Cartas sobre la desigualdad y la pobreza en México
09/12/2025
Autor: Dr. Roberto Casales García
Cargo: Profesor de Formación Humanista

Tal y como nos los recordó el Dr. Beuchot al recibir el Doctorado Honoris Causa de nuestra Casa de Estudios, una de las labores fundamentales de la filosofía y la teología consiste en servir como un faro de luz que nos ayuda a orientarnos en la vida. Ambas disciplinas, en efecto, tienen la virtud de alumbrar tanto la realidad en la que nos situamos, como a nuestro entendimiento, a fin de que podamos alcanzar una cierta comprensión sobre el sentido de las cosas, aun cuando se trate tan sólo de una comprensión finita y limitada. Gracias a esa luz podemos no sólo advertir la gravedad de las problemáticas que nos circundan, sino también apreciar aquellas cosas por las que vale la pena vivir, esforzarse, salir adelante e, incluso, por qué no, dar la vida, i.e., aquellas cosas por las que vale la pena apostar a lo largo de nuestra existencia. Hay causas justas por las que vale la pena no sólo vivir, sino también darlo todo, como lo es la defensa de la verdad, el bien y la belleza (especialmente cuando se trata de La Verdad, El Bien y La Belleza, con mayúsculas).

Considero, además, que una de las labores fundamentales de las asignaturas de Formación Humanista en nuestra Universidad consiste en enseñar a pensar en cristiano, i.e., conforme a valores y principios propios del cristianismo, como lo son el “poner a la persona en el centro”, la “defensa de la dignidad humana”, etc. Me interesa, en efecto, que cada uno de mis estudiantes aprenda a discernir y que tenga criterios firmes que le ayuden a orientarse de mejor forma a lo largo de su vida, a tomar decisiones y a ser una persona de bien. Es así como llegamos hasta mi clase de Persona y bien, una asignatura abocada, entre otras cosas, a reflexionar sobre algunas problemáticas o retos sociales que nos agobian en la actualidad. Entre estos retos se encuentra, sin lugar a dudas, el tema de la desigualdad: vivimos en un mundo en el que la brecha entre los más y los menos favorecidos es cada vez mayor, lo que genera otro tipo de problemáticas sociales. Para abordar esta problemática, durante la clase revisamos tanto el documental de Noam Chomsky sobre el “Requiem del sueño americano”, y lo contrastamos con un texto sobre la desigualdad escrito por el Dr. Juan Pablo Aranda, actual director del Instituto Promotor del Bien Común. De esa forma, los alumnos pueden filtrar las preocupaciones que presenta Chomsky a la luz de la propuesta humanista y cristiana que presenta el Dr. Aranda. Al finalizar este ejercicio, los alumnos deben escribir una carta con sus reflexiones personales, dirigida o al gobernador del Estado de Puebla, o a la presidenta de México. Los resultados son realmente interesantes, tanto que considero que vale la pena compartir un par de cartas que ilustran el trabajo de los estudiantes y su gran potencial:

“Puebla de Zaragoza, Puebla. 27 de octubre de 2025.

Dr. Alejandro Armenta Mier

Gobernador Constitucional del Estado de Puebla

PRESENTE

Estimado Gobernador del Estado:

En el estado de Puebla he podido observar que, a pesar de que el estado ha logrado grandes avances en desarrollo urbano e inversión, dichos progresos no han sido capaces de alcanzar por igual a toda la población. Esto ha ocasionado un contraste evidente entre la infraestructura moderna y las zonas que se mantienen rezagadas, tanto dentro como fuera de la capital, reflejando una clara desigualdad social que atraviesa distintos niveles y afecta directamente a la democracia que hoy nos rige.

Como es bien sabido, la desigualdad en México es uno de los problemas más persistentes y profundos de la sociedad actual, ya que no involucra solo una diferencia económica, sino que va más allá, convirtiéndose en un fenómeno ético y social que fragmenta el sentido de comunidad y obstruye la construcción del bien común.

En el caso específico de Puebla, dicha desigualdad es compleja, pero sumamente visible, ya que no solo existe una brecha entre las zonas urbanizadas y las zonas rurales, sino que dentro de la misma ciudad se pueden ver diferencias entre colonias, calles y secciones. Un ejemplo de esto es el contraste en áreas como Angelópolis, las universidades y los espacios turísticos -caracterizados por contar con infraestructura costosa, gran variedad de servicios, desarrollo e inversión-, de cara a otras colonias que se encuentran en la periferia de la ciudad, a los alrededores, o en zonas rurales más alejadas, como la Sierra Norte o la Mixteca poblana. Estas últimas padecen de pobreza, inseguridad, abandono, falta de alumbrado, transporte ineficiente y oportunidades laborales escasas. Demostrando así que, incluso dentro de un mismo territorio, hay realidades opuestas: unas privilegiadas y modernas, y otras marginadas e ignoradas. Creando entonces una brecha que trasciende lo territorial y económico, para impactar directamente en las oportunidades que cada persona tiene de sobresalir, manteniéndose, de generación en generación, reproduciendo la desigualdad estructural que está arraigada profundamente.

