La vida es un suspiro que se esfuma,
un río que no cesa en su corriente;
nos brinda luz, más sigue indiferente,
pues su vaivén convierte el mundo en bruma.
Es dulce en la niñez, luego se suma
el peso de un andar que va en pendiente.
Soñamos con la cima reluciente,
más todo es ilusión que el viento inhuma.
Más vale amar, reír, jugar el juego,
gozar del sol, la flor y su latido.
pues todo es instantáneo, como el fuego.
Al fin, cuando el reloj caiga rendido,
será mejor partir con gran sosiego,
que nunca haber vivido lo vivido.
Shaula I. Castillo Zamudio es estudiante de la Licenciatura en Humanidades y gestión cultural, UPAEP.