“Those who can, do; those who can’t, teach”
Conocí al escritor irlandés George Bernard Shaw por G. K. Chesterton. Y no porque éste lo refiera como autoridad en alguna materia o por reconocerle su sabiduría, todo lo contrario, generalmente lo cita para hacer ver al lector cuán sofista y estrafalario era Bernard Shaw, por más que haya recibido un Óscar, por más que haya sido galardonado con el Nobel.
Pues bien, hay una frase de Bernard Shaw que dice así: “those who can, do; those who can’t, teach” (“Los que pueden, actúan; los que no, enseñan”). La frase es un puyazo directo a todos nosotros, sí, a nosotros que nos dedicamos a la vocación magisterial. Comencemos por ver el lado sensato de la frase. Sea un abogado que es extraordinario en derecho mercantil o un arquitecto que es famoso por sus diseños vanguardistas o un cardiólogo especialista en stents coronarios… ¿por qué no son maestros de tiempo completo en una universidad? Porque se dedican de lleno a su profesión, la cual ejercen con verdadera maestría. Ellos encarnan a los que pueden y por eso actúan o hacen (“those who can, do”).
Pero entonces, ¿quiénes ocupan las plazas de tiempo completo en una universidad? La idea de Bernard Shaw es que esas plazas las ocupan los que no fueron o no son competentes en su profesión, es decir, los que no lograron ser extraordinarios litigantes, vanguardistas arquitectos o exitosos cardiólogos, por eso se dedican a enseñar (“those who can’t, teach”).
¿La disección es tan simple y fácil como la hace Bernard Shaw? Creo que debemos operar algunas distinciones:
- Ciertamente hay, ha habido y habrá profesores que están en la “academia” porque se les acabó la chamba en otra parte. Así de triste pero así de real. Y pasa en todas latitudes. Bernard Shaw escribió esa ácida frase hace casi cien años… ¡y cuán vigente es respecto a varios casos que ocurren en cientos de universidades ‘patito’! Hasta AMLO llegó a sugerir que algunos servidores públicos debían renunciar -por su presunta corrupción- y podrían pasar a la academia (sic.)
- Pero también hay extraordinarios formadores y acompañantes, personas que enseñan las bases de su saber y de su profesión a las nuevas generaciones. Los profesores de tiempo completo investigan, hacen ciencia -cosa que los egresados abocados a su profesión no-, innovan en los procesos de enseñanza y de aprendizaje de su disciplina, sientan las bases de un auténtico perfil profesional al transmitir el carácter y valores propios de cada profesión.
- Un auténtico profesionista, pues, recibe su saber y su formación de un fino balance entre profesores de asignatura (hora clase), quienes ciertamente son profesionistas destacados y cuyo aporte es proporcionar el estado del arte de la profesión, los desafíos reales, las necesidades sociales, las legítimas demandas del mercado, etc., y profesores de tiempo completo, quienes tienen por oficio el brindar los fundamentos, el carácter, el perfil, la sabiduría de vida, la investigación básica y aplicada de cada disciplina.
Existen personas cuya vocación a la docencia es clara. Digamos que ellos saben hacer algo de manera extraordinaria: enseñar (those who can teach). Y enseñar es conducir, es dar ejemplo, es acompañar, es incentivar, es motivar, es desafiar, es sacar lo mejor de otro ser humano. ¡Vaya que muy pocos pueden realmente enseñar!, los que no, sólo se dedican a hacer.