Sumado a esto, se encuentra el manejo ineficiente de los apoyos financieros, como becas y programas sociales, que muchas veces al no estar regulados ni ser aplicados de forma equitativa a aquellas personas que en verdad lo necesitan. Perdiendo de este modo la intención de ayudar y el propósito con el que fueron creados, para convertirse en soluciones temporales performativas y superficiales que son incapaces de abordar los problemas raíz que deben atacarse para poder erradicar la desigualdad, logrando que estas permanezcan sin ser resueltas. Lo que deja en claro que dichas medidas no son suficientes, y evidencian la necesidad de tomar otra línea de acción que resulte verdaderamente efectiva, y esté regulada desde un inicio.

Las consecuencias de esta realidad no se limitan solamente al ámbito social o económico, ni afectan únicamente a la calidad de vida de las personas, sino que también impactan en la democracia, debilitando su funcionamiento. Cuando uno o varios sectores de la población no cuentan con los medios necesarios para llevar una vida digna, para informarse, estudiar o participar en decisiones de interés público, su participación ciudadana se ve limitada, y su voz se vuelve inaudible. Generando entonces desconfianza hacia las instituciones, aislamiento, fragmentación del sentido de comunidad y de participación ciudadana, y la idea de que “la política no nos representa ni nos aplica a todos por igual”. Chocando directamente con la esencia de la misma democracia, ya que una sociedad en la que una parte significativa de la población vive en desventaja sin oportunidad de desarrollarse plenamente e involucrarse en los procesos públicos igualitariamente, no puede decirse que vive en democracia.

Ante esto, considero necesario promover políticas públicas que trasciendan un enfoque de asistencia meramente temporal, para orientarse a un cambio desde lo estructural, desde la raíz. Volviendo fundamental fortalecer la educación pública, mejorar la infraestructura en aquellas zonas rurales y urbanas marginadas, impulsar empleos, y garantizar programas sociales transparentes con seguimiento puntual, para poder cerrar la brecha de desigualdad, mejorar la calidad de vida, fortalecer la confianza y recuperar el sentido de comunidad.

Es así como, en un estado tan diverso como lo es el Estado de Puebla, reconocer las desigualdades no debería verse como una crítica, sino como una oportunidad para generar políticas más equitativas, justas y duraderas para todos. Eliminando la percepción de que el desarrollo es solo para los privilegiados, para convertirse en una posibilidad compartida, donde la democracia deje de verse como algo ideal y lejano, y se convierta en una realidad tangible.

Sin más por el momento, agradezco su atención a la presente.

Atentamente,

Karol Denisse Morgan Camacho.”

“Puebla, Pue., a 27 de octubre de 2025

Dra. Claudia Sheinbaum Pardo

Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos

PRESENTE

Estimada Dra. Claudia Sheinbaum:

Nos dirijimos a usted con respeto y preocupación para expresarle nuestra visión sobre las causas de la pobreza y la desigualdad en la ciudad de Puebla, inspirado por las ideas de Noam Chomsky en “Réquiem por el sueño americano” y las reflexiones sobre desigualdad del filósofo y politólogo, el dr. Juan Pablo Aranda. Como advierte Aranda, el peligro de nuestras democracias modernas es que la igualdad política no ha venido acompañada de igualdad económica. Es decir, aunque todos tenemos los mismos derechos en papel, no todos tenemos las mismas posibilidades reales de ejercerlos. El neoliberalismo, al convertirnos en simples “agentes económicos”, ha reducido la diversidad humana a una lógica de consumo, debilitando el sentido de comunidad y justicia.

Chomsky, por su parte, explica que los poderosos han moldeado el sistema para reducir la participación ciudadana, debilitar los sindicatos y privatizar los bienes públicos, lo que deja a la población en una posición cada vez más vulnerable. En Puebla esto se refleja en los bajos salarios, en la precariedad laboral y en la falta de acceso a una educación que impulse la movilidad social.

Por todo esto, consideramos que la pobreza y la desigualdad son tanto un problema ético como estructural. No basta con generar crecimiento económico, es necesario distribuir las oportunidades de manera justa. Una manera de equilibrar esta situación sería impulsar un programa de economía solidaria y emprendimiento social, que apoye a jóvenes, mujeres y comunidades marginadas para desarrollar proyectos locales sostenibles. Así se fortalecería la autonomía económica y se reduciría la dependencia de las grandes empresas.

Presidenta, el desafío no es solo material, sino también humano para reconstruir el sentido de igualdad sin borrar la diversidad, como propone Aranda, devolverle a la ciudadanía el poder de transformar su entorno, como pide Chomsky. Puebla tiene un gran potencial, pero necesita políticas que valoren la dignidad, la educación y la participación de todos sus habitantes.

Le agradecemos su atención y confiamos en que bajo su liderazgo podamos acercarnos a un México donde la igualdad no sea un ideal distante, sino una realidad compartida.

Con respeto: Renata Beltrán Pichardo, Yolanda Victoria Yurame Ramírez, Rodrigo Cruz Jiménez

Ciudadanos de Puebla.”