Es un hecho que el uso de inteligencias artificiales está cambiando el proceso de enseñanza-aprendizaje. Tantos estudiantes como profesores tienen acceso a nuevas herramientas que simplifican la búsqueda y generación de información. Sin embargo, como todo avance tecnológico, su uso no está exento de fallas. Particularmente, al ser algoritmos con una elevada capacidad de análisis, consideramos que siempre proporcionaran respuestas correctas, lo cual no es cierto pues siguen dependiendo de cómo el entrenamiento e instrucciones que les proporcionemos. Por ello, en el Área de Matemáticas de la UPAEP hemos estado trabajando con la Universidad Católica de la Santísima Concepción de Chile en proyectos de investigación asociada a la educación matemática. Dados los desafíos asociados a las nuevas tecnologías, es necesario desarrollar y fortalecer la Argumentación Matemática como competencia de los estudiantes pues ello contribuye a identificar los errores que las nuevas tecnologías cometen.
La enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas han experimentado una transformación significativa en las últimas décadas. Hemos transitado de un modelo tradicional basado en la memorización y la repetición, hacia enfoques centrados en la comprensión conceptual, la resolución de problemas contextualizados, el pensamiento crítico, la creatividad, la comunicación efectiva y el reconocimiento de la diversidad de estilos de aprendizaje. Esta evolución también ha impulsado la integración de tecnologías digitales como software matemático, simuladores y plataformas en línea, así como una evaluación orientada a valorar los procesos de razonamiento, más allá del simple resultado final.
La iniciativa Future of Education and Skills 2030 de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico anticipa que el futuro de la educación matemática estará marcado por la consolidación de la inteligencia artificial y las tecnologías emergentes, promoviendo el pensamiento computacional, la alfabetización en datos y la estadística. Tanto en el presente como en el porvenir, los principales desafíos consisten en profundizar la comprensión matemática, conectar el conocimiento con situaciones reales, fomentar el razonamiento argumentativo y crítico, estimular el trabajo colaborativo e integrar la tecnología de manera significativa. Dentro de este contexto, el pensamiento crítico se revela como una competencia fundamental. Según diversos autores, este tipo de pensamiento comprende habilidades como la interpretación, el análisis, la evaluación, la inferencia, la explicación y la autorregulación. Su desarrollo permite a los estudiantes analizar información, tomar decisiones fundamentadas, resolver problemas complejos y actuar con flexibilidad en entornos dinámicos, características esenciales en el ámbito académico y laboral contemporáneo.
La argumentación matemática, por su parte, emerge como una estrategia pedagógica central para fortalecer el pensamiento crítico. Se concibe como la capacidad de construir, justificar, defender y refutar ideas matemáticas de manera lógica y coherente. Esta práctica convierte las aulas en comunidades de aprendizaje donde el debate, la reflexión y la colaboración son esenciales para el desarrollo del conocimiento matemático profundo. Basada en modelos como el de Toulmin, la argumentación implica etapas de explicación, interpretación, aplicación, perspectiva, empatía y autoconocimiento, contribuyendo a la construcción colectiva de saberes matemáticos.
Ante los cambios acelerados impulsados por las tecnologías y la necesidad de formar profesionales competentes en el análisis, validación y construcción de conocimiento matemático, se reconoce que es indispensable formar a los estudiantes en los significados y formas de la argumentación. Esta formación permite que los futuros egresados no solo dominen técnicas y procedimientos, sino que también posean las habilidades lógicas necesarias para participar activamente en la construcción y validación del saber matemático.