La línea entre lo personal y lo laboral: por qué es importante respetar los límites
22/07/2025
Autor: Dra. Eva María Pérez Castrejón
Cargo: Jefa de promoción de Posgrados y Modalidades a Distancia

En el día a día de las organizaciones, a muchos colaboradores les resulta difícil separar los asuntos personales de los laborales. Con frecuencia, los problemas externos se trasladan al trabajo, interfiriendo con los procesos y acciones propios del rol que cada quien desempeña. Se olvida que las empresas e instituciones no son responsables de lo que sucede en la vida privada de sus integrantes, y que llevar esas cargas al entorno profesional puede vulnerar la privacidad de otros, además de generar un ambiente incómodo o incluso hostil.

Ser profesionales implica mantener conversaciones y tomar decisiones enfocadas exclusivamente en lo laboral. Esto no solo favorece el cumplimiento de metas y objetivos —que son, al final, la razón por la cual se recibe una remuneración económica y beneficios adicionales—, sino que también contribuye a un entorno más sano y funcional.

Separar lo personal de lo profesional no es solo una recomendación: es una necesidad para evitar conflictos, tensiones entre colegas, ruptura en la dinámica de los equipos y, por ende, una caída en la productividad. Todo esto repercute directamente en el cumplimiento de metas y afecta el clima organizacional.

No deja de sorprenderme la inmadurez que, en ocasiones, demuestran adultos en quienes las organizaciones depositan su confianza. Y esto no distingue niveles jerárquicos: se observa tanto en la base como en la cima del organigrama. Toda acción, positiva o negativa, impacta en la imagen personal, del equipo, de la organización e incluso de los líderes. Antes de que se llegue a decisiones drásticas como un despido, es fundamental reflexionar y ajustar comportamientos, con el fin de mantener un equilibrio saludable entre la vida personal y profesional.

No separar ambos ámbitos, además de demostrar una falta de profesionalismo, puede considerarse una actitud poco ética y socialmente irresponsable. Los colaboradores deberían actuar en función del bien común, ser ejemplo vivo de coherencia, responsabilidad y respeto. Las organizaciones no están para resolver los malestares personales de cada uno. Cada acción tiene un efecto en los demás y es crucial entender las consecuencias que esto puede acarrear.

La libertad es un derecho inalienable, pero no debe confundirse con el libertinaje. Si actuáramos con verdadera responsabilidad y empatía, pensaríamos primero en el impacto que nuestras actitudes tienen sobre quienes nos rodean.