Claves de León, el Papa americano
09/05/2025
Autor: Mtro. Andrés Beltramo Álvarez
Cargo: Director General de Promoción y Comunicación Estratégica de UPAEP y ex corresponsal ante la Santa Sede

Un Papa americano, un verdadero Papa de este Continente. León XIV une en su persona al norte y el sur de la región. Nacido y formado en los Estados Unidos, vivió gran parte de su misión pastoral en el Perú. Desde allí caminó prácticamente toda América Latina. Su elección asegura continuidad con Francisco, pero con un sello propio.

Un Cónclave tan breve no se esperaba. Las señales dadas por los purpurados durante el pre-Cónclave mostraban cierto grado de incertidumbre, que hacía presagiar la necesidad de un esfuerzo extra de diálogo para alcanzar los consensos requeridos. Pero la fumata blanca llegó bastante pronto, en el mismo número de votaciones que para la elección de Benedicto XVI en 2005.

Francis Robert Prevost es un perfil por demás interesante. Nació en Chicago, en el seno de una familia multicultural. De ascendencia francesa, italiana y española, tiene estudios universitarios en matemática y una formación religiosa en el seno de la Orden de San Agustín.

Como buen agustino, combina una sólida instrucción académica con los elementos propios de una orden mendicante. En Chulucanas, donde llegó en 1985, se empapó de la realidad peruana.  En Trujillo, se hizo uno entre los demás.

En el Perú se hizo pastor, y también comenzó a crecer en su Orden. Fue profesor de derecho canónico, párroco y formador de seminaristas. En 2001 fue elegido como Prior General de los Agustinos. Tuvo dos periodos, que le sirvieron para conocer no solo América, sino también el mundo.

Conoció a Jorge Mario Bergoglio en sus recorridos latinoamericanos. Ya como Papa, Francisco vio en Prevost alguien en quien confiar. Lo designó primero administrador apostólico y luego obispo de Chiclayo. Tanto amó Prevost a su diócesis peruana, que decidió saludar a los fieles de allí directamente en español, en su primer mensaje como pontífice.

Pero su destino estaba en Roma. Por eso, Francisco pensó en él para confiarle uno de los puestos más delicados de la Curia Vaticano: el Dicasterio para los Obispos. Le dio una misión: buscar buenos perfiles de futuros pastores. En 2023 le impuso el birrete colorado, creándolo cardenal. Lo demás es historia.

Con la elección de Prevost, los cardenales mandaron una clara señal: el papado seguirá su internacionalización, más allá de los candidatos europeos e italianos que se mencionaban como “papables” en la víspera. Ampliaron la mirada, consolidando a la Iglesia del Continente Americano como fuente y origen de pontífices. Los Papas americanos ya no serán una rareza.

León XIV asegura la continuidad de Francisco en lo esencial, con sus matices. Su personalidad es menos disruptiva que la de Bergoglio. Él decidió utilizar todos los atuendos pontificios al asomarse al balcón central de la Basílica de San Pedro, mientras su predecesor solo lo hizo vestido de blanco.

Su nombre refiere a León XIII, el Papa que forjó la Doctrina Social de la Iglesia, sobre la cual tanto insistía Francisco. Y es una señal sobre los temas a los cuales el nuevo pontífice dará espacio: promoción de la paz, cercanía a los migrantes y los pobres.

Al final, se cumplió la máxima vaticanista: “el que entra Papa… sale cardenal”. No fue ni Parolin, ni Zuppi, ni Pizzabala. Fue León XIV de Chicago, el Papa americano.