No hay duda alguna de que ser periodista, en cualquiera de los ámbitos que se ejerza, es una de las mejores contribuciones informativas que ha recibido nuestro país. Una labor que muy pocas personas se atreven a vivir de ello y, realizarlo en su máximo esplendor.
Hace unos días, Rafael Puente Jr –actual director técnico del equipo tapatío, Atlas- mencionó en una conferencia de prensa que el ejercicio periodístico “provee una zona de confort con mínimo riesgo”.
Vayamos por partes. La zona de confort surge cuando una persona no explora otros ámbitos que, a pesar de estar a su alcance, prefiere no realizarlos y quedarse cómodamente en el lugar que está. En el periodismo no vale todo, porque es importante documentar, verificar, contrastar y comparar diversas fuentes de información. Sería muy fácil quedarnos con lo primero que vemos y publicarlo, pero estaríamos transgrediendo a la sociedad con información de exigüidad.
Lo que sí no puedo mentir es la existencia de algunos que se dicen llamar periodistas, pero que carecen de esas habilidades inherentes de aquellos que escriben y cuentan las historias. También de aquellos que priman dos cuestiones: el dinero y la ideología.
El periodismo en México si provee un gran riesgo. Si bien, el derecho de acceso a la información ha ido creciendo y cada vez está al alcance de los ciudadanos; no siempre ha sido así. Infortunadamente, en México se han tenido represalias con muchos periodistas por mostrar lo lacerante que ha sido una persona u organización, incluso los indicadores han puesto a México como un lugar mortal para ejercer periodismo por encima de Afganistán, Pakistán y Somalia.
No es cumplir por cumplir los objetivos que cada uno se traza. Ni menospreciar lo que cada uno hace con esfuerzo, pero siempre hay que respetar la labor.