El trabajo desde la encíclica Rerum Novarum
05/11/2021
Autor: Yolanda Jaimes

La Mtra. Cecilia Rivera de la Facultad de Filosofía, compartió sus reflexiones sobre la encíclica Rerum Novarum, encíclica en seminario organizado por la ODUCAL, a lado de ponentes de América Latina compartieron las bases de lo que hoy se conoce como Doctrina Social de la Iglesia y destacaron su vigencia para el desarrollo del pensamiento y de la acción de los católicos en los ambientes de trabajo.

De acuerdo al State Global Workplace Report, el 15% de la población mundial trabajadora está contenta y entusiasmada con su trabajo y su empresa, el resto no está feliz o no está comprometido con los objetivos de su organización; en tanto México según datos de 2017 de la Organización Mundial de la Salud, es uno de los países en que los trabajadores viven con más estrés, seguido de China y Estados Unidos.

Así lo dio a conocer la Mtra. Cecilia Rivera Alanis, profesora de la Facultad de Filosofía en UPAEP durante su participación en el Seminario “El trabajo humano en la actualidad, a 130 años de la Rerum Novarum” organizado por la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe (ODUCAL).

Cabe destacar que la Rerum Novarum, encíclica publicada por el Papa León XII, es considerada la primera pronunciación de la Iglesia respecto a un tema social, en específico: la situación de los obreros y su relación laboral, luego de que iniciara la Revolución industrial,

Al respecto, la Mtra. Cecilia Rivera, aseguró que a pesar de que esta encíclica tiene 130 años de haber sido escrita, goza de total relevancia en la actualidad e incluso fue fundamental para impulsar lo que hoy conocemos como doctrina social de la iglesia.

Por ello, en su intervención titulada “El sentido del trabajo a 130 años de la Rerum Novarum”, compartió el legado de la Encíclica, con lo cual respondió a las preguntas: ¿para qué trabajar?, ¿vale la pena? y ¿trabajo y felicidad se contraponen?

Para ello, comenzó por aclarar que el trabajo no es un mal, por el contrario, compartió, en la encíclica Rerum Novarum, se habla del trabajo como un lugar en el que se ejercen las habilidades y destrezas, es decir, se plantea como una oportunidad de crecimiento humano.

“El trabajo es la vocación inicial del hombre, es la bendición de Dios, y se equivocan lamentablemente quienes lo consideran un castigo”, citó.

Agregó que el fundamento último de la valoración del trabajo es la dignidad de la persona humana y que todas las actividades profesionales participan o pierden participar de la excelencia constitutiva de la persona.

“Todo lo legítimo puede transformarse en amor. Pero hay dos realidades que, si se realizan al margen del amor, se desnaturalizan, se prostituyen: la sexualidad y el trabajo”, destacó.

Sin embargo, indicó, todo trabajo debe ser realizado por amor a Dios; “San Ignacio de Loyola decía que amar y servir al señor salvaría su alma. Este amor a Dios, es lo que da sentido a la vida, es lo que da sentido al servicio, por él se manifiesta, si hay amor a Dios, no hay desperdicio de nuestro trabajo”, indicó.  

Agregó que es posible buscar la propia santificación a través del trabajo ya que al hacer extraordinario lo ordinario, da un horizonte más elevado. “Si se quiere llegar a la felicidad, pero se toma un camino autorreferencial, egoísta se equivoca la ruta”, expresó.

Asimismo, comentó que familia y trabajo es un binomio que influyen mutuamente ya que si una persona está contenta en su trabajo se verá reflejado esto en la familia, no solo en el aspecto económico.

En este sentido, observó, las Universidades católicas deberían hacer sus nuestros estudiantes logren la plenitud humana.

“Las universidades católicas debemos ser una oportunidad para que los chicos descubran por cuenta propia respuesta a sus preguntas existenciales: de dónde vengo, a dónde voy, quién soy; descubrir en medio de sus quehaceres, la ruta que los lleva a la vida eterna”, acotó