¿Cumplen los nuevos libros de texto gratuitos con criterios de inclusión, justicia social y accesibilidad?
12/10/2023
Autor: Dr. Rodolfo Cruz Vadillo
Cargo: Profesor Investigador de la Facultad de Educación

La queja de algunos sectores ha sido la ausencia de discusión y participación sobre los materiales educativos. Siendo congruentes con la perspectiva epistemológica y teórica desde la cual se ha emplazado la Nueva Escuela Mexicana (NEM), el asunto educativo no solo puede ser una cuestión de “especialistas”, los cuales, “diseñan programas, planes y propuestas educativas alejadas de las realidades”. Es así como, para poder construir una educación “para todos”, se requiere la participación en igualdad de esos “todos”.

En este marco, consideramos que ni todos los materiales representan retrocesos, no son útiles, por lo que hay que desaparecerlos sin que quede rastro alguno, pero, tampoco que no deben realizarse una serie de mejoras importantes que a continuación señalamos:

Es necesario revisar las condiciones de accesibilidad con las que cuentan los materiales. Hay colores que, aunque son atractivos a la vista, pues incluso nos representan como mexicanos (por ejemplo, el rosa, el verde), no poseen el contraste necesario para que una persona que tenga comprometida su visión pueda acceder al contenido de estos. La idea de partir de un diseño universal es que los mismos materiales, en la medida de lo posible, logren ser utilizados por todos los estudiantes sin importar condición alguna. Lo anterior invita a priorizar, no por un elemento estético donde ilustraciones y letras se tornan atractivas a la vista, sino en que un amplio número de estudiantes pueda tener acceso al contenido.

Si bien, los materiales son congruentes metodológicamente con la propuesta curricular, la cual se basa en el trabajo por proyectos sociocríticos, es necesario enriquecer curricularmente los espacios educativos. Lo anterior implica la existencia de otros recursos que no solo se limiten a facilitar la construcción de proyectos para los profesores y profesoras, sino también el acceso a información. Cabe señalar que, en este punto, los LTG adolecen de la ampliación de información “accesible” para cualquier estudiante. Hay materiales que abordan contenidos específicos y que traen un código para acceder a más información por medio de la internet. No obstante, para poder realizar esta actividad se requiere mínimo, un teléfono inteligente y conectividad. Pensamos que esto es un problema de justicia, pues no todos los estudiantes están en zonas urbanas y tampoco tienen dispositivos y conectividad, por lo que puede verse obstaculizado su acceso a más información.

En este mismo sentido, es necesario pensar en materiales de consulta, de ejercicios, de trabajo, que no sólo respondan a los proyectos realizados y propuestos en los LTG. La propuesta metodológica basada en la interdisciplinariedad es plausible, pues permite a los estudiantes observar de forma holística las problemáticas y fenómenos y, en consecuencia, hacerse una idea global, no parcializada de los mismos. Sin embargo, esto no quiere decir, en sentido estricto, que no habrá espacios donde se requieran otras formas de interacción y estrategias pedagógicas que soliciten ampliar las explicaciones y contar con una serie de ejercicios que permitan profundizar en determinadas temáticas que puedan considerarse de interés. Si pensamos en los contextos más vulnerables, los profesores demandan materiales que, posiblemente no los tienen las familias, por lo que se corre el riesgo que quede a cargo de ellos el conseguirlos, lo cual, en muchos casos, representa otro gasto que sale directamente de los recursos personales. Esto también es un tema de equidad, pues seguramente la creatividad de los profesores permita que, siendo solo un recurso el LTG, puedan enriquecer su práctica con otros materiales, lo cual no plantea un problema directo en la calidad o excelencia de los procesos, sin embargo, no es de todo claro que esto pueda replicarse en escenarios marcados por la desigualdad. Posiblemente ya estén pensados esos otros recursos, sin embargo, a semanas de inicio del nuevo ciclo escolar, es preocupante que no estén listos y, sobre todo, que los profesores no hayan tenido la oportunidad de familiarizarse con ellos.