Por una cultura de la investigación – Parte 1: “El perro que no ladró”
10/04/2024
Autor: Dra. Livia Bastos Andrade
Cargo: Profesora de La Facultad de Filosofía y Teología

El año pasado, en ocasión de un importante aniversario, empecé una investigación preliminar sobre qué es lo que los estudiantes valoran en una universidad. ¿Por qué elegiste esta universidad y no otra? Así inicié una breve encuesta oral entre los nuestros, es decir, fui sosteniendo aquí y allí una plática informal con jóvenes que son parte de nuestra comunidad académica. Confieso que lo que les presento acá, lo hago con cierta timidez, pues son apenas algunos resultados aproximativos de una investigación informal e improvisada. Tomémoslo así, como algo provisorio, limitado, que, de todas maneras, necesita de una mayor profundización y, sobre todo, requiere un otro tipo de diseño que lo transforme en un estudio desarrollado “tal como se debe”, es decir, con rigor y a mayor escala. Sin embargo, lo que emerge puede ser útil como un punto de partida para el tema que nos ocupa en esta ocasión. Tal vez tengamos “un botón para muestra” o “unos cuantos botones para muestra”.

Una buena parte de mis entrevistados contestaron que, cuando ellos aún estaban en la Prepa, buscaban una universidad que estuviera “bien posicionada”, es decir, que estuviera “entre aquellas que cuentan” en el país y les “abriera las puertas para el mercado de trabajo” a través de sus “conexiones institucionales”. En segundo lugar, buscaban una universidad que ellos “pudieran pagar”, de lo contrario, la institución en cuestión “quedaría fuera” de su abanico de opciones. Finalmente, hubo quienes contestaron que buscaban una “buena formación” para sus carreras profesionales.

A los lectores que se estarán preguntando “¿pero qué es una ‘cultura de la investigación’?, ¿cuál es el importante aniversario que se menciona al inicio? y ¿qué tiene que ver la cultura de la investigación con esta encuesta informal?”, les pido que esperen un poquito que allá vamos a llegar. 

Como “spoiler”, les menciono desde ya que, para conocer lo que es una “cultura de la investigación” ocurre ponerse en los “paños del investigador”, es decir, desentrañar cómo piensa, cómo siente y cómo actúa este profesional que tiene alguna semejanza (y alguna diferencia) con sus pares que vemos actuar en las series de investigación criminal (i.e., no todos buscamos ladrones y asesinos, pero todos queremos respuestas consistentes o irrebatibles).

Puesto que un investigador en el ejercicio de sus funciones está siempre dispuesto a “entender mejor” y a “explicar” lo que tiene “frente a los ojos”, decidí hacer a mis entrevistados una segunda pregunta. Quería “entrar en su mundo” y “darles voz”, para tratar así de comprender sus puntos de vista. Seguí indagando: Si en un primer momento, es decir, antes de que entraras a la universidad, estabas buscando una institución “bien posicionada” y “que pudieras pagar”, luego, en un segundo momento, es decir, cuando ya estabas cursando tu carrera, ¿qué fue lo que te hizo seguir adelante? Las respuestas son interesantes, pero antes de abordarlas, presentaré algunos comentarios que son igualmente interesantes por los datos contextuales que arrojan. Algunos dijeron que entrar en la universidad había sido: “como entrar en una serie de Netflix o HBO”; “empezar a hacer parte de un mundo con lo cual antes habían soñado”; “algo así como ir por lo tuyo”; “abrir tus alas y volar” e, incluso, algunos mencionaron el ingreso a la universidad como “el punto máximo” de sus vidas hasta ahora. Sin embargo, mencionaron que luego vinieron las decepciones… por ejemplo: “aquella materia en que nunca vas a tener un diez por más que estudies” o el darse cuenta de que “en el mundo universitario también hay problemas” y que “tus problemas personales y familiares no desaparecen porque entras a la universidad, siguen ahí”; “no todas las personas del salón van a ser tus amigos”; “hay colegas que se van a destacar más que uno”; además, “hay días buenos y malos”. En síntesis: “se va adelante, pero no todo el recorrido es hacia arriba”, “no todo es glamour y bienestar”, también saltan a la luz los límites de uno mismo, de los demás, en el aprendizaje, en la comprensión de temas, etc. Hay altibajos, variaciones en el estado de ánimo, idas y venidas en los resultados académicos y en las relaciones personales. Pero entonces y con mayor razón: ¿qué te hizo seguir adelante?  O ¿qué te ha ayudado a avanzar? Hubo quienes refirieron que un motor potente había sido el “sentir o constatar que ellos sí estaban aprendiendo” y/o el “sentir que estaban creciendo”, aun cuando la carrera (y la vida) les estuviera resultando más difícil de lo que habían imaginado: “uno se da cuenta de que aprende en las clases y se va transformando poco a poco en el profesional que quiere ser”. Otros dijeron que les fue (y sigue siendo) de mucha ayuda el “sentirse acompañados y desafiados a crecer por sus profesores”, pues “es diferente cuando los profesores apuestan por uno”. Hubo también quienes mencionaron como algo fundamental: “el apoyo de la familia”, el “llevarse bien con los colegas y amigos”, el “buen clima de la U” y el querer graduarse con los de su clase, “el no quedar atrás”. 

A este punto, algunas mentes investigadoras, probablemente, dirán… “muy entretenido el texto, pero ¿qué hay de la ‘cultura de la investigación’ anunciada en el título?”. Hasta ahora estuvimos hablando del tema a partir de la actividad investigadora. Y vamos a seguir un poquito más por este camino. Para ello, quisiera hacer una analogía, mencionando al famoso episodio de Sherlock Holmes en Estrella de Plata, en el que él identifica al ladrón por una ausencia: “Si el perro no ladró aquella noche es porque conocía al ladrón que robó el caballo”, concluyó Sherlock. El caso es emblemático pues aquí emerge otro rasgo del investigador: el investigador mira lo que hay por delante y también lo que era supuesto haber, pero no lo hay. Y lo hace para tratar de descifrar el significado de esta ausencia. En la segunda parte de esta reflexión, haremos la aplicación de este ejemplo al tema que nos ocupa: la “cultura de la investigación” y les compartiré qué importante aniversario sirvió de inspiración para empezar esta pequeña encuesta. Por último, aunque no por ello menos importante, muchas gracias a las personas que con sus respuestas aportaron a este estudio premilinar.