El camino de un socialismo que no fue socialismo
12/06/2024
Autor: Dr. David Sánchez Sánchez
Cargo: Director de la Facultad de Humanidades UPAEP

Hoy en TUHISTORIA UPAEP viajamos a un tiempo donde, habiendo sido derrotados en la Primera Guerra Mundial, el territorio actual de Alemania entró en una crisis económica, con pocos empleos, con una fuerte crisis política... Surgió el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP) cuyo texto ideológico fue el Mein Kampf (Mi lucha) de Adolf Hitler. Su crítica frontal al gobierno se centró en el tema económico y en la corrupción. Su estrategia funcionó y fueron sumando votos en diferentes elecciones hasta eclipsar a los alemanes conservadores, unificando el movimiento con un líder fuerte que atrajo incluso a aquellos que no solían votar. Dio igual si pertenecían a cualquier sector de la sociedad y a cualquier creencia espiritual. Viendo ese liderazgo, los conservadores también fallaron en creer que ese nuevo líder (en una propuesta de acción conjunta) pudiera ser utilizado para sus propios propósitos. El 30 de enero de 1933, Hitler llegó al gobierno de forma legítima pero sin tener plenos poderes. Los nazis celebraron la revolución nacional y se produjo el incendio en el edificio del parlamento, Reichstag. Desde entonces se estableció la Ley del Poder y todo opositor fue considerado fuera de la ley. El estado democrático fue cancelado iniciándose así la dictadura nazi. La Gleichschaltung (Asimilación) creó una limpieza de todo aquello que no coincidía con el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes. Se socavó la democracia dándole pinceladas y apariencias de legalidad. En aquel año de 1933, se podían ver en Alemania grandes pancartas que decían "Un pueblo, un líder, un sí". Se considera que 16 millones de personas murieron por acciones del gobierno nacional socialista de Hitler.

Llegó un momento en que Rusia se encontró entre dos tendencias; Lev Troysky apoyó la revolución permanente mientras que Joseph Stalin prefirió el lema del "socialismo en un solo país". Tras el ofrecimiento en 1936 de Lázaro Cárdenas de conceder asilo político a Troysky en México y su posterior asesinato orquestado por su rival Stalin; se impuso Stalin bajo las directrices de una doble ética basada en el proletariado (los trabajadores) y la revolución. Se desmarcó incluso de sus bases ideológicas del marxismo leninista para configurar un totalitarismo socialista beneficiado de su parte de victoria en la II Guerra Mundial. Se estima que 40 millones de personas murieron bajo acciones del gobierno socialista de Stalin.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) fue fundado por Pablo Iglesias Posse (de ideología marxista) en mayo de 1879, siendo uno de los primeros partidos obreros de Europa. El marxismo y el socialismo intentaron unificar a la clase trabajadora, años después llegó la Rerum novarum (5 de mayo de 1891) de León XIII. El anarquismo tuvo también una importante fuerza entre la clase trabajadora del momento. Se creó un sindicato vinculado al PSOE, la UGT (Unión General de los Trabajadores). La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) fue colaboradora del PSOE y a su vez el PSOE apoyó a la Segunda República española que se instauró el 14 de abril de 1931. En la II República, en su segundo bienio de gobierno, se produjo la Revolución de 1934 que fue reprimida por el gobierno republicano mediante el mandato al ejército de eliminar las protestas de los trabajadores de Asturias. Al estallar la Guerra Civil, la división del Frente Popular conformado por socialistas, anarcosindicalistas, comunistas libertarios, marxistas... minó desde dentro la propia Revolución Social de 1936, que terminó siendo derrotada en el conflicto armado. Más de 600.000 personas murieron en dicha Guerra Civil.

