El estudiante de Relaciones Internacionales fue seleccionado para misionar en mayo de este año en Kenia junto con otros 7 estudiantes de la UPAEP.
José Diego Caballero Ibarra, estudiante de octavo semestre de la licenciatura en Relaciones Internacionales, quien inició a misionar desde hace 10 años, tuvo que demostrar, además de experiencia misionera, habilidades de liderazgo y lo principal, estar abierto a la voluntad de Dios para lidiar con escenarios adversos lo que le valió para ser elegido como uno de los 8 estudiantes que representarán a UPAEP en las Misiones Internacionales que este año tendrán lugar en África en mayo de este año.
Tiene más de 10 años que inicié mi experiencia misionera, y lo que más me atrapó para continuar haciéndolo cada año fue que te cambia la vida, quizá suena a cliché, pero realmente te aleja de la realidad en la que vives y te sumerge a otra muy diferente, una a la cual no estás acostumbrado y el encuentro que tienes con Dios es un encuentro muy especial, muy fuerte, sobretodo porque no lo encuentras tu solo, sino que es un encuentro con el otro y como una persona que necesita de ti”, compartió.
Agregó que su motivación de ir a África además de este encuentro con el otro, es su deseo de servir, pero también aprender de la comunidad de ese Continente, del cual aprendió en sus clases, pero de la cual hay muy poca información y poder así brindar una perspectiva diferente de esas latitudes.
“Hasta cierto punto esta Misión la siento como un llamado que me está haciendo Dios. Siempre desde que nos fuimos de misiones te enseñan que vas a servir, y es una frase que te repiten mucho, tú va a servir en lo que puedas. Las primeras veces que vamos de misiones pensamos que compartiremos la palabra de Dios con la gente y lo cierto es que muchas veces te das cuenta que tú terminas aprendiendo más de la comunidad a la que vas, que ellos de ti”, expresó.
Confesó que algunas de las situaciones a las que se ha enfrentado en Misiones ha sido a la escasez de agua, permanecer una semana entera sin bañarse, racionar el agua y respetarla para uso de las personas de la comunidad y cómo las personas de las comunidades que han visitado se desprenden de lo que tienen para compartirlo con personas a las que apenas conocen. Esto último dijo, es lo más fuerte que le ha tocado experimentar.
“Es muy fuerte ver que la familia realmente te está dando no solamente lo poco que tiene, sino todo porque te considera a como una persona que está mandando Dios para visitarlos, para estar con ellos, el hecho de ver cómo una familia se entrega tanto a una persona que conoció hace pocos días es lo que te marca”, relató.
Y es que dijo, por lo general, nosotros damos lo que nos sobra y siempre que se va de misiones las familias dan todo lo que tienen.
No obstante, dijo, misionar es un estilo de vida ya que una vez que inicias a misionar estás en constante misión. “Una de las cosas que te enseñan cuando comienzas a ir de misiones es que una vez que te vas de misiones siempre estás en una misión. La misión no es irte a África para sentir el espíritu misionero, obviamente no, la misión más difícil siempre es en nuestra casa y con las personas cercanas, cuando tengo que lavar platos, que limpiar, que recoger, cuando tengo que servir a la gente más cercana que tengo, siempre es mucho más complicado”, finalizó.