Llegan a su fin los trabajos del 16º Encuentro de Centros de Cultura, un espacio que permitió el diálogo y generó el compromiso para interpelar a la sociedad y que reflexione acerca del mundo que estamos edificando.
En este último día del Encuentro de Centros de Cultura, durante el acto de clausura, se destacaron los temas y ponentes de estos tres días, quienes con mucho detalle analizaron cuestiones muy específicas que están presentándose en nuestra sociedad, nuestra época y que han generado una reflexión.
Andrés Barba Vargas, Secretario General de la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe (ODUCAL), durante su intervención, agradeció a nombre de este organismo la participación, a UPAEP, al Consejo Pontificio de la Cultura de la Santa Sede, especialmente a Emilio José Baños Ardavín por hacerlos parte del 16º. Encuentro de Centros de Cultura, en donde se presentaron los desafíos de la época ante nuestra civilización; enfatizó la participación de más de cien universidades que se unieron en esta búsqueda de respuestas, el medio fue la apertura para el debate sobre el amor y la familia ahora que una pandemia ha puesto a prueba estos conceptos valiosos en la sociedad.
El amor, la familia, el sentido de responsabilidad, la solidaridad y la subsidiariedad identifican a la historia de la humanidad y especialmente al cristianismo, citó; “estamos en una época en donde sobresale la lucha entre padres e hijos, en donde el mundo del dinero es quien rige; estas reflexiones que no son exclusivas del cristianismo se expresan desde esta misma perspectiva como un compromiso por terminar con la superficialidad imperante en la sociedad, las visiones ideológicas y por tato parciales de la realidad y el deseo cada vez más débil de hombres y mujeres por descubrir la verdad desde la profundidad de su propia conciencia”.
Hizo referencia al P. Armando González, historiador mexicano, quien define la cultura en general pero que se aplica más a la visión católica tomándola como algo palpable, en una realidad concreta, histórica, con un rico patrimonio, con experiencia en el trato y la transformación de la humanidad, justo en una época en donde se nota la volatilidad de la memoria, el desprecio por el pasado y una cierta superficialidad del internet, la consecuencia es que en estos últimos cien años se nos dificulta distinguir entre lo que es verdad y lo que es falso, entre lo bueno y lo malo; el bien común ha dejado de ser una idea o concepto que esté de moda, y a veces sólo lo ocupa gente que está mal intencionada y busca el poder.
Las universidades entonces tienen que ser ese faro de luz para la sociedad, nuestro compromiso es interpelar a la sociedad para que se vea en un espejo y que reflexione acerca de la sociedad que estamos edificando o la que estamos destruyendo.
Por su parte Mariano Sánchez Cuevas, Vicerrector Académico de la UPAEP agradeció de manera especial al Consejo Pontificio de la Cultura de la Santa Sede y a la ODUCAL por la confianza puesta en la UPAEP y sumarse además, a la organización del Encuentro; a conferencistas, panelistas, participantes que a través de sus mensajes dieron la perspectiva desde su propia vida, presentadores, técnicos, etcétera; consideró importante esta propuesta del acercamiento al concepto de la “Vocación al amor y la utopía de lo neutro”, que se debe traducir en acciones concretas en lo personal, familiar laboral y comunitario.
“Debemos buscar, profundizar, conquistar y ofrecer la verdad a los demás construyendo puentes, haciendo a un lado prejuicios y muros, testimoniar la cultura del encuentro, generando cultura y humanidad, discutir sobre la realidad biológica, sobre la integración de cuerpo intelecto y alma, fortalecer nuestra relación de seres humanos imágenes de Dios con nuestra casa común, trabajar por el valor de la familia como célula fundamental de la sociedad y respuesta al cambio”, sostuvo
Agrego que se debe aprender a guardar silencio como fuente de caridad y condición de alteridad para fortalecer la armonía interior y como instituciones educativas, asumir el compromiso de formar ciudadanos íntegros desde una visión antropológica del humanismo cristiano considerando los fines y la trascendencia de la relación de educadores con los estudiantes; finalmente reiteró el agradecimiento por la asistencia de todos.