Mao Tse-Tung proclamó la República Popular de China el 1 de octubre de 1949. El enfrentamiento entre dos bloques ideológicos, los comunistas del Partido Comunista Chino (PCCh) liderados por Mao y los nacionalistas del Kuomintang (KMT) encabezados por Chiang Kai-Shek,  terminó por el dominio del primero. La crisis económica, la alta desigualdad entre ricos y pobres, entre hombres y mujeres... hizo que Mao generara una estrategia que no solo borrara de un plumazo a sus rivales nacionalistas, sino también a cualquier amenaza dentro de su propio partido. Se forjó años atrás en la Larga Marcha y en el Ejército Popular de Liberación. Con el apoyo stalinista de Moscú, bajo directrices comunistas, se convirtió en un indiscutible líder absoluto. Desde su victoria, Mao, abandonó las bases idealistas de su juventud, su espíritu de diálogo y su compromiso de abrirse a propuestas, para convertirse cada vez más en una persona dictatorial y autoritaria ante tanta concentración de poder. En un primer momento China creció y mejoró, pero entre 1958 y 1962 se estima que murieron 45 millones de chinos fruto de la mayor hambruna de la historia mundial, la violencia y la persecución política. Desde 1966 llegó la Revolución Cultural que se creó para que nadie se desviara del camino comunista bajo serias medidas de corrección y obligación. El ateísmo impulsado por el Estado y el propio comunismo, terminaron por ser dos imposiciones formales de las que nadie pudo discrepar.

Hugo Rafael Chávez Frías ganó las elecciones presidenciales en Venezuela el 6 de diciembre de 1998. A su favor estaban los imperativos de denunciar la desigualdad y la corrupción. En el pasado había encabezado un fallido golpe de estado por el que fue encarcelado y luego indultado. La justicia social, la regeneración de la política y la refundación de la República fueron sus promesas de gobierno. Hasta entonces el gobierno entrante culpaba al anterior de todos los males. Arrasó en las urnas con su carisma bolivariano cuando el pueblo ya no creía en los partidos políticos tradicionales. Desde el 2013, Venezuela entró en una de las mayores crisis económicas de la Historia según el Fondo Monetario Internacional con una  hiperinflación que superó el 1.000.000%.

Daniel Ortega preside el gobierno de Nicaragua desde hace más de 29 años. La revolución sandinista optó por su perfil bajo frente a candidatos más fuertes hasta que, llegado al poder fue apartando a todo posible rival incluso en su cercanía ideológica y política. Con un ideal socialista, fue incrementando su poder debilitando el Estado de Derecho como estableció la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). De igual forma la Organización de Estados Americanos (OEA), solicitó el establecimiento de elecciones libres, democráticas y transparentes. Sus bases marxistas de juventud han sido relegadas por un neoliberalismo que intelectualmente rechaza. Desde 2018 el Producto Interior Bruto (PIB) no ha parado de caer en Nicaragua empobreciendo a su población.

Seguramente, muchos de nuestros lectores pueden tener en la mente a otros países y territorios donde el socialismo impactó hasta cuestionar la pervivencia y lealtad de sus propias bases intelectuales. 

¿Qué es realmente el socialismo? El término socialismo en origen “designaba al conjunto de doctrinas que consideraban al capitalismo como injusto e ineficaz, proponiendo una nueva organización social basada en la solidaridad y el igualitarismo; sus principios se oponían al individualismo y competencia propios del capitalismo”. El 13 de febrero de 1831 en Le Globe (periódico liberal de Pierre-Henri Leroux, pensador participante de la Revolución Francesa) surgió el término socialismo. Con dicho término se designaron las teorías de Saint-Simon y la oposición al individualismo teniendo al principio un sentido peyorativo por una planificación abusiva de la sociedad. En la década de 1830 el término fue usado por Pierre Leroux y Jean Reynaud en la Nouvelle Encyclopédie. Pasó a usarse “para incluir un número de grupos que aspiraban a alguna clase de orden social nuevo, basado en una concepción económica social de los derechos humanos”. Cambió así a ser considerado un término de manera positiva para designar el ideal de una sociedad que debía reconciliar los imperativos de libertad y de igualdad (socialismo republicano), pero que rechazó la conformación de agrupaciones o partidos socialistas, ya que, según ellos, asociarse políticamente implica dar a entender que se quieren imponer las ideas por la fuerza y no por la concienciación. Surgió a su vez un matiz diferenciado, el socialismo utópico. Dicho término se creó con doctrinas de imposible aplicación y desconocimiento de la realidad social presentando una sociedad idealizada. El adjetivo de utópico fue propuesto por Friedrich Engels en su obra “Del socialismo utópico al socialismo científico”, para distinguir la cualidad moral de la primera generación de socialistas, de la cualidad científica que defendían él y Karl Marx en sus trabajos.

