Muchos han sido los acontecimientos que han marcado a la sociedad mexicana como un grupo de personas organizadas, desde temblores, huracanes, y cualquier desastre natural.Hoy nos toca seguir dejando atrás las diferencias y ponernos en el lugar de la población más vulnerable en cuanto al estado de salud, como personas de la tercera edad o con alguna enfermedad crónica. La pandemia declarada por el Coronavirus nos ha tomado a todos por sorpresa, para muchos es una exageración para otros las medidas no son lo suficientemente viables para detener un contagio.Lo cierto es que si tomamos en cuenta las medidas que las autoridades nos han dado y las cumplimos podemos evitar una situación catastrófica. Puebla con casos de pacientes que dieron positivo y que muy probablemente hayan contagiado a más está en una alerta constante, es muy importante que no caigamos en pánico, pero lamentablemente es lo primero que hacemos, los supermercados no cuentan con gel antibacterial, alcohol, papel de baño. Las personas en un estado de pánico se lo han llevado todo, sin pensar en que todos debemos cumplir con las normas, todos los demás también necesitamos comprar estos productos. Así que dejemos de ser egoístas, de pensar solo en nosotros y demos paso a la solidaridad y a la responsabilidad social.Como bien se ha iniciado la campaña en redes, estas semanas NO SON VACACIONES, son días cruciales para evitar más contagios. Seamos empáticos muchos no pueden faltar a sus trabajos porque si lo hacen no les pagan, así que aquellos que de verdad no tengan a que salir no lo hagan.Estos son días también de reflexión, pensemos hasta donde hemos llegado como humanidad, solo en situaciones de riesgo es que paramos, y nos detenemos a pensar que estamos haciendo mal. Es momento de demostrarnos como sociedad que podemos generar cambios, que podemos ser responsables, que podemos pensar en el otro.Es muy importante no minimizar síntomas, cualquier sospecha por favor comunícate a los números establecidos por las autoridades, la salud de los demás depende de ti.¡Si me cuido yo, cuido a los demás!
Por: Nelson Gómes
RIGUROSA CON LA SALUD
Por: Paco Rubín
(Paco Rubín)
Funambulista.
Pero el corazón le pesó tanto por querer tanto a una mujer que le cambió la vida tanto.
Y mientras tanto, perdió el equilibrio.
Y no importó.
Porque la caída fue a sus brazos.
Vive
bajo cien tejas oscuras de cien años, bajo un árbol paraíso, donde se mecen, tal como en el tiempo los vientos, el sereno; a flor de tierra, flor de madrugada, mi abuela Magdalena.
Amanece en su casa a las primeras palpitaciones de la luz. Sonoras se vuelven de tan diáfanas, las almas de las cosas que en ese instante trovan la mañana llovida, su joroba de estática existencia.
Y la casa de mi abuela Magdalena, entonces, el fogón, ara piadosa de no ostentosa leña, cortejada por hacha alguna, mas de varas, breñas, barañas maduradas en la rama.
El maíz vuelto fruta, blanco atole de bolita, la toquere, las gordas, la tortilla, tiempo que se extiende, buen hijo, entre las manos, canción de siglos y eco de sí mismo; la tortilla se extiende de cocina en cocina, ovación intermitente que no apaga en el fuego su blancura, multiplicación de no prohibida fruta.
En su casa, en su tronco montada, la tinaja, foco de agua atrayendo las abejas sonámbulas, sedientas del néctar rezumado del barro enverdecido de musgo; las abejas prófugas del enjambre, de la campana incandescente de Mama María.
Su casa en la infancia aletargada.
Humilde arroyo, humildes piedras hubo, lo recuerdo. Olía a charamascas nuevas, alimento de otras charamascas instantáneas también; a adelfas pálidas. Olía a tiempos de aguas.
Peregrinas frutas de coyoles y de nanches, de mangos y de ilamas retoñan, huelen, cantan, como balsas, en su dulce cabeza, camelina enorme, sin espinas, blanca.
En sus manos prosigue su camino un arriero, los pies no derrotados, que recorre estas líneas palmo a palmo, veredeando también las de mi mano; no detiene su marcha, no descansa, no se vuelve. Por mis caminos anda. Silbando.
La Sierra, abrupta flor, se anega en luz en su mirada. ¡La mirada —remanso iridiscente, simulado reposo de las aguas nunca quietas— de mi abuela Magdalena!
Publicación a cargo de la Lic. Yolanda Jaimes Vidal, Coordinadora de Comunicación InternaGrecia Juárez Ojeda, DirectoraCristhian Adal García Hernández, Subdirector, Jefe de InformaciónJesús Del Pozo Sotomayor, Jefe de FotografíaEric Contreras Santos, Jefe de Fotografía DeportivaArlette Sánchez Santos, Editora
ReporterosDafne Ixchel Agüero Medina, Jefa de Sección/CulturaGibsy Sagrario Gonzalez Garcia, Reportera de Proyectos de Impacto Social
OpiniónGrecia Juárez Ojeda, ColaboradoraCarolina Méndez, ColaboradorItzel Reyes Camargo, ColaboradoraRoberto Carlos Pérez Hernández, ColaboradorCristhian Adal García Hernández, ColaboradorJesús Del Pozo Sotomayor, ColaboradorRocio García González, ColaboradoraDiego Efrén Torres Fernández, Colaborador
Diseño y Edición GráficaMa. Fernanda Bretón Vega, CoordinadoraMayra Renne Beltrán Garay, Jefa de DiseñoAmanda Jimenez Cardenas, Jefa de DiseñoMaria Teresa de Jesus Guendulain, Jefa de DiseñoAzalea Hernandez Morales, DiseñadorAzalea Hernandez Morales, Maria Jose Guitierrez Arcega, Miguel Lopez Rosete, Aldo Arturo Gonzalez Ávalos, Rose Mary Susana Figaredo Ilustradores
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