Aunque mis cuatro fieles y amables lectores saben que me interesa mucho el tema de las mujeres en la historia, debo reconocer que hasta hace un par de días no sabía yo absolutamente nada de Alice Guy. Fue hasta que el tema salió a relucir en una charla con la Mtra. María Fernanda Herrera, Directora de la Escuela de Cine en nuestra universidad, cuando supe de la existencia de esta figura tan interesante e importante en la historia del séptimo arte. A Alice Guy, entonces, dedicaremos hoy esta columna centrada, durante todo el mes de Marzo, en las mujeres.
Por cierto, resulta curioso que, en este mes, que los romanos dedicaban al dios de la guerra, Marte, conmemoremos las luchas de las mujeres por lograr un mundo más justo y armonioso. Y es que, por coincidencia, hay una historia que tiene como protagonista a una mujer, mejor dicho, a una deidad, Venus, la diosa de la belleza, quien era esposa de Vulcano y, a la vez, amante del terrible y sanguinario Marte, a quien controlaba y manipulaba con una astucia y desenvoltura impresionantes, dignas de quien era el prototipo de la femme fatale entre los dioses. La aventura terminó cuando Vulcano, ya cansado de la enorme cornamenta que le agobiaba, los sorprendió con las manos en la masa (y en otros lugares) y los atrapó con una redecilla hábilmente confeccionada que había colocado sobre el lecho, lugar del delito. Pero vayamos a nuestra historia de hoy.
Alice Ida Antoinette Guy nació en Saint-Mondé, Francia, el 1° de Junio de 1873, aunque sus padres todavía vivían en Chile en ese momento. Sin embargo, su madre insistió en dar a luz en suelo francés, por lo que emprendió el largo viaje desde el país sudamericano para poder estar en Francia al llegar el momento del nacimiento de Alice. Sin embargo, la niña no viajó a Chile, sino que pasó los primeros años de su vida en Suiza, con su abuela, y recién viajó a Sudamérica cuatro o cinco años después con su madre. Allí conoció a su padre, pero dos años más tarde fue enviada de regreso a Europa, para ingresar al mismo internado en Suiza donde estaban sus hermanas. Fue sólo después de la muerte de su hermano en 1886 que la madre de Alice regresó a Francia desde Chile. Cuando su padre muere poco tiempo después y las dos hermanas mayores se casan, Alice debe terminar su educación básica en una escuela pobre de París.
Cuando Alice tenía 17 años, un amigo de la familia aconsejó a la joven que se formara como taquimecanógrafa para poder ganarse la vida. Tras completar su formación, encuentra trabajo al ser contratada por León Gaumont como secretaria en el 'Comptoir Général de la Photographie' en 1895, en lo que sería su entrada en el mundo del cine. Esta empresa se dedicaba en un principio a la fabricación y venta de aparatos cinematográficos, pero la creciente demanda del mercado empujó a Gaumont a convertirse también en productor. Designó entonces a Alice como directora del estudio, lo que causó revuelo en la sociedad de la época, pues en ese tiempo las mujeres no podían ni siquiera votar y, en algunas naciones, ni siquiera podían heredar, así que ver a una mujer al frente de un estudio de cine fue todo un acontecimiento. Por supuesto, no faltó quien fundamentara tal decisión afirmando que Alice era la amante de Gaumont. Como vemos, poco han cambiado algunas cosas desde entonces: pareciera que a las mujeres les está vedado el camino al éxito por sus propias virtudes intelectuales.
Probablemente fue en 1896 cuando la joven Alice Guy pidió que se le permitiera producir películas, a lo que Gaumont accedió, por lo que ese mismo año realizó su primera película, llamada “El hada de los repollos” (La fée aux choux), que algunos afirman que es la primera película con narrativa de la historia del cine. Lo que sí es seguro es que, con esta película, Alice Guy se convirtió en la primera mujer directora de cine. A partir de ese momento dirigió muchísimas películas, desarrollando un estilo completamente nuevo para su época.
La empresa de Gaumont siguió dedicándose al diseño, a la fabricación y a la comercialización de aparatos para la industria cinematográfica. Así, ya en el siglo XX, los técnicos de la empresa desarrollaron el cronomegáfono, con el fin de sincronizar el cinematógrafo con el fonógrafo, de tal manera que las proyecciones ya podían ser dotadas de sonido.
La fée aux choux tiene una duración de casi un minuto y se caracteriza sobre todo por su trama de ficción. Muestra a un hada de pie en medio de un jardín, cosechando bebés de una cama de coles. Al comienzo de la película, la joven hada parece estar pidiendo atención a sus espectadores. Ella le deja claro a la audiencia que va a hacer algo muy especial con los repollos a su izquierda y derecha en lo que sigue, primero levantando el dedo índice de su mano derecha de manera prometedora, señalando las plantas y luego agitando sus brazos de un lado a otro como si sostuviera a un bebé. Poco después, parece escuchar un ruido proveniente de uno de los repollos y se lleva una mano a la oreja. Luego se agacha en un gesto de danza y levanta de una de las coles a un bebé envuelto en un paño. El hada lo levanta en el aire y parece estar, literalmente, presentándolo a la audiencia.
