Universidades católicas y su rol en la democracia actual
20/09/2024
Autor: Fernanda Bretón
Foto: Misraim Álvarez Bolaños
Expertos destacan la importancia del diálogo, la participación ciudadana y la formación integral en la construcción de un futuro democrático más justo.

El segundo día de trabajos del XIX Encuentro de Centros de Cultura se centró en cómo las universidades católicas deben responder a los cambios de época que enfrenta el mundo en materia democrática y en la manera en que se debe incentivar la participación activa de los jóvenes en la promoción del bien común.

En la primera ponencia magistral del día, titulada Fratelli tutti: la mejor política y el diálogo social al servicio de la construcción de la paz, el Dr. Fernando F. Sánchez Campos, rector de la Universidad Católica de Costa Rica y vicepresidente de la Federación Internacional de Universidades Católicas (FIUC), compartió los elementos más importantes de dicha encíclica de Su Santidad Francisco, teniendo como pilar fundamental el diálogo entre las partes dentro del contexto político actual.

Sánchez Campos mencionó siete claves que Fratelli Tutti destaca para fomentar el diálogo: la paciencia y humildad para ceder, sobre todo en el caso de los gobernantes; evitar ataques personales (ad hominem); respetar y valorar toda opinión y visión; apostar por la multidisciplinariedad; recuperar la amabilidad en beneficio de las formas y el tono (sobre todo en la política); comprender que el objetivo último de un diálogo es propiciar la paz; y, sobre todo, “entender que las redes sociales no sustituyen el diálogo, ya que no son confiables y se convierten en monólogos paralelos que se imponen por sus tonos altisonantes y agresivos”.

Además, añadió que en el diálogo y la caridad política urge el aporte de la religión, debido a que su presencia ayuda a generar vínculos entre los creyentes de las distintas partes que participan en él. Asimismo, la religión aporta al debate público por los siglos de experiencia y sabiduría que posee, y tiene como interés primario la propiciación del bien común.

Tras esta ponencia, tocó el turno del panel “Reflexiones sobre la situación política en América Latina y el Caribe”, espacio que fue moderado por Monseñor Lizardo Estrada Herrera, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM).

El primer turno correspondió a la Dra. Terra Friedrich Budini, vicecoordinadora de la Maestría Profesional en Gobernanza Global y Formulación de Políticas Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo. Desde su perspectiva, mencionó cuatro puntos clave que han marcado el escenario brasileño en lo político, económico y social, y que también son elementos que dañan las realidades de la mayoría de las naciones latinoamericanas: la inestabilidad democrática y la amenaza autoritaria; las prácticas fisiológicas y el debilitamiento de las instituciones; la desigualdad histórica; y la cuestión ambiental y violencia contra los pueblos originarios.

Por su parte, el Dr. Carlos Garatea Grau, rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), planteó tres cuestionamientos básicos para entender la realidad que vive Latinoamérica en el contexto político actual: dónde estamos, cuáles son los desafíos y cómo deben posicionarse las universidades católicas ante ellos.

La tercera intervención corrió a cargo del académico y sacerdote Diego Miranda Toledo, de la Comisión UCT, PUC, PUCV, UCSH y Universidad del Salvador, quien reafirmó las palabras de Su Santidad Francisco, que rezan: “la fraternidad permite mantener el equilibrio”, idea que debe guiar el actuar ante los desafíos que enfrentan las universidades católicas. Así, la democracia debe considerarse un principio fundamental dentro de la democratización social, para fomentar la participación ciudadana y una formación integral. Para ello, la universidad católica necesita estar inmersa en la sociedad.

El Dr. Fernando Galindo Cruz, profesor investigador de la Universidad Anáhuac, señaló que uno de los grandes retos de las universidades católicas es ayudar a los alumnos a enfrentar el miedo al fracaso y a la vida, enfatizando que la formación de la ciudadanía no se adquiere completamente en la universidad, sino que debe cimentarse en casa, donde las instituciones católicas deben reforzar estos valores. Añadió que la mala comprensión de la ciudadanía no puede resolverse solo en las universidades.

