¿Qué es lo que pasa después de que fallecemos? ¿A dónde iremos? ¿Habrá vida después de la muerte? A lo largo de la historia del ser humano, la efimeridad ha sido un elemento que nos ha acompañado; somos conscientes de que nuestra estancia en este plano terrenal es corta y que, en un abrir y cerrar de ojos, ya no estaremos aquí.
Dicho esto, la muerte ha sido un tema que nos llena de curiosidad o de pavor. Ha sido y sigue siendo un tópico en boga que múltiples personas han puesto sobre la mesa durante años, pues es algo inevitable.
Partiendo de esta idea, nace en 1818 Frankenstein, una novela escrita por Mary Shelley. La trama reside en la historia del científico Víctor Frankenstein, quien se obsesiona con la idea de dar vida a la materia inerte. Su ambición lo lleva a crear un monstruo usando las partes de varios cadáveres. Una vez que logra su propósito, termina abandonando a la criatura por su horrible y deforme apariencia. Debido al rechazo y la soledad que enfrenta, la criatura termina rebelándose contra su creador.
A partir de la novela han surgido múltiples adaptaciones cinematográficas. Recientemente el director mexicano Guillermo del Toro ha presentado su versión de esta historia. A diferencia de la novela, se incorpora un mecenas a la trama; sin embargo, la película conserva e intensifica temas profundos como la ambición científica desmedida y sus consecuencias éticas, la responsabilidad del creador y, por último, la crudeza del rechazo y la soledad.
La calidad de la producción y de la banda sonora es sumamente minuciosa, lo cual ha contribuido al éxito del filme. Asimismo, su popularidad va de la mano del elenco seleccionado y de que se trata de una adaptación visualmente rica, romántica y profundamente emotiva que rescata la faceta menos explorada del personaje de Frankenstein: la Criatura. Del Toro logra transformar esta historia en una pieza que combina la prosa poética de la obra original con un lenguaje cinematográfico moderno y conmovedor. Así, Frankenstein perdura hasta hoy, recordándonos que al intentar desafiar el fin de la vida, el ser humano debe confrontar el valor de la empatía y la crudeza de la existencia.
La persistencia de esta historia en la cultura popular demuestra que, más allá de la ambición científica, el verdadero drama reside en la calidad de la vida que creamos y en el trato que damos a aquello que hemos traído a la existencia. Tanto la novela como la emotiva adaptación cinematográfica de Del Toro nos invitan a reflexionar: si bien la muerte es inevitable, el legado de empatía o de rechazo que dejamos en vida es lo que verdaderamente define nuestro paso por este mundo.










