Universitas: reflexiones sobre el ser y quehacer de la Universidad
06/10/2022
Autor: Dr. Jorge Medina Delgadillo
Cargo: Director General de Innovación en Modalidades Educativas

“Ambientes agradables”

 

Me topé con una extraordinaria cita de Tomás de Aquino: “es propio del sabio el hacer la vida agradable a los que conviven con él” (ST, II-II, q.114, a.1, ad 3).

Si alguien nos pidiera completar la frase: “es propio del sabio…” seguro completaría con variadas y sugestivas ideas como, por ejemplo:

 

   -indicar el camino,

   -enseñar al que no sabe,

   -comprender y ser indulgente,

   -tener una mirada interdisciplinar,

   -generar proyectos de alto impacto social,

   -no precipitarse en la toma de decisiones, etc.

   

Pero lo interesante de la cita del Aquinate es que da pie a pensar en un aspecto no menos importante de la actividad que nos toca a todos nosotros como académicos: hacernos la vida agradable.

Los académicos somos bichos raros, muchas veces tenemos tales inseguridades y deficiencias que creemos cubrirlas con títulos y con papers. Muchos problemas que hay en la academia son de celos, soberbias, prejuicios e indiferencias. Cuando un suelo así de relaciones interpersonales existe, la verdad es que los proyectos de investigación, las tutorías y la preparación de clases no salen bien, la docencia no sale bien, la formación no sale bien. En cambio, cuando el suelo de nuestras relaciones interpersonales es sano, parece como si todo saliera mejor y rindiera frutos.

La quinta línea rectora de la Visión que ahora está por concluir comienza así: “garantizar ambientes de confianza…”  Y creo que hacer la vida agradable a los demás es el primer escalón para ese fin.

“Hacernos la vida agradable” supone todo un itinerario de madurez humana y existencial para los académicos. La cortesía, el buen trato, la escucha atenta, leernos entre nosotros, interesarnos por nuestras temáticas, tener la humildad para preguntar, apreciar y agradecer lo que unos hacen por otros, etc., son algunas de las actitudes y acciones cotidianas por las cuales construimos un ambiente cordial.

He de confesar algo que me sucedió cuando pisé por primera vez la UPAEP: ¡tiene un ambiente excepcional! Pocas universidades lo tienen. Pero como estamos inmersos en él, no lo percibimos. A veces pecamos de hipercríticos y olvidamos que esta Institución es un verdadero oasis dentro de un México actualmente violento y hostil.

Nos toca tomar el relevo y continuar (o incluso mejorar) el ambiente que caracteriza a nuestra Casa de Estudios. Y un buen punto para comenzar esta tarea no es otro que la sugerencia de Tomás de Aquino, si de verdad es que somos personas que aspiramos a la auténtica sabiduría: “hacer la vida agradable a los que conviven con nosotros”.