La Iglesia Católica dedica el mes de octubre al rezo del Santo Rosario, una oración que, a lo largo de los siglos, ha acompañado a generaciones de creyentes y sigue siendo signo de esperanza, fe y unión en la comunidad cristiana.
UPAEP, fiel a su inspiración católica, se une a la celebración del Mes del Rosario, una tradición que invita a los creyentes a contemplar los misterios de la vida de Cristo a través de los ojos de la Virgen María.
El Rosario, cuyo nombre significa “corona de rosas”, tiene una historia que se remonta a los primeros siglos de la vida monástica cristiana. Los monjes, en su vida de oración y trabajo, comenzaron a rezar los 150 salmos del Antiguo Testamento en distintos momentos del día. Sin embargo, aquellos que no sabían leer sustituyeron estos salmos por 150 oraciones del Padre Nuestro, utilizando semillas o piedras para llevar la cuenta.
Con el paso del tiempo, y al incorporarse la oración del Ave María, esta práctica evolucionó hasta convertirse en lo que hoy conocemos como el Santo Rosario: una combinación de oración, contemplación y meditación sobre los misterios de la vida desde la anunciación, pasión, muerte y resurrección de Cristo.
El Rosario ha sido llamado por los santos “una escuela de fe”, pues en cada misterio se contempla un aspecto esencial del Evangelio. A través de él, los fieles no solo expresan su devoción mariana, sino que profundizan en el amor a Dios y en el deseo de seguir el ejemplo de María, modelo de humildad, servicio y esperanza.
A lo largo de los siglos, esta oración ha seguido transformándose. En el siglo XVI, tras la victoria cristiana en la batalla de Lepanto (1571), el Papa San Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, que hoy se celebra el 7 de octubre. Más recientemente, San Juan Pablo II, en el año 2002, añadió los misterios luminosos, que invitan a meditar sobre la vida pública de Jesús.
El Rosario es, en palabras del Papa Francisco, una “oración viva”: una forma sencilla pero profunda de entrar en diálogo con Dios, de pedir su protección, de agradecer y de ofrecer consuelo en los momentos difíciles. Por ello, el Santo Padre ha recordado que rezar el Rosario es también un acto de amor y de esperanza en tiempos de incertidumbre.
En este mes de octubre, UPAEP invita a toda su comunidad universitaria a redescubrir el valor espiritual del Rosario, a meditar sus misterios con el corazón y a reconocer a María como intercesora con Su Hijo, además de ser un ejemplo de fe que ilumina el camino hacia la verdad, la justicia y la paz.