En estas primeras concepciones del socialismo no tenían cabida ni el proletariado ni la lucha de clases entre éste y la clase capitalista. “El socialismo, en sus primeros tiempos, y tal como entonces se entendía esta palabra, desde luego no fue una doctrina de lucha de clases entre el capital y el trabajo” (Cole, 1980). En 1841, en Gran Bretaña, Robert Owen publicó un folleto titulado “What is Socialism?” que divulgó el uso del término.

A lo largo de las décadas el término socialista fue siendo vinculado en exclusividad a las políticas de izquierdas, mientras que la derecha fraguó el término de popular al verse relegado sin desearlo de dicha filiación filológica de lo social. ¿Acaso todos no eran por entonces socialistas o todos aspiraron a una política social? Tampoco debemos olvidar que en el origen del liberalismo económico que defendió que la producción debe estar sujeta al libre juego de la oferta y la demanda, la libre iniciativa y la propiedad privada (Adam Smith, John Stuart Mill…) vinculado al origen del liberalismo político entendido como la igualdad de los hombres ante la ley, igualdad de acción de pensamiento, la soberanía que reside en la Nación, el derecho al voto y establecimiento de una Constitución; si olvidaron por tanto que el liberalismo económico y el político debieron atender al humanismo, los puntos de fractura social tendieron a perjudicar unas veces al obrero frente a empresarios abusivos, y por otro lado, a perjudicar a los empresarios ante obreros abusivos que obtuvieron también un beneficio deshonesto apoyados por una legislación de un Estado totalitario camuflado de socialista, pero camaleónico según los intereses de su élite de gobierno.

Hemos recorrido al inicio del presente texto algunos de esos momentos de la historia donde el socialismo perdió sus propias bases intelectuales de origen para convertirse en un socialismo utópico, irreal, imposible de aplicar en sus bases sociales por la falta de equilibrio, diálogo, conocimiento y humanismo. En esos momentos, la élite gobernante terminó por empobrecer a su propia sociedad y a quebrar su tejido social hasta alejarlo de la paz, pues sus buenas intenciones iniciales terminaron por ser mera utopía.

Es por ello que aconsejamos la lectura de obras como la Utopía (Tomás Moro), El Capital (Karl Marx), la Rerum novarum (León XIII), Book of the New Moral World (Robert Owen), De Republica (Cicerón)… Incluso podemos analizar críticamente y de forma detallada el documental “Socialismo, el paraíso terrenal”.

https://www.youtube.com/watch?v=X9iHuVO8ZhE&t=2372s

Si hablamos de amplia perspectiva histórica, el socialismo, el socialismo utópico, el socialismo científico, el socialismo del s.XXI… quizás han pedido hasta la fecha toda oportunidad de haber triunfado como sus propias bases intelectuales han soñado. ¿El motivo? Desde la base económica la respuesta puede estar en Francisco de Vitoria (fraile dominico castellano, 1483​-1546):

“Si los bienes se poseyeran en común serían los hombres malvados e incluso los avaros y ladrones quienes más se beneficiarían. Sacarían más y pondrían menos en el granero de la comunidad”.

Desde la base del pensamiento, desde la visión cristiana, la respuesta puede estar en Antonio Caso (1955):

“Nuestro siglo –nos dice– es codicioso, rencoroso, arbitrario, sanguinario, perverso. Pero todos los siglos lo han sido también. [...] Progresamos en otros órdenes [...] más no como sujetos de moralidad. Hoy hay tan pocos santos como siempre. Hoy hay tantos malvados como siempre. [...] Nuestra ciencia y nuestra industria realizaron progresos estupendos. [...] Ayer, nuestros abuelos cabalgaban sobre caballos y mulos; nuestros padres cabalgaron sobre el vapor aprisionado sabiamente en las calderas de las locomotoras; nosotros cabalgamos sobre la electricidad domesticada en los aeroplanos; nuestros hijos o nuestros nietos cabalgarán sobre un rayo de sol de estrella a estrella; y, a pesar de tantas conquistas industriales y científicas, Caín seguirá degollando a Abel, y Jesucristo implorará desde su cruz vacía el ánimo de seguirlo heroicamente, desdeñando las variedades de la codicia y la farsa para ocupar un sitio, siquiera fuere pequeño y apartado, en las laderas sacrosantas del Gólgota”.  Sigamos la lucha.