Además del tercer lugar nacional, el equipo fue galardonado con el primer lugar en presentación técnica y recibió una mención honorífica por ser el único equipo que logró completar todas las rondas de vuelo con éxito, algo que demuestra no solo el alto nivel técnico, sino también la solidez estructural de su prototipo.
El equipo estudiantil U-Aerospace de UPAEP ha logrado destacar a nivel nacional al obtener el tercer lugar general en la prestigiosa competencia Aerodesign MX 2025, llevada a cabo recientemente en Querétaro, compitiendo frente a universidades con tradición en aeronáutica como el IPN, la Universidad Aeronáutica en Querétaro (UNAQ) y el Tecnológico de Monterrey, entre otras.
Además del tercer lugar nacional, el equipo fue galardonado con el primer lugar en presentación técnica y recibió una mención honorífica por ser el único equipo que logró completar todas las rondas de vuelo con éxito, algo que demuestra no solo el alto nivel técnico, sino también la solidez estructural de su prototipo.
Adrián Cruz de Jesús, profesor de la Facultad de Mecatrónica, Biónica y Aeroespacial de la UPAEP, destacó la complejidad del reto que enfrentan los estudiantes al participar en esta competencia. “La esencia del concurso es diseñar una aeronave desde cero con base en una misión propuesta por el comité organizador, aplicando todos los conocimientos adquiridos en la carrera. Es la demostración del talento tanto de los alumnos como de la universidad para formar ingenieros aeroespaciales altamente capacitados”, explicó.
Por su parte, Ana Paola Ayala Terrón, estudiante de Ingeniería Aeroespacial y miembro del equipo, compartió que esta fue la cuarta participación de U-Aerospace en Aerodesign MX, y la más destacada hasta la fecha. “Esta competencia es el resultado de un año completo de trabajo. Diseñamos, manufacturamos y probamos nuestro prototipo desde cero. Compitieron 36 alumnos de distintas disciplinas, y este año, por primera vez, el equipo fue compuesto por el mismo número de mujeres que de hombres, lo cual nos llena de orgullo”, afirmó.
El avión presentado mide casi tres metros de envergadura y tiene un peso aproximado de 7.1 kilogramos, dentro del límite reglamentario. Además, el reglamento imponía restricciones específicas para asegurar la seguridad del evento, tales como potencia del motor y dimensiones máximas. Aun así, el equipo decidió llevar dos aviones completos como respaldo, aunque solo uno fue necesario para cumplir con éxito todas las rondas.
Más allá del vuelo en sí, el profesor Cruz de Jesús explicó que el verdadero valor de la competencia está en todo el proceso: “La competencia comienza desde la planeación financiera, la gestión de un equipo multidisciplinario, la toma de decisiones técnicas y logísticas, hasta llegar al diseño y validación del avión. Cada año el reto cambia, en esta ocasión la meta era construir una aeronave lo más ligera posible que pudiera cargar el mayor peso posible, calculando incluso en tiempo real la carga óptima según parámetros de altitud proporcionados por los organizadores”.
Este tipo de competencias tienen un fuerte impacto en la formación de los futuros ingenieros, al desarrollar habilidades clave para el sector aeronáutico y aeroespacial nacional. Como lo expresó Ayala Terrón: “Lo que aprendemos aquí no es solo teoría, es cómo se trabaja en un proyecto real de ingeniería, con tiempos, entregables y exigencias técnicas que reflejan lo que pasa en la industria”.
Ayala Terrón compartió que, al concluir una competencia, el equipo inicia un nuevo ciclo: reclutamiento de más estudiantes de distintos decanatos, entrenamiento de nuevos miembros y preservación del conocimiento. “Así como yo ya estoy por terminar mi carrera, varios compañeros también, por eso nos enfocamos en preparar a las próximas generaciones, para que el conocimiento y experiencia se sigan transmitiendo”, añadió.
La clave, enfatiza, está en la pasión: “No pedimos que los chicos sean de cierto semestre o carrera; lo único que pedimos es que tengan muchas ganas, amor y pasión para dedicarle tiempo a este proyecto”.
“Capacitamos a los nuevos miembros en áreas como manufactura o diseño, les enseñamos desde cómo vuela un avión hasta cómo fabricar piezas clave. Entrenan con nosotros desde primer semestre”, explica Ana Paola Ayala.
“Al principio, los chicos hablan como niños, como si fueran a jugar. Después de unos meses, empiezan a hablar con términos técnicos, toman decisiones de ingeniería y se ven como verdaderos profesionistas. Esa transformación es invaluable”, explicó Adrián Cruz.
Para Cruz de Jesús, el mayor reto de la ingeniería aeroespacial en México es mantenerse actualizado en una disciplina en constante evolución: “La innovación no se detiene, y eso exige que tanto nosotros como profesores como los estudiantes estén siempre a la vanguardia. Desde normatividad, diseño, manufactura, hasta navegabilidad, cada área cambia constantemente”.
Asimismo, destacó que la competencia también permite eliminar barreras entre instituciones: “Hemos logrado una comunidad de estudiantes que colaboran entre sí, sin importar de qué universidad vienen. Al final, todos tienen el mismo objetivo: desarrollarse en la industria o la investigación”.
Con su participación, U-Aerospace no solo demostró el alto nivel de preparación técnica de sus estudiantes, sino también su capacidad de liderazgo, innovación y resiliencia. Representaron con orgullo a UPAEP frente a instituciones de renombre, dejando claro que el talento mexicano —y poblano— está listo para enfrentar los retos de la industria aeroespacial global.
Este resultado es testimonio del compromiso de UPAEP por formar profesionistas íntegros, capaces de colaborar, innovar y transformar su entorno. El equipo ya se alista para la próxima edición, con nuevas metas, nuevos integrantes y el mismo espíritu que los ha llevado al podio nacional.