El estudiante de Comercio y Estrategia Internacional de UPAEP cursó un semestre de intercambio en la University of Notre Dame en Estados Unidos, movido por su sed de imprimir el sello de internacionalización a su trayectoria académica.
Si bien ya había cursado su Bachillerato Internacional en North Carolina y un MOOC en Boston, además de su Doble Grado con la City University of Seattle de Estados Unidos, Ian Jeri López Vázquez, estudiante de Comercio y Estrategia Internacional de la UPAEP, siempre tuvo el sueño de estudiar de manera presencial en la University of Notre Dame gracias a una plática que tuvo con una egresada cuando iba en secundaria.
“En mi mente siempre estuvo vivir un intercambio y la palabra internacionalización siempre ha sido parte de mi vida académica, así que cuando esta chica me platicó su experiencia y saber que Notre Dame es una universidad de alto nivel, fueron los motores que me inspiraron a buscar esta experiencia, que logré gracias al apoyo del área de Internacionalización”, compartió Ian López.
Y es que, con el intercambio en mente, Ian se dedicó durante los primeros semestres a sacar buenas notas y relacionarse con sus profesores para que después del cuarto semestre pudiera aplicar y competir por una beca que otorga la institución estadounidense.
“Fue un proceso largo y cansado, noches dedicadas a reunir cartas, prepararme para entrevistas, redactar el CV en inglés, además rendir académicamente, pero creo que gracias al deseo de internacionalizarme y realizar mi sueño, fue que pude dar ese extra y lograr la beca de 100 mil pesos que le otorgó la Dirección General de Vinculación e Internacionalización de la UPAEP”, relató.
En Notre Dame, Ian López cursó 5 materias: Immigration and Reconstruction of Memory, International Management, Design of Life, Innovation and Design Thinking, y Marketing.
De las cuales destacó 2 experiencias muy significativas:
Un workshop de la asignatura International Management, que era básicamente un simulador cultural, donde tenías que explicar la cultura a través de acciones, lo que dio una perspectiva de la internacionalización, ya que es lo que pasa cuando tú llegas a un país nuevo y no sabes absolutamente nada, así que tienes que vivir en ese país, trabajar, aprender cómo se mueven, cómo trabajan, cómo se relacionan entre ellos, qué decir, cómo es que a veces lo que uno piensa de su cultura puede llegar a afectar o puede ser totalmente distinto en la otra. “Creo que fue uno de los pasos más espectaculares que vivía académicamente”.
El segundo, explicó, fue su proyecto de la asignatura de Reconstruction of Memory en la cual tuvo que hacer entrevistas a familias migrantes, escuchar conversaciones sumamente fuertes, desarrollar también la habilidad de entrevistar a las personas para obtener información y plasmar las historias en un libro.
“Se me hizo muy difícil poder escribir estas historias, eran entrevistas desgarradoras porque eran sobre hechos que estas personas vivieron fuera de su país. Decían que extrañaban demasiado a México y eso me pegó demasiado. Decían, es que voy a hacer esto, voy a dedicarme a esto otro; eso me hizo regresar a mis orígenes, me hizo sentir demasiado orgullo por ser mexicano, porque en mi caso, yo tengo la oportunidad de ir y venir a mi país, tengo la oportunidad de mejorar mi país a través de lo que yo estudio, y ese es uno de mis propósitos”, relató.
Aunque no todo fue miel sobre hojuelas, pues a Ian le tocó adaptarse a la plataforma que en Notre Dame usan para estar en contacto con sus profesores, y adaptarse a la forma de trabajo de cada uno de ellos; las ganas de salir adelante y de aprovechar la oportunidad de estar viviendo su sueño, fueron más fuertes que logró vencer cualquier obstáculo que se le presentó.
Aunque confesó que gracias a sus amigos Jack Kelly y Joe Hunt, a quienes conoció en UPAEP, la vida en Notre Dame se le hizo más llevadera, pues ellos se sintieron tan bienvenidos en Puebla que le retribuyeron la estancia durante su intercambio, llevándolo a visitar lugares y a sentirse como en casa.
Una de las vivencias que más disfrutó, relató Ian, fue haber ido a un encuentro de fútbol americano, pues en la institución estadounidense este deporte goza de gran popularidad.
“Es toda una cultura, está el pre game, que es la convivencia previa al partido, donde todos se reúnen y comparten comida, juegan en el estacionamiento mientras esperan el partido; y después está la ‘cargada’, que la tradición es que te cargan y te avientan hacia arriba el número de puntos que vayan, por ejemplo, si es un touch down te avientan al aire 7 veces. A mi me tocó que me aventaran 47 veces, es una experiencia muy padre”, confesó.
Una de las cosas que no disfrutó tanto fue la comida, pues dijo, todo era como congelado, pero pudo adaptarse a unas hamburguesas de pollo, aunque en la cafetería del Campus podía encontrar de todo, ensaladas, pastas, comida hindú, cereal, etcétera, por lo que tenía una gran variedad de comida que comer.
Finalmente, Ian invitó a quienes estén interesados en cursar un intercambio, a tomarlo muy enserio, pues es una forma de representar a tu país y les aconsejó acercarse con la gente de Internacionalización para que les ayuden con todas las dudas que tengan sobre su proceso de postulación con las universidades o países al que desean ir.
“Vale totalmente la pena. Mucha gente se va a Europa porque es atractivo, pero ir a los Estados Unidos que es un país con una preparación académica increíble te abre mucho la perspectiva, en mi caso, me abrió camino para saber a qué dedicarme en mi carrera con solo ver cómo piensan, cómo trabaja, cómo compiten”, acotó.