Benedicto XVI
10/01/2023
Autor: Gerardo Valle Flores
Cargo: Centro de Estudios Guadalupanos

¿Qué es un Papa?  Ante todo, es un hombre con una historia y es importante conocerla para entender al hombre y al Papa.

Joseph Ratzinger nace el 16 de abril de 1927 en un pueblo de Baviera. En 1939 Joseph tiene apenas doce años, sin embargo, el totalitarismo del partido Nacional Socialista le obliga a enrolarse en el ejército cuando tiene 17 años y estando ya próximo el fin de la guerra, Joseph, sin haber entrado en combate, desertó al año siguiente de su enrolamiento, fue capturado y hecho prisionero por los norteamericanos quienes lo liberaron al poco tiempo.

Joseph descubre su vocación al sacerdocio, realiza los estudios necesarios y es ordenado sacerdote a los 24 años.

Teólogo de prestigio

Un año después de su ordenación, ya enseña teología en el seminario y un año después, con 26 años, ya había conseguido el doctorado.

Destaca su participación en el Concilio Vaticano II donde actúa como asesor teológico del cardenal de Colonia, Alemania dándose a conocer como teólogo destacado por sus aportaciones al derecho sobre la libertad religiosa. Tenía apenas 35 años y se le ve como reformista junto con teólogos como Karl Rahner pero atendiendo la tradición y las sagradas escrituras.

En 1968, siendo profesor universitario, publica su libro “Introducción al Cristianismo”, donde propone que el Papa escuche las diferentes voces antes de tomar decisiones, proponiendo así una forma de gobierno de la Iglesia basada en la autoridad consultiva.

En 1969 es nombrado vicepresidente de la Universidad de Ratisbona.

En 1972, junto con otros teólogos, funda la revista “Communio”, donde dan a conocer las ideas del Concilio Vaticano II sin las interpretaciones liberales que ya se le estaban dando.

En 1977 suceden varias cosas importantes para Joseph Ratzinger, ya que es nombrado arzobispo de Múnich y meses después es nombrado cardenal, así mismo se encuentra en el sínodo sobre catequesis, al Cardenal de Cracovia Karol Wojtyla a quien había conocido en el Concilio Vaticano II pero que no había tratado sino por medio de correspondencia.

Poco después de asumir el pontificado el Cardenal Wojtyla con el nombre de Juan Pablo II, nombra a Ratzinger como prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe y, tal vez sea aquí donde empieza lo amargo de su vida ya que tiene la responsabilidad de calificar casos de desviaciones de la Fe, pero con una incomprensión muy grande ya que los medios de comunicación influenciados por el liberalismo, lo llenan de calificativos como intransigente y conservador, entre otros.

Desgraciadamente muchas personas conocimos sólo lo que los medios decían del cardenal Ratzinger y lo planteaban como temible opositor al progresismo.

Ante los ataques que sufrió como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Ratzinger siguió haciendo su trabajo en silencio, planteando con claridad la línea de la doctrina de Cristo que es la de la Iglesia y su incompatibilidad con el marxismo y la masonería.

Cuando en 1985 tuvimos la oportunidad de leer su libro “Informe sobre la Fe” donde a manera de entrevista hace, precisamente, un informe sobre la situación de la Iglesia Católica, nos encontramos con sorpresas.

Una de ellas es que para algunos era sumamente extraño el movimiento carismático de la renovación cristiana en el Espíritu Santo, ya que incluía formas que antes no se veían en la Iglesia y por lo mismo se pensaba que por extraño no era parte de la misma, la sorpresa es que Mons. Ratzinger lo toca en su libro como una posibilidad de acción del Espíritu Santo, diciendo que había que dar oportunidad a esos movimientos y que el tiempo diría si es obra de Dios o no. Con esto, algunos nos dimos cuenta que Mons. Ratzinger no era ningún intransigente ni mucho menos ultraconservador, que era la imagen que teníamos debido a los medios pero que ésa imagen estaba muy alejada de la realidad.

Al fallecer Juan Pablo II en el 2005 y subir al pontificado Mons. Ratzinger con el nombre de Benedicto XVI, mostró al verdadero personaje, amable, humilde, sencillo en el trato y por momentos hasta tierno, pero profundo en su pensamiento, es así que podemos entender por qué toma el nombre de Benedicto, siguiendo la tradición de San Benito y sus monjes que orando y trabajando hacen la voluntad de Dios, hacen lo que se debe en el momento que se debe.

Evidentemente hay muchas enseñanzas en el legado de Benedicto XVI, pero una de ellas que me parece fundamental es su frase: “Manténganse firmes en la Fe”, frase ésta que tiene mucha actualidad ya que hay muchas tentaciones de acomodar la doctrina a nuestros gustos, sentimientos o a las ideologías actuales sacrificando la verdadera doctrina de Cristo que es la de la Iglesia.

Gracias Benedicto XVI por enseñarnos como ser fieles a Cristo y su doctrina.