Mi nombre es Andrea González López, tengo 15 años y soy futbolista. En mi trayectoria he ganado con mi equipo varios reconocimientos, como el tercer lugar en el Torneo Intercoles, dos veces el primer lugar en Interprepas y segundos lugares en el torneo de fútbol rápido El Rey. Para que hayan llegado todos estos triunfos tuve que pasar muchas cosas.
Fútbol, escucho esa palabra y llego al punto de no poder describirla lo suficiente. Es el balompié, esos noventa minutos de adrenalina, de nerviosismo y de alegría que nos conmueven a todos, que llegan al corazón y despiertan algo dentro de ti. Justo eso me pasó a los 6 años: estaba sentada en el sofá de mi casa, admirando cómo uno de los jugadores, el portero, volaba para tomar el balón. Me imaginé en su lugar: esa era yo, aún no sabía como funcionaba, pero también quería volar.
Desde el inicio sabía iba a ser muy difícil aprender a jugar, porque ninguna niña juega fútbol. Ellas deben jugar con muñecas, eso lo escuché miles de veces y en algún punto lo creí. Cuando llegué a la primaria nos dijeron que teníamos que hacer deporte. Había dos opciones: la que todos esperan que elijas y la que nadie espera que elijas. Así que llegué a mi casa muy emocionada y le dije a mi mamá: “Mamá, voy a entrenar fútbol”. Ella intentó convencerme de que gimnasia era mucho mejor, pero mi decisión era firme. Al fin podría volar. Así empecé a los 7 años, sin tenis ni guantes de portera, pero con mucha ilusión.
A los 8 años tuve mi primer partido, con un árbitro real y no había portera, así que decidí aprovechar la oportunidad. Si el portero que había visto en la televisión podía volar yo también podría hacerlo. En el segundo tiempo el marcador estaba empatado 2-2. Después de una jugada de las rivales vi, a lo lejos, que el balón venía hacia mí. Salté lo más alto que pude, pero no llegué. Mi equipo perdió, pero cuando me levanté decidí que yo podía saltar cada vez más alto y que iba a atajar cualquier balón. Desde ese momento nunca dejé de jugar. Poco a poco mi vida fue girando en torno al fútbol; mi equipo se convirtió en mi familia. Cada día aprendía más y más. Pasaron los años y tanto mi equipo como yo fuimos mejorando. Cada vez ganábamos más partidos e íbamos a más torneos. Pronto terminé la primaria y empezó una nueva etapa para mí.
En la secundaria la exigencia en la escuela se duplicó y en la cancha también. Podía con mis responsabilidades y sentía que todo iba muy bien, hasta que empezó la pesadilla de las lesiones, una por cada año de secundaria. La primera fue una fractura de clavícula, después un desgarre en el ligamento del hombro. Estas lesiones acabaron con mis sueños en la portería y tuve que cambiar de posición. Ahora mi territorio fue la media cancha. Jugando lejos de la portería tuve mi primer esguince de tercer grado en el tobillo. Era radiografía tras radiografía, pero yo siempre volvía a jugar.
Al final de esta etapa llegué a un punto de equilibrio muy bueno entre la escuela y el deporte. El truco es la organización y no descuidar nuestra preparación académica, porque aunque nosotros los atletas vivamos para deporte no podemos dejar atrás la escuela. No vamos a competir toda la vida y debemos aprovechar todas las oportunidades que se nos presentan. Ahora, en la preparatoria, los retos son aún mayores, pero si las cosas fueran fáciles la vida sería muy aburrida.
Por: Paco rubín
Clementino vivía solo. Estaba solo. Hasta su soledad lo había abandonado y desde hacía mucho tiempo no escuchaba la voz de nadie. El día que sucediera, el sonido le afectaría, puesto que sus tímpanos se habrían hecho vulnerables al ruido.
En donde habitaba, no existía el eco, así que por más que gritara, Clementino no escuchaba ni siquiera su propio grito. Clementino iba enloqueciendo de a poco.
Cierto día y falso día, un loro llegó a su árbol. Clementino lo miró y el loro habló.
Clementino no conocía a los loros, y al escucharlo quedó loco. También sordo.
Publicación a cargo de la Lic. Yolanda Jaimes Vidal, Coordinadora de Comunicación InternaGrecia Juárez Ojeda, DirectoraCristhian Adal García Hernández, Subdirector, Jefe de InformaciónJesús Del Pozo Sotomayor, Jefe de FotografíaEric Contreras Santos, Jefe de Fotografía DeportivaArlette Sánchez Santos, Editora
ReporterosDafne Ixchel Agüero Medina, Jefa de Sección/CulturaGibsy Sagrario Gonzalez Garcia, Reportera de Proyectos de Impacto Social
OpiniónGrecia Juárez Ojeda, ColaboradoraCarolina Méndez, ColaboradorItzel Reyes Camargo, ColaboradoraRoberto Carlos Pérez Hernández, ColaboradorCristhian Adal García Hernández, ColaboradorJesús Del Pozo Sotomayor, ColaboradorRocio García González, ColaboradoraDiego Efrén Torres Fernández, Colaborador
Diseño y Edición GráficaMa. Fernanda Bretón Vega, CoordinadoraMayra Renne Beltrán Garay, Jefa de DiseñoAmanda Jimenez Cardenas, Jefa de DiseñoMaria Teresa de Jesus Guendulain, Jefa de DiseñoAzalea Hernandez Morales, DiseñadorAzalea Hernandez Morales, Maria Jose Guitierrez Arcega, Miguel Lopez Rosete, Aldo Arturo Gonzalez Ávalos, Rose Mary Susana Figaredo Ilustradores
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