Entre diversión, talleres y una fiesta infantil, el festival reunió a 270 personas en una edición que fusionó arte y convivencia comunitaria.
El pasado 27 de abril, el Barrio de Santiago se transformó en un punto de encuentro para familias, vecinos, artistas y estudiantes durante el 11° festival cultural "Artes para la Tierra". Este evento fue impulsado por la Dirección General de Vinculación e Internacionalización de UPAEP, a través del Programa Universitario Barrio de Santiago, en colaboración con el IMACP, la Asociación de Colonos del Barrio y el Centro Cultural UPAEP.
Más de 270 personas se reunieron para disfrutar una jornada de expresión artística, convivencia comunitaria y actividades familiares. Bajo el lema "Artes para la Tierra", esta edición se centró en la reflexión sobre el cuidado del medio ambiente, tema que se integró en diversas actividades para promover una relación más consciente con nuestro entorno. El programa ofreció talleres creativos de grabado, máscaras y barro, que estimularon la imaginación de niños y adultos en un ambiente de aprendizaje colaborativo.
Las funciones artísticas, presentadas por Teatro Circo Azul, Coconetta y Ari Magaña, cautivaron al público con historias que mezclaban música y juego escénico. Las obras invitaron a reflexionar sobre el impacto de nuestras acciones en el entorno, especialmente en la fauna y recursos naturales como el agua. Mediante el arte y el humor, se compartieron consejos prácticos para adoptar hábitos más sostenibles en la vida cotidiana.
Un momento destacado del festival fue la celebración del día del niño, organizada junto con los colonos del barrio y que contó con la participación de estudiantes becarios, el médico pasante del programa y personal universitario. Los pequeños disfrutaron de juegos tradicionales, piñatas, pastel, regalos y espacios recreativos diseñados especialmente para ellos, en un ambiente de calidez y reconocimiento a su papel en la comunidad.
El festival no solo reafirma el compromiso con la cultura y la participación social, sino que también fortalece los vínculos comunitarios a través de experiencias significativas. Esta undécima edición demostró, una vez más, que cuando el arte se comparte colectivamente, tiene el poder de transformar espacios, crear memorias y unir generaciones.