Reflexionando sobre la ciudad deshumanizada
22/09/2021
Autor: Dr. Octavio Flores Hidalgo
Cargo: Profesor Investigador Arquitectura UPAEP

Estamos entrando al ultimo tercio del 2021, y es un buen momento para reflexionar en nuestra forma de convivir en el espacio público y el privado en las ciudades.

Este tiempo de encierro parcial a partir de la pandemia del COVID 19, se han presentado diversos escenarios en nuestra ciudad por demás complejos y algunos confusos, la casa que viene siendo la expresión de máxima de intimidad, de lo privado, ahora parcialmente se ha convertido en una extensión virtual al mundo, y nos ha mostrado lo innecesario del nivel de consumo al que estábamos acostumbrados y el estrés de la movilidad cotidiana, sin embargo es sustituido por el miedo, la falta de contacto humano, la zozobra del contagio, del aislamiento que lleva a la depresión, la ansiedad, y la violencia familiar.

Aquí el sentido común y la necesidad, nos ha llevado a adaptar los espacios, a darnos cuenta de la falta de mantenimiento de nuestra vivienda, a reflexionar de la necesidad de mejorar en el confort interno, a través de la iluminación, la ventilación, la acústica, el color, los acabados, y evitar que el espacio nos enferme. Buscando vistas hacia espacios verdes, azoteas, terrazas, vegetación interior, mascotas, y varias acciones de biofilia que nos den esperanza de mejorar y adaptarnos a una realidad que nos exige creatividad, resiliencia y regeneración.

Entonces sorpresivamente extrañamos el espacio público, la calle como el elemento de articulación urbana, la bici como el vehículo que además de desplazarnos no recrea, y paradógicamente el rechazo del transporte público que no garantiza estar debidamente desinfectados y con ello legitimar el uso del vehículo privado, que solo incrementa los problemas de tráfico y contaminación.

El espacio público llámese parques, jardines, áreas verdes en general, nos ofrecen la posibilidad de respirar, de disfrutar la existencia a través de ecosistemas mas o menos estables, y descubrimos la carencia de ellos, descubrimos una ciudad destinada solo a la dinámica económica, al intercambio de mercancías y personas, donde predomina el mas fuerte, el mas rápido, el más moderno, una ciudad fría, de cemento y asfalto.

Puebla es una metrópoli considerada la cuarta más grande en población y que en proporción es la más expandida horizontalmente y con una muy baja densidad, donde claramente la aspiración de tener un mejor estatus manifiesto en donde se habita, ha provocado un nomadismo urbano vaciando colonias volviendo al espacio privado presa del vandalismo y saturando territorios cada vez mas distantes del centro de población, esta expansión incremento los gastos de movilidad y la polarización de la población con guetos urbanos muy marcados.

Esto exige otra reflexión, que tipo de espacio público estamos construyendo, que ciudad estamos vivienda, cada vez más deshumanizada, donde emitimos juicios desde nuestra comodidad o nuestra vulnerabilidad, desde un multiverso efímero y banal de las redes sociales, sin una acción de comunidad en la realidad.

Sin embargo, surgen algunos grupos a manifestarse y toman las calles, movimientos urbanos de peatones, ciclistas, biofílicos, permacultores, comercio justo, y por supuesto algunas universidades e instituciones que están comprometidas con el pensamiento y el hacer desde una postura más crítica, humana, centrada en el bien común. Esta será una labor titánica, será una batalla que se va a manifestar en la ciudad, que exigen acciones claras de inclusión, de diseño comunitario, de transferencia de conocimientos, de innovación, de puesta en valor sobre esta paradoja del consumo vs la fragilidad de nuestro hábitat, sobre revalorizar lo público y lo privado.

Los cambios deben ser de fondo, de raíz, ya no hay que esperar, se dice que el mejor momento para sembrar un árbol fue ayer, y el segundo mejor momento es hoy, la juventud dejo de ser el futuro de nuestro país, dejamos de ser los adultos los que damos la estafeta o nos deslindamos para que otros actúen, hoy ya estamos aquí, todos juntos hacemos ciudad, somos el presente responsable del futuro de nuestro hábitat.

Nuestra UPAEP ha marcado el rumbo, ha promovido acciones desde lo social, lo ambiental, de la colaboración, la transversalidad, es buen momento de hacer equipos, es momento de actuar en la realidad real.