Huella digital: el otro tipo de contaminación que generamos todos los días
23/06/2025
Autor: Yolanda Jaimes

En 2024, la comunidad UPAEP generó 18,052 kg de CO2 por el uso de servicios digitales. Aunque no se vea, el impacto ambiental está presente en cada archivo, correo o video que compartimos.

La contaminación no solo se encuentra en el aire que respiramos o en los ríos que vemos. También está en el espacio virtual que habitamos todos los días. Cada búsqueda en internet, cada correo electrónico enviado, cada archivo que almacenamos en la nube, tiene un impacto ambiental que, aunque invisible, es real.

Durante 2024, el uso digital de la comunidad UPAEP generó 18,052 kilogramos de dióxido de carbono (CO2). Para tener una idea del impacto, esta cifra equivale a recorrer 11,000 kilómetros en automóvil o a mantener 1,500 focos prendidos durante un año. Todo esto, producto del consumo energético necesario para mantener servidores, redes, dispositivos y plataformas en funcionamiento.

Esta huella de carbono digital es parte de un problema global que crece con la acelerada digitalización de nuestras vidas. Actividades cotidianas como el uso de redes sociales, el envío de correos, la descarga de archivos o el simple hecho de tener dispositivos conectados constantemente, consumen energía. Esa energía —cuando proviene de fuentes no renovables— genera emisiones que contribuyen al cambio climático.

Pero no solo hablamos de emisiones. Existe también la llamada basura digital: el cúmulo de archivos, documentos, correos, fotos o programas que ya no usamos pero siguen ocupando espacio en servidores, y por lo tanto, continúan demandando energía. A esto se suma la basura electrónica tangible: celulares, laptops, cables, audífonos y dispositivos obsoletos que, al no gestionarse adecuadamente, terminan en vertederos contaminando el suelo y el agua con metales pesados y sustancias tóxicas.

En México, cada persona genera en promedio 10 kilogramos de residuos electrónicos al año, y solo una pequeña fracción de ellos se recicla. Esta situación, junto con el aumento del consumo digital, agrava la crisis ambiental.

¿Qué podemos hacer?

Combatir la huella de carbono digital y la basura electrónica es posible, pero requiere un cambio de hábitos. Algunas acciones simples incluyen: limpiar regularmente el correo electrónico y el almacenamiento en la nube, evitar enviar archivos innecesarios o muy pesados, utilizar videollamadas con moderación y sólo cuando sea necesario, apagar equipos cuando no se usan y evitar tener múltiples dispositivos conectados sin necesidad, dar mantenimiento, reparar o alargar la vida útil de nuestros dispositivos y reciclar correctamente los residuos electrónicos.

Además, como universidad, es fundamental continuar promoviendo políticas de digitalización responsable y sostenibilidad tecnológica, incluyendo el uso de energías limpias para la infraestructura digital, el diseño de estrategias de almacenamiento inteligente y la implementación de campañas de sensibilización.

La nube ya no es etérea: también deja huella. Como comunidad universitaria, tenemos la oportunidad de ser parte del cambio. Cada archivo que eliminamos, cada equipo que reciclamos, cada decisión consciente frente a lo digital, suma a favor del planeta.