Actividad solar y sus repercusiones en la salud de las personas
02/12/2025
Autor: Juan Méndez
Foto: Juan Méndez

Investigadores del departamento de Física de UPAEP aclaran mitos y riesgos reales sobre este fenómeno solar.

Académicos del Departamento de Física de UPAEP explicaron de manera accesible y científica, el fenómeno de la actividad solar y sus impactos reales en la vida cotidiana, en un momento en el que el Sol atraviesa uno de los picos más intensos de su ciclo natural.

Con la intervención de Izbeth Hernández López, profesora del Departamento de Física, y de Mario Enrique López Medina, director del mismo departamento, desmitificaron algunas percepciones alarmistas y explicaron con rigor las causas, naturaleza y efectos de las recientes eyecciones de masa coronal y tormentas geomagnéticas.

Izbeth Hernández abrió la sesión recordando que el Sol es una enorme esfera de gas ionizado, con temperaturas cercanas a 15 millones de grados centígrados en su núcleo, compuesta principalmente por hidrógeno, helio, carbono y hierro.

A causa de estas temperaturas extremas, los electrones se separan de los átomos, generando interacciones con el campo magnético solar. Este proceso da origen a fenómenos como:

Manchas solares: zonas más frías sobre la superficie.

Eyecciones de masa coronal (CME): enormes llamaradas y chorros de partículas que pueden viajar hacia la Tierra.

La científica explicó que estos fenómenos siguen un ciclo bien conocido. “Las manchas solares y las eyecciones siguen un ciclo de aproximadamente 11 años, con variaciones entre 8 y 14. Actualmente nos encontramos en el máximo del ciclo 25, por eso observamos mayor actividad desde 2024 y la seguiremos viendo en 2025 y parte de 2026”, reiteró.

Entre las recientes eyecciones destacó dos eventos de categoría X, las más intensas en la escala usada por la NASA. X5.1 el 11 de noviembre y X4.0 el 15 de noviembre. Aunque fueron muy fuertes, aclaró que no son las más grandes registradas en la historia, y que estos fenómenos son monitoreados permanentemente por organismos nacionales como el Laboratorio Nacional de Clima Espacial (LANCE-UNAM), así como por agencias internacionales y observatorios como el telescopio solar SOHO.

Tras explicar la dinámica solar, Mario Enrique López abordó la pregunta central: ¿qué consecuencias tienen estas tormentas para las personas?

El académico subrayó que, aunque el Sol sí envía chorros de partículas hacia la Tierra —los llamados vientos solares— y estos pueden tardar entre 15 y 72 horas en llegar, nuestro planeta cuenta con un robusto escudo natural.

“El campo magnético terrestre nos protege de la mayor parte de la radiación peligrosa. Mucha radiación del Sol y del espacio nunca entra a la Tierra. En los peores casos ingresa por los polos, por eso las auroras se ven en latitudes altas. Las personas en ciudades no estamos en riesgo”.

Sin embargo, detalló que sí existen repercusiones tecnológicas y operativas significativas.

Principales afectaciones en la Tierra.

  1. Red eléctrica

Las variaciones rápidas del campo magnético inducen corrientes en líneas de transmisión, transformadores y equipos de alto voltaje.

Pueden ocurrir apagones o picos de voltaje.

No afecta aparatos domésticos directamente.

Recomendación: usar supresores de picos o reguladores de voltaje para equipo sensible.

  1. Satélites

Los satélites están más expuestos a la radiación y a la expansión de las capas altas de la atmósfera.

Pueden sufrir descargas electrostáticas que dañan componentes.

La atmósfera expandida aumenta la fricción, provocando que satélites en órbita baja pierdan altitud y se desintegren.

  1. Telecomunicaciones

Las frecuencias HF se ven afectadas debido a la ionización de la atmósfera, provocando interrupciones.

El GPS puede presentar errores de entre 5 y 10 metros, lo cual no afecta a usuarios comunes, pero sí a operaciones militares o de precisión.

  1. Radiación directa

La población en tierra está protegida, pero hay grupos con mayor riesgo.

Tripulación aérea, especialmente en vuelos cercanos a los polos.

Astronautas, quienes deben resguardarse en cámaras blindadas durante tormentas severas.

“Para un pasajero común no hay riesgo. La exposición es corta. Para la tripulación o astronautas, sí hay protocolos especiales”, puntualizó Mario Enrique López.

Dentro de la misma idea, los especialistas fueron contundentes en lo referente a la salud de las personas. No hay evidencia científica de que las tormentas solares afecten directamente la salud humana en superficie.

No incrementan radiación UV ni afectan la piel.

El campo magnético terrestre y la atmósfera ya bloquean la mayor parte de la radiación peligrosa.

Hernández López llamó a aprovechar este periodo de actividad solar para la observación astronómica responsable.

Con telescopios equipados con filtros solares certificados.

Visitando observatorios como los del INAOE, donde es posible observar manchas solares y prominencias.

“Hay manchas solares tan grandes como dos o tres veces Júpiter. Con los filtros adecuados, es un espectáculo fascinante”, afirmó.

Ambos especialistas coincidieron en que la actividad solar actual no representa un riesgo extraordinario para la población.

Los efectos más graves se concentran en infraestructura tecnológica, y existen protocolos internacionales de monitoreo que permiten mitigar daños.

“La actividad solar no está aumentando. Solo estamos en el máximo de un ciclo normal. No debemos alarmarnos; debemos estar informados”, concluyó López Medina.