Editorial

En los últimos días, un personaje femenino de la política internacional ha llamado mi atención, por su actuar en un momento, creo yo, bastante complejo. Se trata de Jacinda Ardern, la Primera Ministra de Nueva Zelanda.

Aunque ha tenido varios aciertos en la forma en cómo ha llevado la política en su país, el último, es para aplaudirse pues en medio de un ambiente tenso originado por el acto terrorista sucedido en dos mezquitas situadas en la ciudad de Christchurch donde murieron cerca de 50 personas y 50 más quedaron heridas, la líder del partido laboral llamó al orden social al pedir a los neozelandeses no compartir el video que el autor de dicha masacre transmitió en vivo a través de la plataforma social, Facebook.

Pudiera parecer una acción insignificante, pero si consideramos que también los invitó a olvidar el nombre y las intenciones del sujeto que cometió el asesinato para mejor rendir homenaje a las víctimas, y así restarle “notoriedad” al homicida, díganme si no es una reacción que merece la pena comentar.


Quizá en México estamos acostumbrados a gobernantes, por decirlo de algún modo, reaccionarios; a una prensa bélica y de algún modo imprudente para presentar los temas que en vez de promover la guerra, deberían honrar la paz; y a una sociedad morbosa, esa que se regocija al ver un cadáver solo para enterarse cómo fue ultimado, por poner un ejemplo, un capo de la droga.

Nueva Zelanda y Jacinda Ardern, nos han dado una clase no solo de ética y civilidad sino también de política internacional, pues supo responder de la mejor manera a Donald Trump cuando éste le preguntó que qué ayuda le podía ofrecer (posterior a los atentados) “simpatía y amor por todas las comunidades musulmanas”, respondió.

La Primera Ministra y Nueva Zelanda, luego de quedar en estado de vulnerabilidad debido a este lamentable hecho, pudieron actuar como nuestro vecino del norte con nuestra gente, pudieron cerrar fronteras, alzar muros y decir, no se admiten más musulmanes, fuera musulmanes de mi país, en cambio, fue más allá, ataviada con un hiyab (pañuelo islámico) la mujer fue a abrazar a los familiares de las personas afectadas, entendió sus necesidades y las antepuso como defensa del bien común al pronunciar, ante los medios, lo siguiente: “muchos de los que han sido directamente afectados por el tiroteo pueden ser migrantes en Nueva Zelanda, ellos quizá son refugiados aquí. Ellos han escogido Nueva Zelanda como su hogar, y este es su hogar. Ellos son nosotros”, declaración con el que inició un movimiento en redes sociales con el hash tag ‘TheyAreUs’.

A esta lista de aciertos respecto al tema se suma la propuesta de cambiar las leyes para la portación de armas de fuego, y que a un mes de la masacre el parlamento Neozelandés aprobó casi unánimemente, con 119 votos a favor y solo uno en contra de prohibir la venta de armas de asalto y semi automáticas.

Dicen que no está bien hacer comparaciones pero ante situaciones como las que vivimos en el país, donde al día más de 5 mujeres son víctimas de feminicidio, donde existen lugares específicos de trata de personas, donde el huachicoleo está a la vista de las autoridades, donde las cifras de muertes a causa del narcotráfico no paran, etcétera, etcétera, nos hacen reflexionar respecto a por qué en otros lugares hay voluntad para cambiar las leyes y aquí gobernantes van, gobernantes vienen, gobernantes se cambian de partido por supuestas afinidades políticas (porque no creamos que es mero interés de seguir comiendo del presupuesto, ¡noooo! Que nos linchen por estos malos pensamientos que cruzan nuestra mente), saltan a otro por las mismas razones, y no acaban de ponerse de acuerdo en qué hacer para al menos hacernos creer que les importamos, que tienen interés en lo que está sucediendo en el país o que nos están matando.

Aquí la lucha es entre colores, y si el contrario propone algo, pues se lo echamos atrás, pero si mi partido lo propone, levantamos la mano como borreguitos, sin pensar en cómo la población se ve afectada. Es lamentable, pero debemos aceptar que nos hacen falta muchas Jacindas en México y nos sobran políticos oportunistas.

DIRECTORIO

Publicación a cargo de la Lic. Yolanda Jaimes Vidal, Coordinadora de Comunicación Interna
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Reporteros
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Opinión
Grecia Juárez Ojeda, Colaboradora
Carolina Méndez, Colaborador
Itzel Reyes Camargo, Colaboradora
Roberto Carlos Pérez Hernández, Colaborador
Cristhian Adal García Hernández, Colaborador
Jesús Del Pozo Sotomayor, Colaborador
Rocio García González, Colaboradora
Diego Efrén Torres Fernández, Colaborador

Diseño y Edición Gráfica
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Amanda Jimenez Cardenas, Jefa de Diseño
Maria Teresa de Jesus Guendulain, Jefa de Diseño
Azalea Hernandez Morales, Diseñador
Azalea Hernandez Morales, Maria Jose Guitierrez Arcega, Miguel Lopez Rosete, Aldo Arturo Gonzalez Ávalos, Rose Mary Susana Figaredo Ilustradores

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