No soy CLASISTA, pero...
21/06/2021
Autor: Sharon Guzmán Marín

El clasismo se puede definir como aquella asignación de ciertas características a partir de ciertas narrativas, y usualmente estas asignaciones son estigmatizantes, es decir, que dañan la dignidad de una persona.

A menudo, este tipo de comportamiento social entre los grupos o individuos van de la mano con discriminaciones estructurales, étnicas y raciales, así como de la segregación espacial urbana y la invisibilización de grupos étnicos y sociales (formas culturales de omitir la presencia de grupos sociales).

En todo el mundo se vive el clasismo y la segregación espacial urbana en diferentes niveles, sin embargo, en América Latina suele centrarse en problemas socioeconómicos; a diferencia de otros países en los que el problema radica en cuestiones étnicas y raciales. No obstante, no quiere decir que América Latina no se vea afectada por las mismas cuestiones.

Dicha segregación espacial se ve reflejada en el hecho de que las personas de distintos estratos normalmente se encuentran en distintos puntos de la ciudad y por lo mismo no conviven en los mismos lugares laborales, educativos, de ocio o consumo y esto es una realidad, pues es claro que las minorías sociales, étnicas y raciales tienden a ser segregadas hacia sitios poco deseables de la urbanidad mientras que la mayoría de clase media y alta se dispersan en pequeños barrios urbanos o zonas residenciales socialmente homogéneas en toda la ciudad, pero cuando esta realidad se tuerce hacia el lado clasista, es ahí donde se vuelve problemático; y de esto se da cuenta todo mundo tan solo contestando una simple pregunta, ¿usualmente dónde se encuentra el mejor alumbrado público? Tal vez ni siquiera el mejor, si no ¿uno decente?, ¿qué hay de la infraestructura?, ¿y la seguridad?

En el caso de México, se tiene un gran deterioro histórico hacia el otro, se trata de una especie de México de castas, que de alguna manera no terminó ni con La Conquista, ni con La Colonia y que la Revolución solo lo reacomodó, y que hace visible la “ceguera social” que polariza a nuestro país, pues ésta es la incapacidad de ver a lo otro y al otro desde un punto de vista distinto al que yo pueda tener, lo que causa todo tipo de expresiones como:

  • “No soy clasista pero los pobres son pobres porque quieren”. No, según la investigación hecha en el Informe Movilidad Social en México del año 2019 realizado por el Centro de Estudios Espinosa Ylgesias, la riqueza de la familia y el lugar de nacimiento determina al menos la mitad de los ingresos de las personas.
  • “No soy clasista pero los pobres son flojos y no trabajan y recibir programas sociales los incentiva de trabajar y salir de esa situación económica”. La realidad es que los programas sociales son un derecho y es la forma en que este sector se beneficia del gobierno, en cambio, la clase media alta y sobre todo las élites se benefician de privilegios fiscales que reproducen su riqueza como son condonaciones y deducciones de impuestos. Cientos de miles de millones de pesos son condonados a la élite en México, mientras que a un beneficiario de una beca del gobierno se le reprocha por recibir $800 pesos al mes. De hecho, no trabajar o decidir trabajar es un privilegio sujeto a condiciones sociales externas a las personas, pues en lo sustancial, 17% de las personas del 10% más pobre tienen dos trabajos o más. Fácticamente, la mayoría de la población no puede afrontar muchos días ni semanas de desempleos.
  • “No soy clasista pero las personas pobres no tienen para comer, pero sí para el chupe o la antena de Dish". Esa idea de que nosotros como el resto de la sociedad podemos juzgar como esas personas en pobreza tienen que distribuir sus ingresos y como deben de comportarse es absolutamente clasista.
  • “No soy clasista pero los pobres no se levantan temprano”. La realidad es que quienes viven en periferia y zonas marginadas tardan más de dos horas en llegar a trabajos y escuelas porque tienen menor acceso a empleos, pues muchas veces dichas personas toman hasta 3 diferentes medios de transporte para llegar a su destino, en cambio, las personas que viven más al centro de la ciudad tienen muchas veces la facilidad de contar con un coche propio que agilice el traslado. Con las pasadas elecciones del 6 de junio, en la Ciudad de México se vislumbró un síntoma de la polarización, una naturalidad aparentemente novedosa sobre la división de la ciudad con respecto a los estratos sociales según sus ingresos y las preferencias electorales, que llevó a la polémica “CDMX dividida” que hace alusión a la Alemania dividida tras la Segunda Guerra Mundial.

Dicha novedad puede dar pauta a reconocer que, en la capital del país, cohabita una desigualdad tan grande como la que hay a nivel mundial, pues en la misma ciudad las personas más pobres pueden ser las más pobres a nivel nacional, pero también las más ricas de la capital pueden ser las más ricas del país.

Según datos del INEGI en la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017, los estados con mayor prevalencia de discriminación en los últimos 12 meses por algún motivo son: Puebla, Guerrero, Oaxaca, Colima, Morelos y Estado de México; alcanzando o superando todos ellos el 24% de la población que mencionó haber sido discriminada.

La discriminación no es un fenómeno que afecte sólo a grupos sociales específicos, sino que vulnera los derechos fundamentales de millones de personas en el país por distintos motivos, demeritando la convivencia social y obstaculizando el desarrollo nacional (INEGI, ENADIS, 2019).

Es importante entender que México será posible si pensamos y construimos a partir de la realidad del otro, si le restamos importancia a nuestras diferencias, si le prestamos atención a nuestras semejanzas y si cambiamos nuestra propia narrativa sobre el contexto social en el que vivimos.

 

Bibliografía:

  • Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2018). Encuesta Nacional sobre Discriminación, ENADIS 2017. 11 junio, 2021 de INEGI.
  • Centro de Estudios de Espinosa Ylgesias (2019). Informe Movilidad Social en México 2019. 11 de junio, 2021 de CEEY.
  • Greenstein, R., Sabatini, F., Smolka, M. (2019). Segregación Espacial Urbana. 11 de junio, 2021 de Lincoln Institute of Land Policy Sitio web: https://www.lincolninst.edu/publications/articles/segregacion-espacial-urbana.
  • Heraldo de México (2021). Memes de la CDMX dividida en dos tras las elección. 11 de junio 2021 de Heraldo de México Sitio web: https://heraldodemexico.com.mx/tendencias/2021/6/7/memes-de-la-cdmx- dividida-en-dos-tras-las-eleccion-304193.html
  • Fernández, B., Lake, B., Vazquez, D., Romero, G., Ricard, J., García, L., Dovali, M., Lara, R. (2020). Mundos Paralelos, BIG DATA y desigualdad en la Ciudad de México. 11 de junio, 2021 de OXFAM México, Cuebiq Inc. y DATA-POP ALLIANCE.
  • Chavira, P. (Anfitrión). (2020-presente). El café de la mañana [Podcast]. Spotify y Reforma. https://open.spotify.com/episode/32As9FhmqwMusK9JtRETp2?si=eb84419a2827460d
  • Zacarías, C. (2020-2020). Corbata amarilla. [Podcast]. Spotify. https://open.spotify.com/episode/6dWyXR9S0OKG8IPKw3llkU?si=by7MY2PqQFye T99kEb5Utg&dl_branch=1