El centenario de Cristo Rey nos recuerda que su reinado no domina, sino que libera, acompaña y sostiene nuestras vidas.
Este 2025 se cumplen 100 años de la Solemnidad de Cristo Rey, una de las celebraciones más significativas de la Iglesia. Surgió en un contexto global complejo y sigue ofreciendo un mensaje profundamente actual para nuestra generación: esperanza en tiempos difíciles, luz en medio de la incertidumbre y un recordatorio de que la dignidad humana no depende de los poderes del mundo, sino del amor que transforma desde dentro.
¿De dónde viene esta festividad?
Si escuchas “Cristo Rey”, quizá pienses en imágenes antiguas, coronas doradas o algo “muy religioso”. Pero lo cierto es que esta festividad tiene una fuerza increíblemente vigente, especialmente para quienes buscamos justicia, sentido y compañía en medio de un mundo que a veces se siente roto.
La Solemnidad de Cristo Rey no es medieval. No nació en castillos ni coronaciones. La instituyó el Papa Pío XI en 1925, en un momento marcado por violencia, ideologías totalitarias y pérdida del sentido humano. Ante esto, el papa quiso enviar un mensaje claro: “Ningún poder humano es absoluto”.
La verdadera libertad y dignidad vienen de Dios. Recordar a Cristo como Rey no es hablar de dominio, sino de liberación del pecado.
¿Qué significa que Cristo sea Rey? (Spoiler: nada que ver con imponer o dominar)
- Jesús no es Rey al estilo de los poderosos.
- No gobierna desde un trono, sino desde una cruz.
- No impone, propone, enseña, acompaña y guía.
- No aplasta, levanta.
- No excluye, abraza.
- No manda desde lejos: camina a tu lado.
Su Reino se construye con valores profundamente humanos:
- Amor que transforma
- Justicia que dignifica
- Verdad que libera
- Perdón que sana
- Paz que construye
- Servicio que genera vida
- Decir que Cristo es Rey es decir que el amor tiene la última palabra.
Ante esto, el Pbro. José Gabriel Meneses Arce, Capellán de la UPAEP, compartió una imagen profundamente humana y actual de Cristo Rey.
“Jesús no es un Rey lejano o inaccesible. Es un Rey que sirve, que se acerca, que lava los pies, que entrega su vida por amor. Y no nos llama siervos… nos llama amigos. Su trono es la cruz, y su corona, una corona de espinas. Ahí muestra que su realeza es servicio, donación y ternura”, recordó.
Agregó que Jesús es un Rey que comprende cada dolor, cada tristeza, cada lucha. Carga en su corazón lo que carga nuestro corazón y nos invita a servir con amor, porque ahí nos parecemos a Él.Y que todo se le puede ofrecer: tu estudio, tu cansancio, tus proyectos, tus dificultades, tus logros, tus enfermedades, tus preocupaciones.
“Esos pequeños actos de amor. Un momento de oración, un gesto de ayuda, un trabajo hecho con dedicación, consuelan el corazón de Jesús y ayudan espiritualmente a quienes amamos. Reconocer a Cristo como Rey no es someternos, por el contrario, es dejarnos acompañar y aprender a amar como Él”, destacó.
¿Y qué tiene que ver conmigo, estudiante?
Mucho más de lo que imaginas, cuando permites que Dios habite en ti, su Reino empieza a tomar forma dentro de tu historia. No busca controlar tu libertad, sino ayudarte a usarla mejor.
Su reinado toca lo cotidiano cuando eliges responder con paz y no con enojo, tratas con dignidad a quien nadie mira, cuando dices la verdad aunque cueste, cuando te solidarizas con alguien que está sufriendo, cuando decides no vivir en piloto automático. Su Reino se construye en tus decisiones, en tu manera de estudiar, trabajar, amar, relacionarte.
Un mensaje para nuestra generación
Entre noticias duras, ansiedad, cansancio y violencia, la Solemnidad de Cristo Rey repite algo que necesitamos escuchar:
- La oscuridad no tiene la última palabra.
- La esperanza sigue viva.
- El bien continúa venciendo aunque parezca silencioso.
- Cristo Rey no apunta al pasado… apunta a un futuro con esperanza.
¿Cómo vivir esta fiesta hoy? (Incluso si no eres “muy religioso”)
- Dedica un minuto a pedirle a Jesús que reine en tu corazón: que te dé paz, claridad y valentía para elegir lo bueno.
- Practica un acto concreto de misericordia.
- Reconcíliate con alguien.
- Ofrece tu tiempo a quien lo necesita.
- Haz silencio y agradece lo que sí está en pie.
- Participa en misa. No como costumbre, sino como una oportunidad para dejar que Cristo transforme lo más profundo de tu vida.
El Reino empieza en lo pequeño. En lo que haces cuando nadie te ve. En la manera en que eliges construir esperanza. En pocas palabras…la Solemnidad de Cristo Rey no es del pasado: es una invitación para transformar nuestro presente. Deja que Él ilumine tu historia con amor, su amor, pues es lo único que de verdad puede renovar el mundo.
















