Introducción
En una sociedad cada vez más atravesada por el conocimiento científico y tecnológico, la necesidad de acercar la ciencia al público general se vuelve urgente y estratégica. Sin embargo, la ciencia suele expresarse en lenguajes especializados, inaccesibles para la mayoría. Para superar esta barrera, han surgido diversas prácticas que median entre el saber científico y la sociedad: la divulgación científica, el periodismo científico y la comunicación pública de la ciencia. Aunque comparten el propósito de democratizar el conocimiento, cada una posee características, alcances y objetivos distintos que vale la pena explorar.
Divulgación científica: cultura y curiosidad
La divulgación científica, según François Le Lionnais, consiste en la explicación y difusión del conocimiento científico fuera de los espacios de enseñanza formal, sin el objetivo de formar especialistas. Su esencia radica en transformar saberes complejos en narrativas accesibles, atractivas y culturalmente significativas. Se manifiesta en libros, conferencias, museos, documentales y actividades interactivas, y busca despertar la curiosidad, fomentar la cultura científica y promover el entendimiento básico de los avances científicos.
A diferencia de otras formas de comunicación, la divulgación no se enfoca en la actualidad ni en el análisis político de la ciencia. Su valor reside en su capacidad para sembrar el interés por el conocimiento y enriquecer la cultura general de la población.
Periodismo científico: actualidad y pensamiento crítico
El periodismo científico, como lo define René Anaya, es una forma de comunicación pública que se realiza a través de los medios masivos con tres objetivos fundamentales: informar sobre los avances científicos y tecnológicos, contextualizarlos en sus dimensiones políticas, sociales y culturales, y fomentar un pensamiento crítico que permita a la ciudadanía incidir en la política científica.
A diferencia de la divulgación, el periodismo científico se sitúa en el terreno de la actualidad informativa. No solo traduce el lenguaje técnico, sino que también evalúa las implicaciones sociales de los descubrimientos. En este sentido, el periodista científico actúa como vigilante y mediador, cumpliendo una función similar a la del cuarto poder, al cuestionar y analizar el impacto de la ciencia en la vida cotidiana.
Comunicación pública de la ciencia: sistema y estructura
Raúl Fuentes Navarro y Carlos Enrique Orozco proponen una visión más amplia: la comunicación pública de la ciencia como un conjunto de instituciones, estructuras mediadoras y prácticas sociales que permiten la circulación y reproducción del sentido del conocimiento científico y tecnológico. Esta perspectiva incluye tanto la divulgación como el periodismo, pero también abarca políticas públicas, museología, educación no formal, redes sociales e iniciativas comunitarias.
La comunicación pública de la ciencia no se limita a un formato o medio específico, sino que articula un ecosistema complejo de actores y mecanismos que vinculan la ciencia con la sociedad. Su función es estructural y estratégica, orientada a garantizar que el conocimiento científico se integre de manera significativa en la vida social.
Semejanzas y diferencias
Las tres prácticas comparten una vocación común: acercar la ciencia a públicos no especializados y reducir la brecha entre el saber científico y la ciudadanía. Todas buscan traducir el lenguaje técnico en formatos comprensibles y culturalmente relevantes.
Sin embargo, sus diferencias son notables:
Tabla comparativa
| Práctica | Enfoque principal | Propósito central | Medio o formato predominante |
|---|---|---|---|
| Divulgación científica | Cultural y educativo | Estimular curiosidad y comprensión básica | Libros, museos, documentales, conferencias |
| Periodismo científico | Informativo y crítico | Contextualizar y fomentar pensamiento crítico | Medios masivos (prensa, TV, radio, web) |
| Comunicación pública de la ciencia | Institucional y estratégico | Articular ciencia y sociedad | Ecosistema de actores y prácticas sociales |
Elaboración propia, 2025.
Conclusión
La integración de la ciencia en la vida social requiere de múltiples mediaciones. La divulgación científica cultiva el interés y la apreciación cultural; el periodismo científico informa, cuestiona y contextualiza; y la comunicación pública de la ciencia articula un sistema más amplio de interacción entre saber y sociedad. Reconocer sus diferencias y complementariedades permite diseñar estrategias más efectivas para construir una ciudadanía informada, crítica y participativa frente a los desafíos del desarrollo científico y tecnológico.
