En 1992 una serie de países suscribieron un tratado internacional, la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, que estableció las normas y expectativas fundamentales para la cooperación global en materia de cambio climático. México fue uno de los más de 196 países que firmaron y ratificaron ese tratado. Este tratado ha tenido desde entonces algunas actualizaciones, notablemente la de 2015, cuando se firmó el Acuerdo de Paris. Dicho documento fijó el objetivo de limitar el calentamiento global muy por debajo de dos grados Celsius, precisamente llegando incluso a 1.5 grados, para evitar un cambio climático catastrófico. La presente COP26 es la vigesimosexta Conferencia de las Partes que son los 196 países que firmaron y ratificaron el tratado. El Reino Unido, en cooperación con Italia, está celebrando esa conferencia en Glasgow, Escocia, empezando el 31 de octubre de 2021 y hasta el 11 de noviembre. Durante los primeros dos días 120 jefes de estado y de gobierno se reunieron para reafirmar su compromiso con el límite de 1.5 grados – con la notable ausencia de nuestro presidente López Obrador, Xi Jin Ping de China, Vladimir Putin de Rusia y Jair Bolsonaro de Brasil – todos condenados internacionalmente por ser responsables de políticas que promueven el calentamiento global.
El tratado de París obliga a los países signatarios a actualizar sus planes nacionales de acción climática cada cinco años que coincide con la COP26. ¡Lamentablemente la 4T no lo hizo y solo registro una fotocopia de su plan del año 2015!
Mientras en el mundo los países se plantean picos de emisiones y metas sobre neutralidad de carbono y metano en esa cumbre, México asiste sin asumir ningún compromiso salvo el de continuar con una política energética basada en combustibles fósiles. México, a través de la Secretaría de Energía, no solo admitió que incumplirá con su compromiso del Tratado de París del año 2015, relacionado con que el 35% de su energía generada en 2024 sea limpia, sino ahora nuestro presidente promueve una iniciativa de reforma constitucional para devolver control del mercado eléctrico a la Comisión Federal de Electricidad, hacer desaparecer la generación de electricidad con energía renovable y privilegiar la energía fósil – especialmente el uso de combustóleo por parte de la CFE. Con el gobierno de López Obrador ya no tenemos otro objetivo ni compromiso con el medio ambiente, salvo que vamos a dejar todo en manos de la CFE. Con esa política energética – contraria a los acuerdos internacionales para mitigar el cambio climático, será casi imposible que la industria multinacional venga a establecerse a México en el futuro.
El martes 2 de noviembre la delegación de México en la COP26 finalmente se rindió ante las violentas críticas de la comunidad internacional y se sumó con muchas reservas a la firma del Acuerdo Global para Revertir la Deforestación en el Mundo hacia el año 2030. Pero desafortunadamente, México no figura en la lista oficial porque la subalterna delegada de México tardó demasiado en entregar la carta de adhesión al Acuerdo.
El precio de un fracaso del COP26 será enorme. La mayoría de los estudios sostienen que la diferencia entre 1.5 y 2.0 grados centígrados va a significar que muchos estados isleños van a estar sumergidos exactamente como los grandes puertos marítimos del mundo, la muerte de los arrecifes coralinos, olas de calor extremas, inundaciones, incendios, fallas de cosechas y hambruna generalizada.
A todo esto, tenemos que agregar la reciente inconformidad de 40 legisladores republicanos de Estados Unidos por la reforma eléctrica de AMLO ya que es violatoria del T-MEC. La reforma atenta contra la inversión extranjera directa en el sector, los trabajadores y los compromisos de sustentabilidad adquiridos por México en la firma del tratado. Por si esto fuera poco, se ha propuesto por parte de legisladores de MORENA que la votación de dicha reforma se posponga hasta abril del 2022 para empatar los tiempos junto con la revocación de mandato y las elecciones para gubernaturas en seis estados. Es innegable que a la 4T no le interesa en lo más mínimo el tema del cambio climático y las energías limpias, sólo le interesa continuar con su agenda: ¡la destrucción de México!