El turno nocturno
30/11/2022
Autor: Cynthia María Montaudon Tomas
Cargo: Directora del Observatorio de Competitividad y Nuevas Formas de Trabajo de la UPAEP

Al trabajo de las 11 de la noche a las 6 de la mañana se le conoce como el turno del cementerio. Se trata de un esquema de trabajo que se hizo posible gracias a la invención de la luz eléctrica.

En un mundo que opera veinticuatro horas al día los siete días de la semana, se invaden espacios tradicionalmente destinados al descanso. Millones de empleados trabajan en horarios nocturnos, sea por necesidad o por las condiciones de su empleo. Servicios médicos, cuidados especiales, seguridad y fuerzas del orden, hoteles, restaurantes y centros de espectáculos, e incluso transportes mantienen sus operaciones sin descanso.

Quienes disfrutan de estos servicios difícilmente conocen los problemas que involucran. Cada vez más estudios sobre salud laboral a nivel global demuestran que los turnos nocturnos tienen efectos negativos en la salud de los empleados. Los que trabajan hasta el amanecer manifiestan estados de fatiga y jet lag permanentes; sufren mayor depresión y ansiedad, tienen más problemas de sobrepeso y digestivos, fallas de memoria, problemas de corazón e incluso llegan a padecer cáncer con más frecuencia que quienes trabajan en el primer turno. Por si fuera poco, también sufren más accidentes laborales y a menudo se vuelven invisibles al resto de la sociedad por vivir en una dimensión temporal distinta.

Trabajar de noche afecta el ritmo circadiano. Los descansos no son reparadores sino de forma fraccionada, interrumpidos por las actividades diurnas de otros. Además, para mantenerse en alerta durante la noche, se incrementa el consumo de cafeína y otros estimulantes que resultan en mayor irritabilidad y afectan, posteriormente, la capacidad para conciliar el sueño. Como resultado, se recurre a somníferos y se entra en un círculo vicioso caótico.

Los múltiples estudios que señalan que la privación del sueño por periodos prolongados tiene efectos irreversibles han obligado a organismos internacionales a regular el número de días que se trabaja de noche. Para que el trabajo nocturno no se convierta verdaderamente en el turno del cementerio, se ha sugerido que los empleados no deben trabajar más de dos semanas en este horario sin tener al menos el mismo periodo de noches corridas de descanso.