El mes pasado ha sido muy duro y pesado para mí. Debo de confesar que en más de una ocasión estaba decidido a rendirme. Ante esto, estoy seguro que todos nos hemos identificado con el sentimiento de impotencia y tristeza. Huir del mundo, de las obligaciones y de las personas que nos rodean es, lamentablemente, la única respuesta que encontramos entre tanta desesperación.

Ante esto lo único que vino a mi mente fue poder compartir todas mis preocupaciones con alguna  persona que yo sabía podía ayudarme. Qué mejor que un filósofo para orientarme en mis problemas existenciales.  

Martín Heidegger decía que el Dasein (el ser) es  lo más cercano y más conocido que tenemos pero al mismo tiempo resulta ser lo más ajeno y oscuro. El ser (nuestro ser) es quizá uno de los misterios más grandes pues es algo que vivimos, conocemos, lo tenemos enfrente. Parecería absurdo pensar que no llegamos a conocernos, o que no llegamos a comprender nuestras acciones y sus consecuencias.

El ser está aquí (ser ahí), el ser de cada quién es algo que de lo que no podemos separarnos. Aunque queramos huir de los demás jamás podremos huir de nosotros y junto a nosotros están nuestros problemas. Volviendo a citar a Camus “No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio.” Es realmente  digno de admiración que sigamos vivos después de tener en perspectiva todos nuestros problemas. Es cosa seria pensar que cada uno  constituye un pequeño cosmos, las dificultades que yo presento son igual de serias e importantes que las de todos en el mundo. En este sentido, todos cargamos el mundo encima, todos somos víctimas de una realidad agonizante y sufriente.

¿Esperanza? Por supuesto que hay esperanza. Como dije, es digno de admirar que cada uno de nosotros viva con esta constante angustia. Lo único certero que tenemos es la muerte, se nos ha dado el inicio y  final, de nosotros depende construir la historia.

Ahora bien, releo esto y parece que me fui al lado negativo de la historia. Si de algo debemos despertar es de la idea de que nunca tendremos dificultades o situaciones lamentables en nuestra vida. Cada uno de esos episodios trágicos nos convierten en el mayor de los triunfadores y no, esto no es un libro de autoayuda, es una realidad filosófica: luchamos cada día contra la muerte, la angustia, el absurdo y la desesperación. Quizá no nos hemos dado cuenta de nuestro poder contra todo esto, el salir de un trago amargo es la muerta de capacidad humana más grande que existe. El que una persona camine por la calle, asista a la escuela o a su trabajo o mantenga relaciones sociales a pesar de tener mil y un problemas en su cabeza lo hace ya un candidato a la gloria. Debemos ganarle a la vida.