El pasado 26 de noviembre se celebró en México el día del Ingeniero Químico, institucionalizado en 2015 por el Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos y el Instituto Mexicano del Petróleo, para reconocer la importancia de nuestra profesión en el desarrollo del sector productivo mexicano. Esta fecha no solo debe invitarnos a festejar la Ingeniería Química y a quienes la ejercen; también es una oportunidad para reflexionar sobre cómo dicha profesión debe resolver los retos asociados al contexto social actual. En este sentido, en un mundo sobrepoblado con 7900 millones de personas, la Organización de las Naciones Unidas señala que los grandes desafíos a enfrentar en el futuro próximo son el acceso universal al agua, la energía, la alimentación, la salud y la construcción de una cultura de paz; mismos que deben afrontarse desde una perspectiva multidisciplinaria.
Con relación al acceso universal al agua, es incuestionable la contribución de los ingenieros químicos para lograr una gestión más justa que involucre el tratamiento, la recuperación y la distribución de esta en un entorno donde el agua es cada vez más escasa. En cuanto a la energía, actualmente ésta se obtiene mediante procesos caracterizados por el desigual reparto de las materias primas y por el alto impacto ambiental que generan.
En cuanto a energía, la ingeniería química no ha sido ajena a esta cuestión y desde hace décadas hemos visto esfuerzos valiosos para reducir el impacto medioambiental de la generación de energía a partir de los combustibles de origen fósil; por ejemplo, el desarrollo de energías alternativas a partir de fuentes renovables y el diseño de una nueva generación de acumuladores y baterías eléctricas. El siguiente paso es hacer estas tecnologías accesibles al común de la población del planeta.
Respecto a la alimentación y la salud, el reto es muy cercano a nuestra profesión. Corresponde a los ingenieros químicos (en conjunto con otras áreas) aplicar su ingenio y talento para crear productos y procesos optimizados que permitan hacer frente a las enfermedades emergentes y mejorar la calidad de los alimentos. Al mismo tiempo, debemos pugnar en todo momento por el justo acceso de toda la población mundial a éstos.
Así, la ingeniería química está llamada a jugar un papel decisivo en la construcción de soluciones viables para dichas problemáticas pues es una disciplina de frontera situada entre diversos campos científicos y tecnológicos. En la medida en la que las universidades logremos permear el impacto de nuestros egresados en estos ámbitos, será posible lograr una verdadera transformación social que conlleve a una cultura de paz. Asunto que debe ser cercano a nuestra profesión pues, a nivel mundial, miles de ingenieros químicos se desempeñan en instituciones vinculadas a la guerra, razón por la que también se celebra el Día en Conmemoración de las Víctimas de la Guerra Química (30 de noviembre). Por tanto, es necesario resignificar a la ingeniería química como una profesión que fomente la formación y la práctica para la consecución de sueños colectivos y de oportunidades para los grupos sociales más marginados, para el beneficio común de la humanidad.
Las Voces de Ingenierías: Ingeniería Química para la transformación social y la cultura de paz
06/01/2023
Autor: Dr. Mario Alberto López Mendoza
Foto: Escuela de Ingeniería Química Industrial
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