Primavera; días soleados, calidez, usar bloqueador solar, distintas tonalidades vivaces de árboles, plantas o flores, tomar agua para mantenerse hidratado, buscar la sombra para evitar un poco el sol. Estas son algunas de las cosas que muchos hemos comenzado a incorporar en nuestro día a día desde la llegada de esta estación.
El clima caluroso se hace presente y la sensación térmica suele sentirse demasiado agobiadora, para mitigarla solemos recurrir a la ingesta de alimentos o bebidas frías, no obstante, en estas temporadas es muy frecuente ver en la calle a personas que lleven consigo un helado. Dicho esto, el artículo de hoy girará en torno a aquel alimento homogéneo congelado que es servido en vaso o cono… el helado.
Antes de comenzar, ¿cuál es tu sabor de helado favorito? Puede ser que sea chocolate, fresa, vainilla, limón, algodón de azúcar, napolitano, carlota, mora azul, queso, piñón… etc. En la actualidad nos podremos encontrar con una gran variedad de sabores; solemos frecuentar las heladerías para comprarnos uno, sin embargo, ¿no te has preguntado alguna vez sobre el nacimiento de este celebre postre? Vamos a ello.
Se creé que los inicios de la cronología de este postre comienzan en el año 2000 a.C.; era una bola de arroz con leche y especias que era metida a la nieve antes de consumirla. Posteriormente, en el 400 a.C. en Persia se comía un pudín o flan elaborado con agua de rosas, especias y cabello de ángel que era enfriado en la nieve; se solía comer en los veranos. Este platillo solo era dado a la realeza.
Un dato interesante reside en que Alejandro Magno participó en la historia del helado. Sus esclavos traían nieve de las montañas; él le agregaba miel o néctar a la nevisca. Algo similar hacía Nerón, solo que este insertaba zumo de frutas.
En la Edad Media, se documenta que en las cortes árabes también era empleada la nieve proveniente de las montañas para producir con frutas y especias el sharbat; se tiene la convicción de que aquí nació la palabra sorbete.
En el Siglo XIII, el navegante Marco Polo trajo recetas de postres originarios de Asia a Italia. En China, el Emperador Tang sabía un procedimiento por el cual se podía crear una mezcla en donde se combinaba el hielo con la leche. Con la ayuda de Marco Polo, esta receta fue llevada a la India, Persia, Grecia y Roma.
En 1533, en su boda con Enrique II de Francia, Catalina de Medici hizo que los cocineros trajeran la receta primitiva del helado a la gran corte francesa; para mejorar el sabor se le agregó huevo a la mezcla.
Para 1660 todo dio un giro radical con la llegada del siciliano Francesco Procopio dei Coltelli, quien es respetado como el padre del helado: con la invención de una máquina suya, se pudieron incorporaban el azúcar, hielo y frutas creando una mezcla homogénea; como resultado nacía una composición de una crema helada (la que conocemos hoy día). Con la apertura de su Café Procope en Paris, el helado ganó popularidad. El pico de pico de su divulgación se daría hasta el Siglo XVIII con la apertura de la primera heladería en Estados Unidos por el italiano Filippo Lenzi.
Pasando el tiempo, la producción del helado se ha ido industrializándose hasta convertirse en lo que es a la fecha. Dime… ¿Sabías la historia de este postre? Recuerda usar bloqueador solar.
Bibliografía:
Historia del helado. (2018, 13 agosto). Sandro Dessi. Recuperado 1 de abril de 2023, de https://www.sandrodesii.com/historia-del-helado/#:~:text=La%20historia%20del%20helado%20es,se%20enfriase%20antes%20de%20consumirla.