Para ello, sostiene al bebé en dirección a la cámara antes de dejarlo en el suelo para sacar al siguiente bebé de uno de los otros repollos. Habiendo, digámoslo así, “cosechado” a dos bebés de esta manera, el hada se presenta nuevamente a la audiencia y hace una pequeña rutina de baile en la que mira directamente a la cámara. Después de un giro rápido, se agacha por última vez y saca a un tercer niño de uno de los repollos. Sin embargo, a diferencia de los otros dos bebés, ella no lo sostiene frente a la cámara, sino que lo vuelve a colocar en el suelo directamente frente a ella, lo que se debe al corte abrupto en este punto. Debido a esto, el tercer y último hijo también es más difícil de detectar que los otros dos. Sin embargo, parece ser un poco de más edad que los otros dos anteriores. La película termina con el nacimiento del último niño y otra presentación de baile del hada y los niños que ha traído al mundo.
El hecho de que el hada siga girando hacia la cámara y literalmente se siga presentando ante el público muestra que ella es consciente de la audiencia, juega con el público y parece actuar únicamente para el espectador. Sus movimientos son muy dancísticos y, por lo tanto, satisfacen el deseo de la audiencia de ver movimiento. Además, aquí se hace visible la proximidad del cine de los primeros años con otras formas de entretenimiento como el teatro, el circo, la danza, etc. La película es particularmente interesante porque es la primera, hasta donde sabemos, o al menos una de las primeras películas de la época, que no sólo filma el movimiento o la realidad, sino que también muestra una trama ficticia que podría haberse basado en un guion. Alice Guy crea una película que no nada más muestra una secuencia de imágenes, sino que realmente cuenta una historia, lo que marca una notable diferencia frente a muchas obras de su época.
Otro aspecto a destacar a la hora de analizar la película es la ambientación. El hada parece estar en un jardín rodeado por una cerca. En primer plano están el hada y los repollos colocados a su izquierda y derecha, detrás de ella la cerca y detrás de ellos una hilera de árboles. Los diferentes niveles en el diseño de la imagen crean una profundidad espacial que le da a la película una tendencia realista y de esta manera la distingue del escenario convencional del teatro. Sin embargo, es obvio que no se trata de la realidad, debido tanto a la historia fantástica como al marco de la imagen. El marco separa lo que se muestra de la realidad, pero también estructura el campo de visión y, por lo tanto, la composición de la imagen al relacionar a todas las partes entre sí. Esta pequeña película puede admirarse en: https://www.youtube.com/watch?v=fMSbpeb2d6Y.
En 1906, Alice Guy realizó su primer “largometraje”, titulado “La vie du Christ”, una producción importante para la época, con más de 300 extras involucrados y una duración de unos 33 minutos. Es interesante anotar que, durante mucho tiempo, se afirmó que el director de esta película había sido Victorin Jasset, quizá debido a que este era hombre y era más conocido en ese momento que Guy. Todo parece indicar que Jasset fue solamente asistente en la producción.
En el mismo año también realizó la película “La Fée Printemps”, con una duración de cuatro minutos, una de las primeras películas en color. También fue pionera en la producción de grabaciones de sonido para acompañar las películas.
En 1907 Alice Guy se casó con el camarógrafo Herbert Blaché, quien pronto asumió la dirección de la filial de Gaumont en EE.UU. Después de su matrimonio, Alice Guy inicialmente renunció a su trabajo, pero lo reanudó después de unos tres años. En 1910 fundó su propia productora, Solax. Su marido se hizo cargo de la gestión del negocio y ella se convirtió en directora artística. Para 1914 se habían producido más de 300 películas, con más de 40 dirigidas por Alice Guy. Las películas de aventuras fueron particularmente exitosas. La empresa tuvo tanto éxito que en dos años se pudieron invertir más de 100 000 dólares estadounidenses en las instalaciones de producción de Fort Lee, Nueva Jersey. En ese momento, esta localidad se convirtió rápidamente en uno de los centros de producción cinematográfica más importantes en los Estados Unidos.
En 1918 tuvo su primera experiencia con el fracaso: “The Great Adventure”. Otro tropiezo siguió en 1920 con “Tarnished Reputations”. Se alejó del cine y se divorció de su marido en 1922, después de que los equivocados manejos económicos de este los llevaran en parte a la ruina. Alice Guy trabajó brevemente para William Randolph Hearst y luego regresó a Francia, casi sin dinero, con sus dos hijos. Carecía del capital inicial para la producción de nuevas películas, por lo que ella y sus hijos llegaban a fin de mes estirando literalmente el dinero obtenido con cuentos, cuentos de hadas y reseñas de películas. En 1940, una de sus hijas se convirtió en diplomática estadounidense, por lo que Alice pudo acompañarla en sus viajes por todo el mundo; dedicó además muchos años por obtener el reconocimiento histórico de sus logros hasta su muerte.
El hecho de que su trabajo pionero se haya olvidado durante tanto tiempo se debe en parte a los historiadores masculinos del cine, quienes simplemente atribuyeron sus primeras películas a personajes masculinos, sin más. ¿Cómo llamar a esto? ¿“Machismo historiográfico”? En 1953 fue incluida en la Legión de Honor por sus servicios al cine, pero su autobiografía no se publicaría sino hasta después de su muerte. Es hasta años recientes que ha sido reconocida como “la madre del cine”, debido a su trabajo pionero y a las innovaciones que instauró.
Alice Guy-Blaché escribió, produjo y dirigió más de mil películas, en su mayoría comedias, aventuras, musicales y westerns. En sus películas abordó el antisemitismo, la inmigración, la situación de los trabajadores, el papel de la mujer y el maltrato infantil. Lamentablemente, la mayoría de sus películas se perdieron. Alice no se volvió a casar. En 1964 regresó a Estados Unidos para vivir con una de sus hijas. Murió en 1968 en un asilo de ancianos en Mahwah, Nueva Jersey.