La Dra. Argentina Artavia Medrano, docente de la Universidad de Costa Rica, destacó la amenaza que la polarización y la postverdad representan para la democracia en su país y en otros de América Latina. Subrayó la responsabilidad de las universidades católicas en formar sociedades democráticas mediante el fomento de actitudes y habilidades que promuevan el respeto y el diálogo ético, fortaleciendo así el debate público, ya que el compromiso cristiano no puede ser delegado a otros.

Por la tarde, tras una visita guiada por el arqueólogo Eduardo Merlo al Templo de San Francisco Acatepec, donde los congresistas pudieron conocer de cerca la historia de este templo de estilo barroco, reconocido por su fachada de mosaicos de talavera combinada con ladrillo rojo, se llevó a cabo el panel “Educación, Ciudadanía y Cultura: tarea que requiere un renovado compromiso de todos los actores por una democracia sustantiva”.

Este panel, celebrado en la Ex hacienda San José Actipan, contó con la moderación de Mons. Alfonso Cortés Contreras, responsable de la Dimensión de Educación y Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM); así como la participación de José García Ruminot, presidente del Senado de Chile; Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, expresidente de la República de Costa Rica y exsecretario de la Organización de los Estados Americanos (OEA); Juan Carlos Cortés González, magistrado de la Corte Constitucional de Colombia; y José Medina Mora, presidente nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX).

José García Ruminot señaló que el fortalecimiento de la democracia está intrínsecamente ligado al fortalecimiento de la familia, ya que esta institución es el núcleo fundamental de la sociedad. Según su visión, una familia sólida fomenta valores como el respeto, la solidaridad y la responsabilidad, que son esenciales para la convivencia democrática. Cuando las familias funcionan de manera saludable, se cultivan ciudadanos más conscientes y comprometidos, lo que impacta positivamente en la participación cívica y el respeto a las normas.

Durante su intervención, Juan Carlos Cortés González resaltó la importancia de los jóvenes en la construcción de una democracia sólida y ciudadanía activa, señalando que las universidades son clave en este proceso. Además de brindar conocimientos técnicos, estas instituciones fomentan valores democráticos, pensamiento crítico y compromiso social, formando líderes conscientes y preparados para ser agentes de cambio. También proporcionan un espacio para debatir ideas y desarrollar soluciones, lo que refuerza su papel en la creación de una ciudadanía más participativa e informada.

Miguel Ángel Rodríguez Echeverría destacó la necesidad de enfrentar el cambio de época actual, marcado por miedo e incertidumbre, especialmente en torno a la fe. Señaló que es crucial integrar la moral, la ciencia y la ética como pilares fundamentales para avanzar como sociedad. Además, subrayó que la educación debe ir más allá del conocimiento técnico, fomentando una formación integral donde la fe y la razón se complementen, a fin de enfrentar los complejos desafíos culturales y preparar a las nuevas generaciones para un futuro más justo y ético.

Por su parte, José Medina Mora señaló que, inicialmente, en el sector empresarial se creía que el desarrollo económico resolvería todos los problemas, pero al observar la realidad de México, surgió la necesidad de un modelo de negocio inclusivo. Este modelo pone el desarrollo social en el centro, buscando que los beneficios lleguen a todos, especialmente al ciudadano común, promoviendo justicia e inclusión. Medina Mora subrayó que solo mediante este enfoque se podrá reducir la desigualdad y alcanzar la paz que México tanto necesita, demostrando que el crecimiento económico debe ir acompañado de bienestar social.

Con reflexiones sobre el impacto de las universidades en la formación de líderes comprometidos y el fortalecimiento de la democracia, el encuentro concluyó resaltando la necesidad de unir fe, educación y responsabilidad social frente a los desafíos del mundo actual.