Las Voces de Ingenierías: Éxito
25/09/2023
Autor: Prof. Fidel Pacheco García
Cargo: Profesor de la Facultad de Ingeniería Industrial, Logística, Manufactura y Automotriz

De acuerdo con el diccionario, éxito es el resultado de una empresa o acción emprendida que llegó a un feliz término. Este generalmente se busca en cada cosa que se emprende por medio de estrategias que generen resultados asociados a expectativas, aspecto que resume lo que un resultado feliz es. Entonces, al emprender algo, nos preguntamos cómo lograr su éxito; es decir, que tipo de estrategias conllevan a resultados felices. Visto así, parece que debería haber reglas elementales para tener éxito. En la presente columna nos enfocaremos en identificar alguna ley general. Particularmente, aquellas que rigen la formación de estructuras desde la sinergética, idea impulsada por Herman Haken, impulsor del rayo láser. Entonces, partiremos del estudio de las acciones de conjunto pues el propio término emprender significa querer hacer algo para alguien o muchos. 

La importancia de la sinergética yace en los fenómenos de la naturaleza que caen dentro de esta visión. Desde los sistemas atómicos y moleculares, hasta sistemas biológicos, el sapiens, las sociedades, y la economía. En estos se observa la necesidad de un ordenador; alguien que cuenta una historia que todos creen y que organiza al sistema (la aparente autoorganización, mencionada por Peter Senge en su libro de la Quinta Disciplina). 

Para visualizar lo anterior, considerando como ejemplo el nivel atómico, un tubo de luz de halógeno se ilumina cuando los átomos son excitados por la electricidad, estos átomos decaen y emiten radiación para todos lados. Así, el sistema está completamente desorganizado; esto es bueno cuando queremos alumbrar una calle con luz difusa. Con un ordenador el resultado es diferente y feliz pues este hace que todos los átomos del gas emitan su radiación en una dirección privilegiada. Dicho ordenador es un ente externo al sistema cuyos componentes son los átomos de un gas, y está compuesto por dos espejos paralelos colocados en los extremos de un tubo de luz. Los últimos hacen que la radiación emitida por los átomos permanezca más tiempo yendo y viniendo a lo largo del eje de la lámpara. Entonces, la radiación a lo largo del eje estimula a los átomos excitados a que bailen a su ritmo, y estos emiten su radiación a lo largo del eje (fenómeno predicho por Einstein a principios del siglo XIX). El feliz resultado es el rayo láser. La discusión, entonces, se centra en quién gobierna el proceso. Existe una ley general que favorece la organización del sistema para cumplir con un fin. Así, los espejos, la radiación que se acumula en el eje de la lámpara, son entes externos e internos que se retroalimentan mutuamente en un sistema que se suele decir se autoorganiza para producir luz láser.

Finalmente, la fórmula de éxito que no se debe dejar de mencionar es aquella que llevó al Homo Sapiens a imponerse sobre todas las demás especies. Aunque el sapiens no era el más grande, ni el más rápido, ni el más fuerte, desarrollar la habilidad de cooperar y usar la imaginación para contar historias fueron estrategias básicas para alcanzar el éxito. Por ejemplo, ante una tragedia natural, la colaboración surge y se concreta para alcanzar el éxito. Sin embargo, esta se limita cuando es entre dos individuos, reduciendo el éxito sustancialmente. Requerimos, entonces, re imaginar historias que nos conduzcan a autoorganizarnos hacia un mejor camino del que estamos transitando.