporciona un desenvolvimiento de las cualidades físicas como; coordinación, velocidad, fuerza, resistencia y flexibilidad.

Existen movimientos innatos que posee todo ser humano que con el juego se estimulan para poderlas realizar de manera más eficiente.

  • Caminar y correr, son la base para casi todos los deportes.
  • Saltar y esquivar, nos permite observar el desarrollo de madurez de la coordinación
  • Rodar, suspenderse, reptar y trepar, destrezas que relacionan su cuerpo con extremidades superiores e interiores.
  • Empujar, jalar, transportar y levantar, es una manifestación del desarrollo de la fuerza.
  • Cachar, lanzar, resultado del desarrollo de la coordinación neuromuscular que permite recibir o desplazar un objeto hacia un punto determinado.
  • Patear, manifestación de la coordinación que secunda el dominio de los movimientos de las extremidades inferiores
  • Equilibrar, destreza resultante del movimiento de varias habilidades motrices en relación a ejes corporales, sin perder la noción de espacio y tiempo.

Para que el infante tenga mayores sensaciones y las vivencias motrices se enriquezcan, es necesario integrar mayores estímulos recordando que no sólo necesitamos desarrollar lo físico también debemos considerar los juegos con desafíos mentales, tenemos  que proponer una actividad que les llame la atención, darle un Nombre al juego, que los niños estén interesados en jugarlo; describir cómo se va a desarrollar, hacer equipos, poner reglas. Les resulta mayormente interesante cuando se agregan cantos, coreografías y música a la actividad.

Durante mi experiencia pedagógica he encontrado un patrón sobre los chicos que en algún momento he tenido en mis selecciones de atletismo a nivel primaria y secundaria. Generalmente cuando aplicamos los test de capacidades físicas, me dirijo a la maestra para preguntar ¿qué niños son los que mayor energía tienen en el aula? Y sí en efecto son los niños que nunca se están quietos, esos niños son los que mayor riqueza de movimientos tienen, casi es un hecho que estos niños tienen un mayor rango de inteligencia corporal al resto de sus pares y que en el aula pueden ser un desafío por su impaciencia pero que en el deporte son niños que resuelven rápidamente los retos motrices que se les presentan.

La falta de este desarrollo incluso se ve reflejado en universitarios, cuando los atletas no jugaron lo suficiente y no se cayeron de niños, tienen un mayor temor a vivir estas experiencias ya de adultos. Estos temores los limitan al aprender nuevas pruebas. Los niños que más juegan son los que de adultos tienen mayor equilibrio y difícilmente se caen o si se caen tienden a hacerlo de una mejor manera evitando un golpe más fuerte.

Los hijos de padres sobreprotectores son los que menos experiencias motrices tienen; la naturaleza de los niños es explorar, moverse y ser condicionados a estar quietos los limita a este desarrollo. Últimamente los niños son más sedentarios ya que a temprana edad están expuestos a mayor contenido digital y las horas de juego libre se han reducido gravemente. Estos efectos los veremos reflejados en niños con menos habilidades motoras, aumento de ansiedad, con problemas óseos por malas posturas y con una reducción de fuerza muscular notable.

Como conclusión; el juego como herramienta en el entrenamiento es fundamental; sus beneficios no se limitan a lo corporal, los niños tienen mejora en el ámbito psicológico, social y emocional. Mediante el juego desarrollan juicios tácticos, se crean estrategias de juego, aprenden a elegir compañeros de equipo, se confrontan con la derrota de una manera más lúdica, aprenden a respetar las reglas y al adversario.