África, más allá del Rey León
01/02/2022
Autor: Mtro. David Sánchez Sánchez
Cargo: Director de la Facultad de Humanidades

Hoy en TUHISTORIA hablamos del 24 de enero que, por decreto de la UNESCO, es el Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes. Atendiendo a la segunda parte, debería ser el día de todos, pues a fecha de hoy todos somos afrodescendientes. Pese a quien le pese y a la espera de nuevos datos, el origen del hombre, el proceso de hominización, comenzó en África hace unos 8 millones de años. Hoy todos somos homo sapiens, una especie que salió de África hacia el 350.000 a.C. Extintos los neandertales, parientes cercanos pero no iguales, nos convertimos en la única especie humana. Las diferentes adaptaciones al medio y conquistas del propio mundo crearon una variabilidad morfológica de índices de melanina, masas musculares, estaturas… pero sin dejar de ser nunca desde entonces una sola especie.

Digamos que desde esa expansión del hombre desde África, ésta fue perdiendo paulatinamente su protagonismo desde hacía millones de años para dar paso a otras fructíferas realidades que avanzaron en su desarrollo por Europa, Asia, América y Oceanía. África no perdió la carrera del desarrollo cultural, la ciencia, la espiritualidad o la creatividad, pero quizás dejamos de observarla y honrarla como se merecía. Uno nunca deja de añorar su origen pero este origen comenzó a ser olvidado. A continuación del primer poblamiento humano la Revolución Neolítica (agricultura, ganadería, cerámica…) también tuvo su desarrollo en África dando el sustrato necesario para gestar sociedades como la egipcia. ¡Egipto está en África! En Kenia, el Sáhara, Argelia, Ghana o Costa de Marfil el desarrollo de las sociedades tuvieron por ejes las mismas dimensiones que en otros continentes, la fe y la ciencia. Seguramente hoy términos como Teneré, El Fayum u Olduvai nos suenen más distantes que Stonehenge, Versalles o Chichén Itzá.

La Historia de África es intensa y apasionante, del Bajo Egipto al evergetismo de Leptis Magna, de Lucy al Reino del Congo, de la Gran Zimbabue a la Conferencia de Berlín, de Nelson Mandela a la Reina de Saba… ¿Acaso no debemos reivindicar una buena Historia de África que reúna a investigadores de todo el mundo como colosal obra para nuestro s.XXI? Y es que la Historia de África, desde la propia expansión prehistórica marcó la historia del resto de continentes en momentos altamente significativos tanto con dolor como con amor. Con dolor las guerras internas del propio continente y la venta de esclavos entre vecinos a potencias como el Reino de Portugal; con amor las primeras manifestaciones humanas de espiritualidad buscando respuestas a la propia vida.

No es lugar para descubrir que el tercer continente del mundo en extensión perdió su protagonismo, aquel que lideró durante millones de años, y una nube cargada de racismo, también entre su propia dimensión, comenzó a tapar parte del Sol. Qué triste es el racismo existente sin tener siquiera una base científica. Los primeros sapiens salieron de África con la melanina en su máxima expresión, debido a su protección natural por la pérdida de cubrición de vello. Allí, un primer homínido blanquecino fue la excepción.

Si Simba hubiera sido un rey africano que inspiró una hermosa tradición, y si dicho rey conociera la historia mundial, no tengo dudas que volvería a elegir haber nacido en África, orgulloso de sus costumbres y tradiciones, de su tono de piel y de su lengua, de su espiritualidad y de su familia; ya que todos en esta vida, mirándonos a los ojos como hermanos deberíamos expresar, ¨Hakuna Matata¨ expresión suajili que significa "no hay problema", continuando con un ¨vive y deja vivir, vive y se feliz¨. Próspero siglo XXI, estimada África.