El Viaje Coherente: Tejiendo Valores en la Industria Turística y de la Hospitalidad
16/05/2024
Autor: María Valentinotti Dorantes
Cargo: Directora de Programa Académico de la Licenciatura en Dirección de Hospitalidad y Turismo UPAEP

Viajar es una página en blanco que busca ser llenada por las nuevas experiencias que nuestras huellas escribirán en destinos inexplorados. El viajero es un huésped del mundo, un navegante de emociones, cuyos anhelos se entrelazan con la hospitalidad del camino. 

En cada viaje se compone una sintonía de encuentros con extraños que, en breve, se convierten en viejos conocidos; y cada destino es una oportunidad por descubrir, una vivencia, una historia y un capítulo que se despliega ante la curiosidad. 

De hecho, en la travesía, además de traspasar los límites geográficos cotidianos, se trascienden las propias fronteras personales. Bien lo decía el incansable explorador noruego Thor Heyerdahl: “¿Fronteras? Nunca he visto una. Pero he oído que existen en las mentes de algunas personas”, y es que, en estos desplazamientos que se dan fuera del lugar de origen, es donde se desafían las creencias arraigadas y se insta a cuestionar lo que se da por hecho. 

Es entonces y sólo entonces, que sucede la magia de la transformación personal a través de los viajes. Se presencia la mutación de viajeros a narradores de historias, a nómadas del alma, que se percatan que no sólo exploran el mundo, sino que, con gran sorpresa, terminan reconquistándose y reconociéndose a sí mismos en la otredad de los ojos ajenos. 

En cada viaje, la industria turística y de la hospitalidad se convierte en el anfitrión generoso, ofreciendo tesoros intangibles por medio de la atención y servicio brindado; ya sea en el hotel, donde se asigna esa habitación que ha de ser un hogar temporal; en el diseño y creación del itinerario de un agente de viajes; en el banquete ofrecido por un restaurante que restituye las fuerzas perdidas; o bien en la escucha al guía turístico, guardián de los secretos antiguos del lugar. 

Es por todo esto y más, que la profesión turística y de la hospitalidad se considera una actividad noble desde sus inicios, ya que su surgimiento está basado en la generosidad, siendo la demostración tangible más antigua de la hospitalidad la Tessera Hospitalis, que, si bien era un símbolo pequeño en tamaño, grande era su significado, y dejaba de manifiesto el hermanamiento entre locales y forasteros.

 

Las manos diestras entrelazadas como manifestación de acogida y amistad sin fronteras, significaban una llave que abría la puerta de la cordialidad entre naciones. Hoy en día este simbolismo se replica en cada interacción entre la comunidad anfitriona, los visitantes y los profesionales del sector, tejiendo redes de apoyo y comprensión en cada encuentro generando así un motor de solidaridad y desarrollo. 

En este sentido, y reconociendo a cada una de las partes involucradas, esta industria se rige por su código ético, el cual es un faro que indica cada acción y elección de comportamiento promoviendo la armonía entre seres y entornos. Por lo que la coherencia en la profesión turística es el eco de la ética que guía cada viaje, bordando los hilos de la responsabilidad y la empatía, manifestándose con la integridad en nuestras acciones. 

En un mundo utópico de sueños y realidades, es la coherencia una guía y verdad en la profesión del Turismo y la Hospitalidad alineando lo que se piensa, se dice y se hace, creando un sentido de lealtad en la forma de ser y actuar, entrelazando los valores de: 

Comprensión y respeto entre las personas tanto de los turistas y visitantes como de las comunidades receptoras, en coherencia con los valores éticos comunes de la humanidad. 

Orgullo en cada terruño, al revelar ante el mundo las bellezas que este oculta, obsequiando una danza de culturas que emana en un suspiro de asombro en los visitantes, en coherencia con el sentido de pertenencia y satisfacción de la valorización de lo nuestro. 

Hospitalidad como un valor social, en coherencia con la calidez, la atención al detalle, el profesionalismo, que, en otras palabras, es hacer sentir al otro bienvenido en los espacios comunes de encuentro. 

Entendimiento mutuo entre los visitantes nacionales y extranjeros con el patrimonio tangible e intangible del lugar visitado, en coherencia con el compromiso de conocer y a respetar la visión de los involucrados en tan afortunadas interacciones sociales. 

Respeto al medio ambiente, a las comunidades receptoras, a los profesionales del sector, y a los turistas, en coherencia con la dignidad intrínseca de cada persona y nación. 

Equilibrio y concientización del uso y apreciación de los recursos heredados que se convierten en atractores de propios y ajenos, en coherencia con la alegría de apreciar nuestro planeta; nuestra casa común. 

Nobleza, que es la propia esencia de la actividad turística manifestada en la generación del bienestar integral de las comunidades y su efecto benéfico multiplicador, en coherencia con la resiliencia, recientemente demostrada en la recuperación del sector incluso después de acontecimientos apocalípticos como una pandemia mundial.

Compañerismo, vínculo fundamental de armonía y buena correspondencia entre los integrantes del sector, en coherencia con la pasión que nos une y nos mueve a ejercer esta profesión. 

Integridad, en todo momento, aun si nadie atestigua tu comportamiento en coherencia con el orgullo de hacer lo correcto, y finalmente; 

Amor por la profesión, en coherencia con el motor del propósito personal de cada vida.