Las empresas e instituciones constantemente están en la búsqueda de grandes diferenciadores frente a la masa competitiva y el fenómeno de la globalización, éstos van desde los procesos, piezas de comunicación, aspectos psicológicos como el mejorar el autoestima, mejores formas de socialización y vinculación, bajar el estrés y el conflicto interno, impulsar el deseo por ser cada día un mejor colaborador, provocar un clima organizacional favorable, afectividad positiva, buenos entornos psicosociales, entre otros.
Esto sucede porque el Bienestar Laboral se convierte en un catalizador que provoca condiciones laborales óptimas para el recurso humano en la búsqueda de favorecer a las sociedades y hacerlas más sanas y que así beneficien al bien común. Es así como el Bienestar Laboral, que va más allá de un beneficio económico, se convierte como una ventaja competitiva que hace a las organizaciones no solo socialmente responsables sino también más sostenibles, con seres humanos sanos y felices que además, a través de la acción laboral, pueden sumar en el éxito organizacional.
Lo antes comentado sucede porque este concepto que se ha tornado de “moda” traza que el Bienestar Laboral auxilia en la satisfacción de los individuos en lo físico, familiar, emocional y hasta espiritual con impacto directo en la calidad de vida de los colaboradores, generándoles factores psicosociales positivos que provocan mayor compromiso y como se mencionó anteriormente, bajan el nivel de estrés y así las encomiendas llegan a ser cumplidas de manera más eficaz y eficiente.
Es así como el Bienestar Laboral puede convertirse en una herramienta para el logro de los objetivos organizacionales y como consecuencia haya una mejor productividad y calidad en el servicio, sucesivamente confianza y credibilidad, un ambiente laboral cálido, con gente que rinde y en la que además se puede fortalecer en sentido de identidad y pertenencia.